Desde el Movimiento Popular Unificado (MPU) denunciamos la hipocresía del presidente Ricardo Martinelli que, en su discurso ante la Asamblea Nacional, el 2 de enero, haciendo gala de una demagogia electorera, ha pretendido presentarse como un falso Robin Hood que supuestamente le ha cargado impuestos a los “empresaurios” para dárselo a los pobres. Falso, las reformas fiscales de este gobierno se han cargado desigualmente sobre las espaldas de la clase media, los trabajadores de ingresos medios, la pequeña y mediana empresa, y han mantenido amplios sectores exonerados o con bajos impuestos de la alta clase empresarial.

El propio Decreto sobre salario mínimo emitido por Martinelli la última semana de 2011 es un mentís a su demagógico discurso. Por un lado, el aumento ha sido claramente insuficiente respecto al costo de la vida como han denunciado los dirigentes sindicales; por otro, ha sido desigual, manteniendo regiones diferenciadas para beneficio de transnacionales como la United Brands de Changuinola y las compañías mineras en Coclé y Colón. Encima Martinelli ha cometido la inmoralidad de emitir una escala de aumentos inferior para los salarios de los trabajadores de las cadenas de supermercados y de los ingenios azucareros, donde él mismo y sus allegados tienen intereses directos. Este acto raya en el delito y el abuso de poder. A todo lo cual podríamos agregar que se ha negado a decretar un aumento general de salarios, excluyendo a la mayoría de los trabajadores que ganan algo más que el mínimo, quienes han sido duramente golpeados por una inflación acumulada en 5 años que supera el 30%.

No es cierto que Martineli y su gobierno estén en conflicto con la burguesía, ya que él mismo y varios de sus ministros son “empresaurios” que descaradamente gobiernan para sus intereses, como lo muestra el Decreto de salario mínimo, en las concesiones de obras públicas para “empresas amigas”, el saqueo de las tierras nacionales como en “Juan Hombrón” y Paitilla, y los tantos escándalos de corrupción que se han descubierto.

La única interpretación posible del discurso presidencial es el de un profundo acto de cinismo por el cual se intenta: someter a los pocos medios de comunicación que no controla el círculo de poder, acallar a algunos empresarios rivales y lanzar los argumentos de campaña electorera hacia 2014 que dejan ver claramente sus intentos de perpetuarse en el poder engañando a los incautos con demagogia barata. Desde ahora advertimos que Martinelli intentará su reelección inmediata, ya sea usando las reformas constitucionales, vía referéndum, ya sea usando a la Corte Suprema de Justicia sumisa, como hizo Oscar Arias en Costa Rica.

Compañeras y compañeros, desde el Movimiento Popular Unificado (MPU) de Panamá, les enviamos a ustedes, sus familias y sus organizaciones un mensaje de optimismo hacia el futuro cercano. Optimismo basado no en un acto de fe, sino en el estudio objetivo de la realidad acompañado del trabajo sistemático y la lucha por un futuro mejor para la clase trabajadora de Panamá y el mundo. En la medida en que 2012 es un año cargado de crisis e incertidumbre para los capitalistas y el sistema imperialista internacional, debe ser mirado con optimismo por los revolucionarios de todos los países, pues esa crisis es el síntoma de la agonía de un sistema explotador y el anuncio de los cambios sociales y políticos que vendrán, y que ya se anuncian: en las revoluciones democráticas del Medio Oriente, en las luchas de los trabajadores y jóvenes europeos indignados por el saqueo de los banqueros, y de la propia clase trabajadora norteamericana que ha ocupado Wall Street para señalar a los culpables.

Panamá no escapa a esa realidad internacional porque la aparente prosperidad que el gobierno de Ricardo Martinelli y los empresarios celebran, aduciendo el crecimiento del PIB en 10% el año pasado, no es más que una burbuja artificial sostenida por el irresponsable endeudamiento del Estado panameño, que tarde o temprano se revertirá, tal y como ha pasado en muchos países europeos. El modelo económico que se ha diseñado en el Plan Quinquenal Vallarino-Martinelli, y que en realidad proviene de los gobiernos anteriores (del PRD y el Panameñismo), basado en la especulación inmobiliaria, edificios y hoteles de lujo, la apertura todavía más de nuestra economía a los capitales y mercaderías extranjeros, va debilitando crecientemente la fuentes generadoras de riqueza nacional, como lo son la industria y el sector agropecuario, haciéndonos más vulnerables y débiles a fenómenos como la crisis y la inflación. Lo peor de este tipo de economía es la creciente desigualdad social, la peor de América Latina, en la que una minoría nacional y extranjera se enriquece a costa de la miseria generalizada de nuestro pueblo.

Todo lo dicho debe reforzar el compromiso militante de las organizaciones gremiales y políticas del movimiento popular a hacer un esfuerzo mayúsculo por constituir un gran Frente Popular y Democrático, que bajo un criterio de respeto mutuo y democracia interna, nos permita presentar al país una alternativa real de cambios sociales, económicos y políticos que el momento requiere. Sólo un movimiento de estas características podrá enfrentar los desmanes antidemocráticos del gobierno de Martinelli, y los intentos de reencaucharse de los partidos oligárquicos de la falsa oposición, principalmente el PRD y el Panameñismo, que son más de lo mismo.

Panamá, 4 de enero de 2012.

Movimiento Popular Unificado