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Ante las restricciones del CSE… Que el pueblo sea el único garante!!

 

 

Magistrados del Consejo Supremo Electoral, dando a conocer los resultados preliminares de las elecciones mmunicipales

 

Por Aquiles Izaguirre

 

Desde medidos del presente año, los comicios municipales han sido la principal noticia que ha ocupado a casi todos los nicaragüenses. Desde el mes de junio, ante la reticencia del Consejo Supremo Electora (CSE) de acreditar a todas las organizaciones que pidieron refrendación para observar las elecciones, los medios de comunicación y la población en general, han discutido la importancia de la observación electoral tanto nacional como internacional. Ante todas las anomalías y acusaciones de corrupción hechas al CSE por la mayoría de la sociedad, la pregunta seria: ¿es necesario que observadores nacionales e internacionales, sean garantes de los resultados electorales, para garantizar unos comicios transparentes?

Un poco de Historia

Desde los tiempos del general Sandino estaba planteada esta pregunta, en 1927 se realizan elecciones municipales en medio de la ocupación norteamericana. En esa ocasión Sandino se opone, no solo a la realización de los comicios por la ocupación, sino porque los observadores electorales fueron los propios marines que amañadamente impusieron a sus candidatos. El general Sandino tenía razón, la participación de observadores imperiales solo garantiza los intereses de los países imperialistas. Desde ese entonces el FSLN mantendría la visión del general Sandino hasta 1990, fecha en que Daniel Ortega, acepta la participación de observadores internacionales, hasta estas votaciones municipales. Esta ves, no por una posición revolucionaria, sino preparando el camino para “ganar” a cualquier precio los comicios.

El CSE y sus observadores

Desde antes de iniciar la campaña electoral, el CSE, a través del magistrado Jose Villavicencio expresaría: “nosotros hemos estado dándole vuelta, analizando el asunto, estamos preocupados porque hay organismos que se autollaman de la sociedad civil, que hemos tenido conocimiento están manejando muchos vínculos de propaganda alrededor de determinadas opciones políticas, y eso no es observación electoral”. (La Prensa 24/10/08) Bajo esta excusa, el CSE desestimó a los observadores electorales que no eran de su conveniencia. El presidente Ortega asentiría la opinión de Villavicencio: “Tenemos que fortalecer la institucionalidad interna, la institucionalidad nacional, de tal manera que llegue el momento de que la fortaleza sea tal, que no hagan falta ni observadores nacionales, ni observadores internacionales, sino en todo caso puedan ser invitados, porque en muchos países latinoamericanos no permiten observadores” (Ídem). No hace falta mencionar, que la institucionalidad que busca Ortega esta basada en la restricción a la participación electoral de todas las opciones políticas, asimismo con los observadores que no son de su conveniencia.

Como siempre, la derecha, que no tiene como opción un sistema electoral más democrático, antes bien un sistema en el cual obtenga más cuotas de poder declararía através de Leonel Teller que el gobierno de Ortega debía: “oficialice la invitación a la Organización de Estados Americanos (OEA) para que participe como observador electoral internacional” (La Prensa 21/07/08) Claro, buscando el cobijo de un organismo que funciona bajo la egida de los Estados Unidos. A pesar del llamado de Teller a la participación de la OEA, el CSE se mantuvo renuente.

El pueblo debe ser el garante.

Como quedo demostrado en estos comicios, la ley electoral no solo es restrictiva, sino que fomenta la arbitrariedad de los partidos burgueses que dominen el CSE. Como Sandino debemos decir que no, a los observadores o garantes imperiales, pero esto no significa que debamos dejar que el garante de las elecciones sea un CSE corrupto y con intereses políticos. Los mejores observadores son las organizaciones del pueblo, como las obreras, estudiantiles y campesinas, todas ellas deben ser acreditadas como observadores electorales. Pero el fraude electoral solo se logrará, cuando los votos no sean contados en encerronas con los partidos políticos, mas bien, el conteo de los votos, en todas las elecciones, deben hacerse en publico, ante asambleas de pobladores que supervisen con sus propios ojos, que los partidos burgueses no amañaran las elecciones a su favor.