Por Carlos M. Licona

La estrategia por dividir la votación del pueblo que se opone al continuismo de la narco dictadora sigue con viento en popa, con la maquinaria de los medios de comunicación mediáticos al servicio y pagados por el narco estado,  diariamente le meten ocote seco a la fogata y personajes claves se encargan de facilitar las “frases inflamables” que nos remontan a los momentos álgidos del 2009 y años sub siguientes en que toda una estructura criminal se adueñó del país y nos impulsó a la miseria, a la represión y al asesinato. Frases ridículas que salían en los medios escritos y se repetían una y otra vez en los medios radiofónicos y televisivos como las siguientes; en Honduras llega el comunismo, el socialismo del siglo XXI se adueñará de nuestras familias, los comunistas se comerán a los niños, nos van a invadir los cubanos y venezolanos, les quitarán una casa a los que tienen dos, ya no existirá libertad…

Aún sigue latente en las mentes de cada individuo las múltiples discusiones en que metieron a todas las familias del país y en la que se terminaron amistades, amores, religiones y familias. Desde entonces, han pasado 12 años y las frases ridículas vuelven a surgir y los medios de comunicación las vuelven a utilizar como carnada para incautos y oportunistas que en afán de agenciarse un beneficio muy lucrativo despotrican contra lo que ya debería ser una “Alianza del pueblo” para derrotar esta estructura criminal que sigue siendo dueña del país y pretenden seguirlo siendo.

Frases siniestras y tenebrosas

El inestable político Salvador Nasralla, manifestó “…Honduras necesita una alianza ganadora que sea geopolíticamente aceptada por los países que depende Honduras", frase patética y descerebrada que refleja la entrega en cuerpo y alma al imperio estadounidense. El tristemente célebre individuo de los “honrados” entrega la soberanía completa y le quita el derecho a cada ciudadano de asistir al menos a una urna cada 4 años, si bien es cierto que en la democracia burguesa se comenten monumentales fraudes, Nasralla se anticipa a ese hecho y priva al ciudadano de tener la esperanza de que puede elegir. La actitud ególatra y autosuficiente del personaje ya no sorprende, no obstante, después de que fue el candidato de la alianza en el 2017 y en el que asumió el programa reformador del partido LIBRE (partido de izquierda solo de nombre) y “juró amar” y aceptó ciegamente en matrimonio, solo deja en manifiesto la personalidad “prestigista” y ambiciosa de poder enraizada en el alma del que ni sintió ni lloró la sangre de los mártires.

En la misma semana, la doctora Suyapa Figueroa, presidenta del Colegio Médico de Honduras (CMH), señaló “…en el país se debe buscar una ideología propia, “y dejar de pensar en banderas de Venezuela o Cuba”. “Se deben poner los intereses del país, sobre otros intereses de nivel internacional, que no nos pongan como un referente de izquierda o de derecha, porque eso ya no existe, acá lo único que existe son intereses económicos de uno u otro lado, pero los intereses que deben de prevalecer son los de Honduras”. Radio América (29/03/2021).

Al parecer, las mentes brillantes de Nasralla y Suyapa Figueroa, no han comprendido los conceptos ideológicos y la esencia de los diferentes sistemas de gobierno en el mundo. Hasta ahora, la ideología hondureña que ha campeado en el régimen post golpista es la de la corrupción y el narco tráfico, pretender una “una nueva ideología” significa reinventarnos y desarrollar una revolución, situación que contradice a ambos personajes.

El 7 de marzo de 2017, el presidente del partido liberal Luis Zelaya se disculpó por el golpe de estado que ejecutó el Partido Liberal de Honduras con toda la estructura criminal que ahora nos gobierna y que los utiliza a ellos, para seguir con el continuismo del cartel Hernández, pero Luis Zelaya dividió el voto de la oposición ese mismo año y el narco sigue gobernando.

Al pueblo le queda su propia alianza y la ideología de las calles para derrocar este régimen corrupto, sin personajes siniestros con frases emboba tontos que nos quitan lo poquísimo que aún queda de soberanía, corresponde a cada ciudadano convertirse en su propio líder y emerger como revolucionario. Con estos personajes solo se garantiza la continuidad del cartel Hernández o en su defecto, con toda la estructura delincuencial que se estableció desde el 2009.