El 1 de julio de 2019 toma posesión el nuevo presidente, Laurentino “Nito” Cortizo, alcaldes, representantes y diputados de la República. Mayoritariamente del PRD. Ningún Gobierno post invasión ha concentrado tanto poder como el entrante, con mayoría en la Asamblea, con la posibilidad de nombramiento de magistrados en la Corte Suprema de Justicia e incluso ex miembros del PRD en puesto claves del aparato estatal, como en el Canal de Panamá. Tienen el control de los tres poderes del Estado y las condiciones para dominar la arena política. Lo cual se afianza con los últimos nombramientos en el aparato represivo del Estado.

El Gobierno saliente, con Juan Carlos Varela, el cual lleva diez años, primero como vicepresidente, y en el último quinquenio como presidente de la República. Estos últimos cinco años han sido caracterizados como “lánguidos”, también marcados por la corrupción igual que con el otrora Gobierno de Ricardo Martinelli. En las últimas semanas se han acelerado las compras directas y las licitaciones de forma sospechosa, tanto así que, la actual ministra de Economía renunció a escasos días de terminar su mandato.

En la transición de Gobierno la tensión empezó por la poca transparencia de las finanzas públicas. El vice presidente entrante ha señalado en reiteradas ocasiones el hueco financiero de más de mil millones de dólares. Eso, sin duda, será un déficit para el Gobierno entrante. El problema es quién pagará el déficit, ¿los pobres y sus programas de ayudas sociales o los ricos subsidiados con exoneraciones fiscales y la evasión?

Sin duda el tema de los impuestos es central, pero la pregunta debería ser ¿A quién se le tiene que subir los impuestos? Las clases sociales menos favorecidas no pueden cargar con los impuestos. Los grupos de poder económicos manipulan las leyes a su conveniencia para pagar menos impuestos, mientras generan ganancias privadas.

Cortizo también encarará otros problemas que despiertan crispación social como lo relacionado a la Caja de Seguro Social, los impuestos, subsidios y la reforma a la Constitución. En este quinquenio no se puede patear la bola hacia adelante, con respecto a la Caja de Seguro Social, esta amerita cambios profundos, donde se garantice el bienestar social, sin aumentar las cuotas ni la edad de jubilación.

La Constitución es el tema de mayor envergadura. Sobre este aspecto exigimos una nueva Constitución mediante la elección de una Asamblea Constituyente, en la cual el pueblo esté realmente representado. Repudiamos el método antidemocrático de reformar la Constitución en base a la propuesta inconsulta de la Concertación, pasada por dos períodos de la nueva Asamblea de diputados.

El Gobierno entrante se autodenominó como “El Bueno Gobierno”, sin embargo, no existe ninguna garantía que sea tal, sino todo lo contario. El PRD lleva 10 años fuera del poder. Se acomodan a las circunstancias, como, por ejemplo: nombrando a los diputados no electos en puestos como gobernadores. El PRD es igual que todos del sistema de partidos, marcados por la corrupción y el neoliberalismo como su eje rector.

Este sistema de partidos lleva 29 años operando, y fue impuesto en medio de la invasión del 20 de Diciembre de 1989. No ha cambiado nada, hacen reformas cosméticas y alianzas variopintas para mantenerse usufructuando al Estado. Otra vez inicia un nuevo Gobierno y es la oportunidad para despertar conciencia crítica. De lograrse una cohesión del movimiento social y popular, en esta coyuntura, podría encarar de forma consistente las políticas neoliberales del nuevo Gobierno.

Panamá, 29 de junio de 2019

Polo Ciudadano (PC)