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Marcha campesina frente a Casa Presidencial en Guatemala.

A TREINTA AÑOS DEL NACIMIENTO DEL COMITÉ DE UNIDAD CAMPESINA - CUC -

Las y los indígenas y ladinos pobres que venimos en esta marcha y los que estamos organizados en el Comité de Unidad Campesina – CUC –, al llegar a 30 años de organización, lucha, resistencia y victorias, dirigimos nuestro saludo, reconocimiento y respeto a las hermanas y hermanos de las organizaciones indígenas, campesinas, sindicalistas, de pobladores, de trabajadores y trabajadoras, de estudiantes, jóvenes y demás organizaciones populares que junto a nosotras y nosotros libran luchas permanentes por un futuro luminoso y una vida con Justicia Social. Asimismo, enviamos nuestro saludo a quienes nos han acompañado durante años, a los hermanos y hermanas de la solidaridad nacional e internacional.

En esta ocasión, nuestro mensaje va dirigido a las mujeres y hombres, niños y niñas, adultos, ancianos y ancianas que con su sudor, esfuerzo y trabajo producimos la riqueza de este país. No nos dirigimos a los gobernantes, diputados, jueces, politiqueros o empresarios que nunca tienen oídos para escuchar nuestra voz y se voltean a vernos sólo cuando quieren conseguir algo de nosotras y nosotros. Nos dirigimos a todas y todos ustedes que son como nosotros: trabajadores y trabajadoras que cada día buscan cómo sobrevivir y que no son escuchados por los poderosos. Nos dirigimos a nuestros hermanos y hermanas de las cuatro esquinas de Guatemala.

En este treinta aniversario, rendimos homenaje a la heroica resistencia de nuestros abuelos y abuelas como Tecum Umam, Kaji’ Imox, Kaibil Balam, Copán Calel y otros que lucharon en contra del invasor extranjero para defender nuestra Madre Naturaleza, tierras y territorio; a los que dieron su vida en las luchas y levantamientos que generación tras generación se libraron en contra de la opresión de autoridades españolas y criollas y sus descendientes. Asimismo, rendimos homenaje al ejemplo combativo de las y los cientos de miles de indígenas y no indígenas, hombres y mujeres de distintas edades como Turcios Lima, Fidel Raxcacoj, mejor conocido como Socorro Sical, Clemencia y Nora Paíz Cárcamo, Rolando Morán, Gaspar Ilom y los miles de hermanos y hermanas que tomaron el camino de la guerra popular librada durante 36 años en Guatemala, tomando las armas, apoyando la lucha guerrillera de muchas maneras o participando activamente en las luchas de las organizaciones populares y que dieron su vida para cambiar el país Ellos y ellas nos enseñaron el camino, sus huellas jamás se borrarán.

Esta lucha histórica ha tenido varios momentos en las que el poder de los grandes ricos nacionales y extranjeros se ha visto afectado: durante los levantamientos indígenas como el de Atanasio Tzul y otros cientos más; durante la Revolución del 44 al 54 cuando se realizó la primera Reforma Agraria que después fue anulada por los gobernantes pagados por los gringos que quitaron del poder a Jacobo Arbenz Guzmán y también con el gran levantamiento de pueblos y comunidades que se desarrolló con la Guerra Popular Revolucionaria y que finalizó con la firma de los Acuerdos de Paz.

Desde la invasión española hasta nuestros días, la historia ha estado llena de la intervención de gobiernos y empresas extranjeras. Los saqueadores de ahora son los mismos del pasado pero ahora se llaman Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional o empresas mineras, petroleras y otras que hoy buscan apropiarse de la Madre Naturaleza. Son organismos internacionales y empresas, descendientes de los antiguos saqueadores de nuestra territorio; son los responsables de dictar las políticas que siguen los distintos gobiernos, como el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea que hoy se está discutiendo en El Salvador y que, a pesar de su nombre, no es más que otro acuerdo comercial que pretende abrirle mucho más las puertas de nuestro país a las empresas europeas para que se adueñen de nuestros recursos naturales. Esas medidas únicamente aumentan la pobreza, la desigualdad y la injusticia.

Es por estas injusticias que nuestra organización ha luchado a lo largo de 30 años, dando distintos aportes. Primero, abriendo una nueva forma de organización y lucha que permitió encauzar las inquietudes y demandas de cientos de comunidades indígenas y campesinas que vieron en el CUC el medio más adecuado para llevar las luchas desde lo comunitario a lo nacional. Cuando la represión aumentó, con la política de masacres y tierra arrasada y no quedaba otro camino que trasladarse a la lucha armada, cientos de dirigentes, cuadros y activistas del CUC se sumaron a las filas guerrilleras; otras y otros, se trasladaron fuera de Guatemala, donde fuimos una voz que a nivel internacional denunció la represión en contra del Pueblo de Guatemala.

