Por Victoriano Sánchez

En el siglo XIX se produjeron acontecimientos decisivos que definieron el futuro de Centroamérica. El primero en importancia, es la primera declaración de independencia por las propias autoridades coloniales, ante el temor de ser desbordado por las masas. Inmediatamente se fueron a refugiar bajo la sombra protectora del naciente Imperio mexicano de Agustín de Iturbide.

El segundo fue la segunda declaración de independencia de Centroamérica proclamada el 1 de julio de 1823 en Guatemala, proclamando que las provincias de Centroamérica “representadas en esta Asamblea, son libres e independientes de la antigua España, de México y de cualquier otra potencia".

El tercero fue la creación de la República Federal de Centroamérica, con la aprobación de la Constitución de 1824, dando origen a una corta experiencia de Estado Federal. El estallido de la guerra civil fue inevitable, pero desgarró al naciente

Estado. Bajo el llamado periodo de la anarquía se crearon las condiciones para la desmembración del Estado Federal.

El cuarto acontecimiento, de trágicas consecuencias, fue el acuerdo de las oligarquías (conservadores y liberales) para proclamar la independencia de Nicaragua como Estado independiente en abril de 1838. La falsa idea que la construcción de un canal interoceánico traería prosperidad y felicidad a los nicaragüenses, llevó a las oligarquías a unirse temporalmente. A partir de ese momento se inició la disgregación del Estado Federal, contradicciones que se gestaron en el periodo 1824-1838 y explotaron posteriormente. Paulatinamente, todos los Estados se declararon independientes, aunque subsistieron en todo el siglo XIX sucesivas intentonas para reunificar Centroamérica.

Ensayos fallidos (1842-1849)

La disolución del Estado Federal generó fuerzas centrífugas, guerras civiles y guerras fratricidas entre Estados, un periodo que casi termina en la desaparición de los nacientes Estados nacionales. Al final de la primera mitad del siglo XIX se produjeron algunos intentos de reunificación de Centroamérica, que terminaron en el más rotundo fracaso.

a.- La Convención de Chinandega, Nicaragua, realizada en 1842, suscrita por los representantes de Honduras, El Salvador y Nicaragua, creo la confederación Centroamericana, una especie de estado confederado, en el cual los Estados partes conservaban su independencia, pero actuarían de manera conjunta en política exterior. Guatemala había surgido como el Estado más poderoso desde la ruptura de la federación, y gobernada por fuerzas conservadoras, se mostró renuente a un experimento unionista. Costa Rica se adhirió en 1843 pero planteando reformas al tratado, que al final no fueron aceptadas.

En 1844 se reunió la Dieta en la ciudad de San Vicente, El Salvador, con la presencia únicamente de El salvador, Honduras y Nicaragua. En un año el proyecto fracasó, precisamente porque se basaba en la existencia de los Estados nacionales.

b.- La Convención de Sonsonate fue suscrita por Guatemala y El Salvador en 1845, Al año siguiente se reunieron las delegaciones de Guatemala, El Salvador y Costa Rica, Nicaragua no asistió y el proyecto volvió a fracasar, por la falta de voluntad política de las oligarquías conservadoras que se quedaron con el poder después de la disolución del Estado Federal

c.- Convención de Nacaome, Honduras, suscrita en 1847, siempre con la presencia de tres estados limítrofes (El Salvador, Honduras y Nicaragua). En Octubre de ese año se acordó la conformación de un gobierno centroamericano y la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, pero al final no se concretizó. Costa Rica y Guatemala no se adhirieron, Honduras y Nicaragua se quedaron solas, el gobierno de El Salvador ratificó parcialmente los dos convenios de Nacaome.

d.- Convención de León, Nicaragua, suscrita en 1849, nuevamente reunió a los tres Estados limítrofes (El Salvador, Honduras y Nicaragua). Esta conferencia estableció la Representación Nacional de Centroamérica. Después de la guerra entre el bloque de Honduras y El Salvador contra Guatemala, en 1852 se instauró una Asamblea Nacional Constituyente que aprobó el Estatuto Nacional de la Republica de Centroamérica, pero inmediatamente los gobiernos de El Salvador y Nicaragua lo cuestionaron, fracasando nuevamente el intento de crear un estado confederado.

La guerra centroamericana contra los filibusteros

La mitad del siglo XIX coincidió con la recesión mundial de 1848, con la oleada revolucionaria contra las monarquías en Europa, pero también con la invasión filibustera a Nicaragua. Por primera vez, desde la destrucción del Estado Federal en 1838, los gobiernos centroamericanos cerraron filas y libraron una exitosa guerra centroamericana contra los filibusteros, logrando su expulsión y el fusilamiento de William Walker por órdenes del general José Santos Guardiola, el 12 de septiembre de 1860.

