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Las fuerzas de choque del FSLN atacaron no solo la marcha opositora en León sino tambien se enfrentaron con la Policía.

 

 

Por Sebastián Chavarría Domínguez

 

En Nicaragua no hay oposición beligerante. Esta percepción ha sido confirmada en las últimas encuestas. Aunque las dos fracciones del liberalismo (seguidores de Arnoldo Alemán y de Eduardo Montealegre) se han presentado unificadas en las elecciones municipales, bajo las banderas del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), ninguna se opone al gobierno de Daniel Ortega. Ambas colaboran por omisión, es decir, por lo que dejan de hacer dentro de la Asamblea Nacional y en las calles.

No obstante, existe una agrupación todavía minoritaria, el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), que aglutina también al Movimiento por el Rescate del Sandinismo (MPRS), que intentan darle la pelea al gobierno. Definitivamente, no hay peor cuña que la del mismo palo. La repuesta del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ha sido virulenta y violenta. Recientemente, los magistrados del Consejo Supremo Electoral (CSE) despojaron al MRS y al Partido Conservador de Nicaragua (PCN) de la personalidad jurídica y, por lo tanto, no pueden competir en las elecciones municipales.

 

De ambos partidos, el verdadero objetivo a liquidar políticamente no era el momificado conservatismo sino el MRS, no por la cantidad de militantes sino porque es la única corriente sandinista que se opone frontalmente al actual gobierno del presidente Ortega, al que acusa de convertirse en una dictadura institucional. Contradictoriamente, al recuperar el gobierno y administrar el Estado burgués, el FSLN ha comenzado a sufrir una rápida erosión política que el MRS pretende capitalizar. Esta potencialidad lo convierte en blanco de los ataques del gobierno.

En este intercambio de golpe y contragolpes, dirigentes feministas del MRS resucitaron el escándalo de Zoila América Narváez contra Daniel Ortega, la cual por cierto acaba de desistir en su demanda ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organizacion de Estados Americanos (OEA). El gobierno respondió acosando al poeta Ernesto Cardenal, y así ha continuado la sórdida batalla política entre ambas corrientes que pretenden atraer a los sandinistas descontentos. La única manera de disminuir la votación histórica del FSLN, con un promedio del 40% de los votos, es que el MRS drene y agrupe esa votación descontenta. Y los sandinistas descontentos nunca votaran por una corriente diferente, liberal o conservadora. Su pasado revolucionario se los impide. Aquí reside la potencialidad y el peligro mortal del MRS.

En esta pelea, la Coordinadora Civil, una asociación de más de 300 organizaciones no gubernamentales (ONGs), cuya dirigencia milita o simpatiza con el MRS, ha jugado un papel clave al organizar las únicas marchas opositoras en todo el país, las cuales son financiadas por donantes europeos. Por esta razón, el presidente Ortega atacó duramente a las ex embajadoras Francesca Mosca y Eva Zetteberg.

El ataque de fuerzas de choque del FSLN contra la marcha en la ciudad de León, el pasado 20 de septiembre, organizada por la Coordinadora Civil, es el punto más álgido de esta lucha política entre facciones sandinistas, pero trasciende mas allá por que encierra un violento ataque del FSLN a las libertades políticas de reunión y manifestación. Aunque no hubo muertos, si hubieron heridos. La marcha no pudo realizarse. El FSLN logró enviar un mensaje claro, intimidante: quien pretende conquistar las calles, será reprimido violentamente.

En las condiciones actuales de Nicaragua, bajo un Estado burgués y una economía capitalista, ningún partido puede en nombre del pueblo reprimir a las corrientes que le adversan. Aunque el programa del MRS representa un giro hacia la derecha en relación al FSLN de los años 80, los renovadores sandinistas tienen derecho a expresarse y manifestarse. La democracia no puede estar limitada por programas políticos más o menos de derecha o más o menos de izquierda. Hasta los liberales tienen derecho a expresarse. Cualquier limitación a las libertades políticas termina siendo dirigida en contra de los trabajadores y sus organizaciones, sobre todo cuando los ataques de las fuerza de choque provienen del gobierno actual.

Por esta razón, demandamos, exigimos, que se le devuelva la personalidad jurídica a todos los partidos políticos, que se reforme la Ley Electoral, que el gobierno sandinista cese los ataques violentos contras las marchas opositoras.