Por Sebastian Chavarria Domínguez

El pasado 15 de septiembre, en un acto de conmemoración del 199 aniversario de la independencia de Centroamérica, Daniel Ortega aprovechó la oportunidad para amenazar a la oposición con penas de “cadena perpetua”.

Ola de asaltos y asesinatos

Hasta el momento vamos llegando a 60 mujeres asesinadas, más otra enorme cantidad de personas que pierden la vida en asaltos callejeros. La reciente violación y el asesinato por degollamiento de dos hermanas menores de 12 años, en la comunidad Lisawé, municipio de Mulukukú, en la Región Autónoma del Caribe Norte (RACN), conmocionó al país entero.

Antes de incrementarse los asaltos, Ortega indulto a cerca de 25,000 reos comunes, sin explicar cual era el grado de peligrosidad en cada caso. Y como una muestra de venganza contra la oposición, mantiene de rehenes a más de 100 presos políticos, en condiciones infrahumanas y con el permanente peligro de contagio de covid. Pareciera que la liberación de estos 25,000 presos comunes era parte de un plan para agravar la inseguridad en las ciudades, y crear condiciones desesperantes para que la población termine aceptando su propuesta

Establecer cadena perpetua

En un largo y aburrido discurso, Ortega se refirió a la ola de feminicidios y asaltos violentos que ocurren en el país. Mezclando argumentos, sobre el incremento de delitos contra las personas, relacionándolos con  las protestas del año 2018, Ortega dijo lo siguiente: “(…) se sienten orgullosos cuando se reúnen con el Yankee, piden que le apliquen a Nicaragua sanciones (…) y el (yankee) les dice que busquen cómo unirse para derrocar en las elecciones al gobierno sandinista (…) Quieren seguir cometiendo asesinatos, colocar bombas, provocar destrucción más destrucción de la que ya provocaron el 2018 (…) son criminales, cobardes, se creen intocables porque se les dio amnistía, ya se les dio la oportunidad, una amnistía pero ya no habrá otra amnistía, el pueblo pedirá cuentas”,

En una amalgama de argumentos falsos, Ortega se centró mas en amenazar a la oposición, que en la ola de asaltos que sufre la población. Utilizó el argumento de que hay que establecer sanciones duras contra los “crímenes de odio”. El concepto odio se aplica a todo opositor que anhela derribar a la actual dictadura, quien luchan por la libertad y la democracia, sencillamente, según Ortega, tiene su corazón lleno de odio, pero se olvido mencionar el odio que la dictadura siente y exhala contra la resistencia popular.

Y nuevamente pasó a la carga, amenazando con penas mas duras, como la cadena perpetua: “(..) Los crímenes de odio, están siendo sancionado todas partes y Nicaragua no será la excepción, muchas familias nos has dicho y con toda razón que habría que aplicar la pena de muerte a estos criminales, nosotros tenemos un compromiso, somos parte de un convenio internacional donde estamos comprometido a no aplicar la pena de muerte en Nicaragua, pero no estamos comprometidos a aplicar cadena perpetua para los criminales”.

Aplicación de la pena de muerte

Y como si fuese un premio de consolación, se jactó que en Nicaragua no se aplica la pena de muerte. ¡!Falso!! Los grupos paramilitares, apoyados por las tropas especiales de la Policía Nacional, durante las protestas del año 2018, secuestraron y asesinaron de decenas de destacados dirigentes campesinos y populares, cuyos cadáveres no han aparecido, además de las ejecuciones que los francotiradores llevaron a cabo, y cuyas muertes suman más de 300 personas.

La dictadura aplicó la pena de muerte de manera discrecional y clandestina.

¿Golpeando la mesa?

Nos acercamos rápidamente a un desenlace de la crisis política. El periodo constitucional de Daniel Ortega y Rosario Murilo finalizará en 2021, por lo que de manera inevitable vamos a elecciones. La dictadura esta en crisis y necesitada de legitimidad y reconocimiento internacional.

Probablemente, por estos motivos, Ortega ha golpeado la mesa, amenazando con cadena perpetua para los lideres de la oposición, y con ninguna posibilidad de salida de nuestros hermanos presos políticos. Necesita infundir miedo y terror, en esta parte final del camino que inevitablemente termina en elecciones.

Las presiones nacionales e internacionales por la reforma electoral comienzan a intensificarse, por eso esta amenazando con cadena perpetua. La dictadura ya ha puesto a funcionar su maquinaria, reuniendo firmas con la petición, ordenando a sus magistrados y jueces que elaboran una propuesta sobre los crímenes de odio, y la cadena perpetua. No hay dudas que, por el momento, pueden hacer muchas cosas, por el control de la Asamblea Nacional y demás instituciones del Estado.

Mientras Ortega enseña los colmillos, la oposición ha sido incapaz de explicar al pueblo lo que pasa, cada grupo ha salido con una versión distinta. Todo este enorme ruido sobre la cadena perpetua, no debe distraernos de la tarea central del momento: luchar para liberar a nuestros hermanos presos políticos y recuperar las libertades para organizarnos y librar una lucha más efectiva contra esta dictadura criminal.