Para mediados de los años ochenta, junto a otras organizaciones volvimos a abrir el camino de la organización popular, reactivando la organización campesina en fincas, caseríos y aldeas, lo que más adelante nos permitió coordinarnos con otras organizaciones campesinas y constituir la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas – CNOC -. Con el inicio del diálogo entre el gobierno y la URNG hicimos nuestro aporte planteando la democratización de la propiedad, uso y tenencia de la tierra. Dentro de CNOC desarrollamos diversas propuestas y dimos nuestro aporte en el tema de Desarrollo Rural, Reforma Agraria y Soberanía Alimentaria, entre otros.

Ahora, a partir del año 2005, hemos venido planteando que se ha dado un cambio fundamental en el contexto nacional, a partir de que los nuevos y viejos ricos sólo han usado los Acuerdos de Paz como discurso, mientras impulsan una agenda de tratados comerciales y entrega de las riquezas de la Madre Naturaleza a las empresas nacionales y extranjeras; eso nos obliga a que las organizaciones populares y sociales revisemos nuestra estrategia y la adecuemos a las nuevas condiciones.

Ahora hemos planteado y seguiremos planteando que nuestras comunidades y territorios se ven amenazadas con la explotación minera y petrolera, la construcción de megaproyectos y proyectos turísticos, la expansión de los monocultivos como la caña de azúcar o la palma africana y la apropiación de las riquezas naturales, que por generaciones hemos cuidado. Estas empresas están desarrollando un nuevo despojo organizado y ejecutado por terratenientes y empresarios nacionales y transnacionales, con la complicidad de funcionarios gubernamentales.

Después de doce años de atrasos e incumplimientos de los Acuerdos de Paz, los ricachones han sepultado este camino debajo de la creación de nuevas leyes o modificando las que ya existen y el impulso de medidas gubernamentales para garantizar los intereses de empresarios nacionales y extranjeros. Los diputados aprueban leyes que benefician a estos mismos intereses; los juzgados, la policía y el ejército persiguen a quien lucha por su derecho y defiende el territorio, mientras a los banqueros que se han robado millones, los narcotraficantes y los responsables de masacres, los dejan andar libremente y no hacen nada para capturarlos.

Todo el Estado guatemalteco está construido para dominar y garantizar el nuevo despojo que está en marcha. De este Estado que nos oprime y exprime, las comunidades indígenas y campesinas no podemos ni debemos esperar nada porque defiende la riqueza que en Guatemala se ha construido sobre las hombres de indígenas y campesinas a lo largo de quinientos años de injusticias, despojos de tierras y trabajo mal pagado

Por estas razones, al cumplirse 30 años de lucha combativa el Comité de Unidad Campesina llama a los hombres y mujeres que formamos el Pueblo de Guatemala a recorrer un camino distinto para construir nuestro futuro. Este camino debemos hacerlo desde los pobres, los marginados, oprimidos y explotados que somos la mayoría del país pero que hoy estamos dispersos. Es necesario refundar el movimiento popular; retomando y desarrollando nuestras ideas a partir de una visión común de la realidad, que sea critica y complementaria, superando la sectorización y construyendo una fuerza basados en que una es nuestra raíz y una es nuestra lucha.

Ninguna solución vendrá de los funcionarios de gobierno, finqueros, las empresas transnacionales o políticos de derecha porque ellos responden a las demandas indígenas y campesinas y del Pueblo en general, con el desprecio, la criminalización de la protesta social, las acusaciones de terrorismo, las campañas y persecución en contra de líderes populares o la utilización de mesas de diálogo como mecanismo para ganar tiempo o desactivar las protestas.

Desde los Pueblos Indígenas fuente de rebelión y resistencia; desde abajo donde se encuentra el Pueblo; desde la izquierda que es donde estamos las y los que luchamos por arrancar de raíz la injusticia y el sistema explotador nos corresponde ir acumulando fuerzas, defendiendo el territorio, haciendo crecer y coordinarse a nuestras organizaciones, construyendo formas de poder popular en donde los excluidos de siempre, los pueblos indígenas, las mujeres, las y los jóvenes seamos quienes decidamos qué es lo que se debe hacer, ya que sólo basado en la lucha y organización del Pueblo, podrá triunfar una verdadera alternativa electoral.

Es el tiempo de que todas y todos nos levantemos, que ninguno se quede atrás de los demás; es tiempo de fortalecer nuestra Resistencia, retomar nuestras medidas de autodefensa, incrementar las luchas, mejorar la coordinación y la unidad e ir pasando la Resistencia a la construcción de un Poder Popular, para que Amanezca y que llegue la Aurora.

Viva los Héroes y Mártires del Pueblo de Guatemala

La Madre Tierra No se Compra Ni se Vende

Se Recupera y Se Defiende

Cabeza Clara, Corazón Solidario y Puño Combativo de las y los Trabajadores del Campo

15 de abril de 2008.