Encuentro de Bariloche de UNASUR: Quedaron demostradas las limitaciones insalvables del nacionalismo de contenido burgués

Por Gustavo Gamboa

A fines de agosto se reunió en Bariloche la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), con la presencia directa de los propios presidentes de los países de la región. ¿El motivo? la creciente presencia yankee en Colombia, con bases que acreditan la última palabra de la tecnología aplicada a la guerra.

Con la excusa del narcoterrorismo, el Imperialismo (asociado al régimen reaccionario de Uribe) ha establecido un poderosa cabecera de playa en el epicentro de la conflictiva región andina.

Lejos de aprobarse condena alguna a este hecho, el encuentro fue una tribuna para que Uribe justificara su armamentismo y guerrerismo antiobrero y antipopular.

La batuta del encuentro la manejaron Lula y Cristina, quienes, junto con Alan García (Presidente del Perú aliado al líder colombiano), neutralizaron al “ala izquierda” del encuentro: Chávez, Evo Morales y Rafael Correa. Este último presentó la moción de convocar a su par norteamericano Barack Obama a una reunión. Fue respaldada por los presidentes de la Argentina, Brasil y Venezuela, pero objetada por Uribe, y quedó finalmente fuera del documento. Sí se incluyó un apartado en el que los jefes de Estado reafirmaron su "compromiso de fortalecer la lucha y cooperación contra el terrorismo y la delincuencia transnacional organizada y sus delitos conexos: el narcotráfico, el tráfico de armas pequeñas y ligeras" y rechazaron "la presencia o acción de grupos armados al margen de la ley".

El nacionalismo de contenido burgués expresa (tanto en el plano económico como político) a la clase social de los países capitalistas atrasados, cuya relación con el mercado mundial es de sometimiento al Imperialismo (cualquiera fuera la variante de éste).  Todos los países de América Latina tienen esta clase, con diferentes grados de aspiraciones, de acuerdo al desarrollo capitalista, a la relación con la clase obrera y el campesinado, y finalmente, a los lazos establecidos con el Imperialismo.

Es evidente que Colombia y Perú expresan la derecha de la burguesía nacional, como Menem en su momento en la Argentina. Sus gobernantes apuestan a una suerte de “relaciones carnales” con el amo yankee.

Pero la “izquierda” del nacionalismo burgués, que puede enfrentarse incluso en el plano armado contra el Imperialismo (Venezuela, Bolivia, Ecuador), no conciben su “antimperialismo” en términos de lucha de clases contra la propia burguesía que los sostiene como gobiernos, sino pactando permanentemente con ella, reprimiendo a la clase obrera, y maniobrando con el campesinado.

En el plano internacional, lejos están del internacionalismo proletario, sino en actuar como factores de presión sobre las propias “alas progresivas” del Imperialismo. La moción de Correa lo desnuda de cuerpo entero.

También intentan formar bloques con las fracciones del nacionalismo burgués más poderosas, que políticamente representan a clases sociales más fuertes (Brasil, Chile, y la propia Argentina), lo que determina su juego bonapartista, de arbitraje permanente entre las diferentes fracciones de su propia burguesía, el proletariado, y las demás capas explotadas de la ciudad y del campo.

Quienes en nombre del marxismo, del socialismo, e incluso del trotskysmo apologizan a la izquierda del nacionalismo burgués, reniegan de la lucha por la independencia política de la clase obrera.

A partir de esa independencia, es totalmente correcta la táctica del frente único antimperialista, cuya dinámica de aplicación depende de la relación de fuerzas en concreto en cada país, en cada región, en cada circunstancia.

El sentido de esta táctica no es potenciar la autoridad ante las masas de los Chávez, Evo, o Correa, sino bien por el contrario, movilizar unitariamente a sus bases ante la frustración que significan sus pretendidas “revoluciones” a mitad de camino.