Pero lo que se logró con la unión de los ejércitos centroamericanos no se convirtió nuevamente en un Estado federal, sino que continuaron predominando los intereses de las oligarquías conservadoras triunfantes, que realizaban un proceso de acumulación originaria de capital usufructuando los débiles Estados nacionales

Otros intentos (1862-1892)

A diferencia de la primera mitad del siglo XIX, marcada por la anarquía y las guerras civiles, en la segunda mitad del siglo XIX, después de la derrota de la revolución democrática de 1848 en Europa, se produjo un boom capitalista que demandaba materias primas. Centroamérica era un productor de añil, café, maderas y metales preciosos. Este auge capitalista consolidó relativamente los Estados nacionales y llevó al poder a las fracciones liberales de las oligarquías, modernizando los Estados, la legislación, abriendo las puertas al capital extranjero.

En este periodo se realizaron nuevos intentos de reunificación de Centroamérica, siendo los más importantes los siguientes:

a.- Conferencia de la Unión, El Salvador, en 1872, suscrita entre El Salvador, Guatemala, Honduras y Costa Rica. Fue más una declaración de intenciones que la constitución de órganos confederados o federales, que terminó por la guerra entre países del triángulo norte de Centroamérica. Ya prevalecían los intereses y las fronteras nacionales por encima del ideal unionista.

b.- La Conferencia de Guatemala, de 1876, a la que por primera vez asistieron los cincos países de Centroamérica.

c.- La intentona de Barrios. Este no fue un tratado. Bajo la presidencia de Justo Rufino Barrios (1873-1885) se montó una campaña unionista encabezada por el gobierno guatemalteco. El 28 de febrero de 1885, el general Justo Rufino Barrios emitió un decreto, ratificado por el Congreso, proclamando la unión centroamericana bajo la egida de Guatemala, declarándose jefe militar supremo de Centroamérica.

Los restantes países, apoyados por México y Estados Unidos, le hicieron la guerra y Barrios fue muerto en la batalla de Chalchuapa, y con ello finalizó su proyecto.

d.- Primero, segundo y tercer congreso Centroamericanos. Después de la muerte de Barrios, se realizaron tres congresos que propugnaban por la unidad de Centroamérica. El primero se realizó en 1887 en Guatemala, el segundo en 1888-1899 en Costa Rica, y el tercero en 1889 en El Salvador, firmándose en este el Pacto de Unión Provisional que pretendía instaurar un gobierno centroamericano el 15 de septiembre de 1890. Nuevamente las guerras entre Estados hicieron fracasar el proyecto,

e.- La Dieta Arbitral de Centroamérica, suscrita en 1892, por los Estados Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, vuelve a fracasar por la guerra entre Estados.

El Pacto de Amapala.

El 20 de junio de 1895 los presidentes de El Salvador, Honduras y Nicaragua, suscribieron el Tratado de Amapala, creando la Republica Mayor de Centroamérica.

Corrigiendo el error de Justo Rufino Barrios, el tratado de Amapala contemplaba la unión voluntaria de Guatemala y Costa Rica. En realidad, era un proyecto confederal ya que los Estados miembros conservarían la autonomía e independencia política, y la vigencia de sus propios Constituciones.

La Dieta o Parlamento estaría conformado por un reducido número de miembros: uno propietario y su suplente, electos por cada una de las legislaturas de las Repúblicas signatarias, por un período de tres años. En caso de contradicciones, la Dieta actuaria por consenso, sin imponer ningún criterio a los Estados que se opusieren a determinada medida, convirtiéndose en tribunal arbitral en casos extremos. La Dieta residiría un año en un país distinto.

Los gastos serian asumidos proporcionalmente por todos los gobiernos. Se adoptó el Escudo de Armas de la República Federal de Centroamérica (2824-1838)

El tratado de Amapala contempló la creación de una Asamblea o parlamento general, y en el plazo de tres años después, si fuera posible antes, se realizaría la unión de Centroamérica.

El 15 de septiembre de 1898 se reunió la Asamblea General en Managua, Nicaragua, y aprobó la Constitución de los Estados Unidos de Centroamérica, formalizando el proceso de reconstrucción de un mini Estado Federal.

La maldición de Sísifo

Pero al igual que el personaje de la mitología griega, Sísifo, cada vez que se estaba a punto de llegar a la meta, la roca volvía a caer cuesta abajo. Lo mismo ocurrió con todos los procesos diplomáticos de reunificación de Centroamérica durante el siglo XIX.

Meses después, en noviembre de 1898, el general Tomas Regalado (1898-903) dio un golpe de Estado contra el gobierno de Rafael Gutiérrez (1894-1898), y una de sus primeras decisiones como presidente provisional fue retirar al Estado de El Salvador de los Estados Unidos de Centroamérica, asestando otro golpe a la reconstrucción del Estado Federal. Nicaragua, bajo el gobierno de José Santos Zelaya, semanas después se retiró del pacto federal, disolviéndose la llamada Republica Mayor de Centroamérica o Estados Unidos de Centroamérica.

¿Porque tantos fracasos?

Todos los movimientos unionistas del siglo XIX estaban dirigidos por fuerzas burguesas o pequeñoburguesas que nunca se plantearon reconstruir el Estado Federal bajo las banderas de la revolución democrática y popular, sino sometidos a la buena o mala voluntad de las oligarquías, por medios diplomáticos, y no a través de métodos revolucionarios que unificaran a las masas, reconstruyendo el Estado Federal desde sus cimentos.