Por Carlos M. Licona

A casi 3 meses de haber iniciado la cuarentena en el país (desde el 17 de marzo), SINAGER (Sistema Nacional de Gestión de Riesgos) autorizó que el 8 de junio se abrieran nuevamente los negocios, tal medida obedeció a la fuerte presión de la empresa privada y sobre todo de la microempresa.  Se ha hecho énfasis en mantener las medidas de bioseguridad para evitar se potencialice la propagación del Covid-19.

La cuarentena aún sigue, la forma de salir de la casa sigue siendo por el último dígito del número de identidad, al menos esos es lo que plantean las autoridades, aclarando que está prohibido las reuniones de más de 10 personas, eventos deportivos y otros, exclusivamente autorizan para que los negocios abran.

El pueblo muere de hambre o del COVID

Las principales ciudades afectadas son San Pedro Sula y el Distrito Central (Tegucigalpa y Comayagüela) de los departamentos de Cortés y Francisco Morazán respectivamente. En estas ciudades es donde más personas han quedado sin trabajo y están sufriendo las consecuencias de la paralización de la economía. La falta de alimentos en los hogares obligó desde el inicio de la cuarentena a que las personas salieran a buscar formas de adquirir alimentación, así que pedir dinero o comida es una de las actividades más vistas por todas las calles de las ciudades.

La entrega de la bolsa solidaria o del bono para alimentos no pasó más que de ser un acto demagógico para favorecer personas allegadas al gobierno, ya fuera por contratos o por entregar el beneficio a los activistas del partido en el poder. Lo mismo ha sucedido con los medicamentos o con toda la logística relacionada con el tratamiento a los contagiados y con la detención del virus.

El pueblo no ha tenido más alternativa que elegir entre salir a buscar trabajo y comida o morir de hambre, corriendo el riesgo de ser contagiado. Esta presión que el régimen fue incapaz de calmar mediante políticas flexibles de pagos y de entrega de alimentos, es lo que les ha obligado a quitar las trancas.

Tétrico panorama ante salida de la población

Entre los departamentos de cortés y Francisco Morazán suman 6,230 contagiados de 7,360 en todo el país, el 84.6 %. Para hacer una comparación, Suecia con una población de un poco más de los 10 millones y cuyas autoridades determinaron no cerrar su economía y se limitaron a obligar a la población a mantener las medidas de bioseguridad, por ahora llevan una cantidad de 48, 288 contagiados y 4,814 muertes (10 % de letalidad).

Suecia es un país de primer nivel en Europa y con un alto bienestar de calidad de vida, caso contrario en Honduras (9.5 millones de habitantes) que más del 60 % vive bajo la línea de pobreza. Hay que diferenciar, además, la conducta indisciplinada y limitada de la población de Honduras con un país de alto nivel educativo. Se hace la comparación para tener idea de hacia dónde vamos con la apertura de la economía, en el mes de mayo la curva de contagios subió exponencialmente y nada bueno nos depara los meses de junio y julio, de hecho, ya ayer 10 de junio la cifra de infectados fue de 425, una cantidad que atemoriza.

Una agenda oculta

La apertura de la economía es fácil bajo el argumento de que las personas tienen hambre, sin embargo, puede ser otro el propósito. Ya esta semana se observan pocos retenes en la capital, jóvenes jugando en campos de fútbol y un tráfico muy fluido, al parecer, el mensaje enviado es “salga y contágiese”, aunque la mayor parte del aparato público sigue bajo cuarentena, se supone que irán abriendo poco a poco, calculando. