Por Diego Lynch

Tras dos meses de negociaciones entre el Gobierno, la empresa privada y los representantes de los trabajadores, el lunes doce de marzo se vence el plazo para llegar a acuerdos entre los tres sectores e implementar el nuevo salario mínimo en el país, sin embargo, estos no lograron llegar a ningún consenso, por lo que ha sido el gobierno central a través del Ministerio del Trabajo quien ha determinado cual será el monto total a incrementar.

La decisión del MITRAB

Ante la falta de consenso entre los integrantes de la Comisión Nacional de Salario Mínimo, el Ministerio del Trabajo (MITRAB) ordenó este viernes un ajuste del 10.40 por ciento a la paga mínima de nueve sectores de la economía, incluida la micro, pequeña y mediana empresa (mipyme), que en años anteriores tenía un incremento diferenciado. (La Prensa; 9 de marzo del 2018).

Este incremento al que se refieren de un diez punto cuarenta por ciento no es nada más ni nada menos que una farsa, una mentira más del Gobierno de Daniel Ortega y del Frente Sandinista para continuar engañando a los trabajadores y aparecer ellos como los defensores de sus derechos. Nuestra Legislación nacional establece que la discusión e incremento del salario mínimo deberá llevarse a cabo cada seis meses, ya que es necesario tomar en cuenta el deslizamiento de la moneda y las necesidades de la población, es ridículo que se haga cada año porque de esta manera solo logramos devaluar el salario en relación con la carestía de vida y más aún al dividir el incremento salarial en dos partes iguales, por ende el incremento es de cinco punto vente por ciento y no de diez punto cuarenta como pretenden hacerlo ver.

El incremento del salario mínimo, por decreto, es de 10.40%, dividido en dos partes: 5.20, del primero de marzo al 31 de agosto y de igual porcentaje del 1 de septiembre al 28 de febrero de 2019. (El Nuevo Diario; 9 de marzo del 2018).

¿Sera el inicio de una ruptura?

Desde que el Frente Sandinista retomo el poder en las elecciones del 2006, han pactado con la Empresa Privada y con los representantes de los trabajadores el incremento salarial, sin embargo, este año no ha sido así; pero esto no significa que el Gobierno esté a favor de los trabajadores, sino que puede ser el inicio de una ruptura debido a las inconformidades que se han dado a lo interno de las negociaciones.

Leonardo Torres, presidente del Consejo Nicaragüense de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (CONIMIPYME), señaló que el ajuste planteado por el MITRAB es “desproporcionado y no es equitativo” y lamentó que hayan pasado dos meses convenciendo a la mesa de que el ajuste había que hacerlo diferenciado y “ la ministra del Trabajo hizo oídos sordos a eso y aplicó el mismo tratamiento que le están dando a la gran empresa”… Torres adelantó que todas las cámaras de CONIMIPYME harán un reclamo generalizado, “pues hay sectores que se van a ver muy golpeados”… Dejarán claro que el planteamiento de la micro y pequeña empresa “no fue considerado y que aunque dicen que se está fomentando el crecimiento de las mipymes, son puras manifestaciones políticas, pues no lo traducen a hechos concretos”. (La Prensa; 9 de marzo del 2018).

Que se reconozca el deslizamiento de la moneda

Ante la burla del Gobierno Central y ante las molestias de la Empresa privada, siempre el perdedor es el trabajador, ya que con los ingresos no se logra cubrir ni la canasta básica ya que la carestía de vida se mira afectada por la devaluación del córdoba en relación al dólar, moneda que varía día a día en Nicaragua, por ende debemos luchar por que se cree una comisión que mes a mes revise los salarios y los modifiquen de manera que se ajusten a la realidad económica que vivimos en el país, de nada sirve continuar haciendo incrementos cada seis meses o cada año si el salario de los nicaragüenses se ve disminuido a diario a causa del deslizamiento de la moneda.

Dejemos de engañar a la población, hay que realizar un incremento salarial que iguale el salario promedio en Centroamérica y mantener una revisión constante del mismo, esto con el fin de lograr satisfacer las necesidades mínimas de los trabajadores y sus familias.