Por Carlos M. Licona

En los años 2017 y 2019 el régimen “juanorlandista” avalado por la lesiva Ley Fundamental de Educación entregó la realización de los concursos docentes para optar a una plaza, a ONG que se lucieron en hacer fracasar los mismos. En el caso del realizado en el 2017 fue anulado por la casi total reprobación de los que participaron, entre los motivos para tan desastrosa evaluación fueron; las personas que elaboraron las pruebas no tenían el mínimo conocimiento de los contenidos a evaluar, ítems mal redactados, respuestas ambiguas o bien, preguntas de las especialidades como si fueran un requisito para obtener un postgrado en la universidad. 

En el realizado en el 2019 no hubo mucha diferencia, excepto que permitieron la aprobación de una mayor cantidad de docentes, sin embargo, el resultado inevitable  fue la masiva reprobación que sirvió para que los medios de comunicación al servicio de la narcodictadura desprestigiaran y se burlaran de los maestros.

Con el final de los 12 años de gobierno del Partido Nacional y como una medida salomónica para tranquilizar el sistema educativo que estaba siendo socavado por los maestros de PROHECO (Programa Hondureño de Educación Comunitaria) y docentes interinos se convocó a concursos fundamentándose en el Estatuto del Docente, de esta forma la Secretaría de Educación en consonancia con los colegios magisteriales asumen la responsabilidad de organizar y realizar los mismos hasta el momento en que se de por finiquitado el proceso después de un tiempo prudencial para que los maestros que lo consideren hagan sus respectivos reclamos.

Unidad, organización y atención humana

Tal y como lo ordena el Estatuto del Docente se conformó la Junta Nacional de Selección y las respectivas Juntas Departamentales, quitando de esta forma el poder que se le había otorgado a los activistas del Partido Nacional disfrazados de ONG en representación de la Sociedad Civil o de Sociedad de Madres y Padres de Familia. Según palabras de los mismos docentes que participaron en el 2017 y 2019, en esos años al realizar las inscripciones prevaleció el desorden y el maltrato a los maestros. Personas desconocedoras del contexto educativo realizaron las inscripciones y, obviamente, generaron la exagerada lentitud del proceso y en ambiente hostil a la condición humana de los aspirantes a plaza.

Sin duda alguna que, este es el inicio de una nueva etapa en la historia del magisterio, los seis colegios magisteriales en unidad realizando extensas jornadas de trabajo para humanizar el trato a los maestros que llegan a inscribirse. Son muchos de los mentores con experiencia de las organizaciones magisteriales que en todo el país  se han sumado a esta faena para que el resultado sea un éxito completo.

Todo el ímpetu de los sectores que estaban siendo utilizados por la estructura que aún se mantiene intacta de la narcodictadura fue sustituido por la esperanza que abre la realización del concurso docente. Se ha hecho el máximo esfuerzo por agilizar el proceso de inscripción y brindar condiciones cómodas a los maestros, la atención cordial y ágil de un docente a otro se manifiesta en comentarios positivos al culminar la faena  y hacer la comparación con el trámite de esos años nefastos del 2017 y el 2019.

Ahora, el turno es de la Secretaría de Educación para que tome las decisiones mejor acertadas tal y como lo vienen haciendo, entre más participación se le de a los colegios magisteriales mas se evidencia la transparencia de los concursos. Al finalizar los mismos se entra a otra ardua etapa de otorgamiento de plazas según lo manda el Estatuto Docente en que debe prevalecer lo ya estipulado en la Ley.

Los concursos se realizarán del 8 al 12 de agosto facilitando el proceso para ocupar las plazas vacantes. Desde ya, después de culminar el presente año lectivo, el llamado es para visualizar un proceso ambicioso a largo plaza para revolucionar nuestra Educación. Nuestro país debe salir del agujero en que caímos después de doce años de represión y retroceso en calidad educativa, para ello, se vuelve impostergable iniciar una intensa campaña para construir un modelo educativo acorde con nuestra realidad y en que, los mayores beneficiados sean los educandos de los centros educativos públicos.

El otro gran reto que aún tiene el gobierno de doña Xiomara Castro es la dignificación de la carrera docente, ya estamos en el primer escalón, el resto es seguro que se puede lograr con la unidad del magisterio.