Por Carlos M. Licona

Honduras se volvió un país surrealista, con una crisis económica en los últimos 10 años que se devoró los salarios de los trabajadores, una cuarentena que paralizó la economía desde el mes de marzo y se termina noviembre con los huracanes Eta e Iota que ocasionaron miles de damnificados.

Al pueblo hondureño nos llovió sobre mojado y pagamos la factura de no haber revertido el golpe de estado del 2009, que conste que la culpa no fue del pueblo por que este salió a las calles durante los siete meses de Micheletti y en los primeros dos años de gobierno de Porfirio Lobo. Existe un reiterativo discurso de que el pueblo hondureño es cobarde, pero no es así, en las elecciones de noviembre del 2017 el pueblo se tomó los barrios y colonias de todo el país, hubo mártires y el primero en acudir al imperio norteamericano y traicionar la sangre derramada fue el candidato presidencial Salvador Nasralla. Nuevamente el pueblo salió y perdió por que los que han dirigido las negociaciones han traicionado la lucha y sucumbido ante el poder, de una u de otra forma. Lo mismo sucedió en las negociaciones del 2009 con el “Diálogo de San José”, los acuerdos de Cartagena en el 2011 para que regresara Manuel Zelaya a Honduras, la lucha en las calles de noviembre del 2017 y el más reciente del 2019 con la Plataforma en Defensa de la Salud y la Educación Pública, en que después de visitas a la embajada a varios dirigentes les cambió el chip.

La política del imperio

Muchas han sido las personas que han celebrado el triunfo de Joe Biden del Partido Demócrata, sobre Donald Trump del Partido Republicano, como si hubiera sido una victoria del pueblo hondureño sobre Juan Orlando Hernández, se han creado en el imaginario colectivo que Juan Orlando ya va preso para Nueva York, pero a decir verdad, la política no cambia para nada de los EUA sobre los países de Latinoamérica, solo cambia el matiz y mientras JOH les sirva a sus propósitos le permitirán seguir sin importar si está ligado al narcotráfico o a la pestes demoniacas del averno.

Cuando el golpe de estado del 2009 era el partido Demócrata  que estaba en el gobierno del país del norte con Obama a la cabeza y permitieron que Micheletti culminara el periodo de Manuel Zelaya, consolidaron a Porfirio Lobo en el poder y dieron origen a una dictadura que ya lleva casi los 11 años en el poder, con el disfraz de “elecciones democráticas” permitieron que Juan Orlando se entronizara en el poder como un Dios, todo esto con la complicidad de la Unión Europea y países títeres de Latinoamérica. En el 2016 en que Donald Trump llegó a la cima en USA, la dictadura en Honduras ya avanzaba sobre rieles.

Un anzuelo para la oposición idiota

Ya nadie duda de que el gobierno actual de Honduras es uno de los más corruptos en el mundo y el más delincuencial en la historia del país. Sin embargo, esto parece darle motivo a los juanorlandistas para pretender seguir en el poder y para ello tienen a sus cajas de resonancia para repetir lo que quieren, uno de ellos es Jaime Villegas -ex jugador de fútbol que llegó a ser diputado por el Partido Anticorrupción (PAC) en las elecciones de noviembre del 2013 y que para las elecciones del 2017 se pasó al Partido Nacional al lado de Juan Orlando Hernández- es de los diputados que ha votado por toda ley que perjudica al pueblo hondureño y que beneficia a la dictadura. El viernes 20 de noviembre declaró que no deberían haber elecciones internas en marzo del 2021 por que el país ha sido destruido por el paso de los huracanes, que debe haber un triunvirato entre el Partido Nacional, Partido Liberal y LIBRE, esto lo dice como anzuelo para luego agregar  “Pero si ellos (oposición) están de acuerdo con que se quede el actual Gobierno, perfecto, me parece bien también, aunque el país no está para dilapidar el dinero en política”. Proceso digital (20/11/20).

En los últimos días ha proliferado una serie de publicaciones en las redes sobre la intención de que continúe JOH durante dos años más, nuevamente suena el realizar una Asamblea nacional Constituyente que sería el azuelo para que el pueblo y LIBRE acepten la propuesta y de esta forma garantizar dos años más de Juan Orlando, independientemente de los juicios de corrupción en Nueva York o de los estragos ocasionados por los huracanes, el pueblo no debe permitir el continuismo de la dictadura, hay que movilizarse y tumbarla de una vez por todas, cualquier otra salida es traición al pueblo hondureño.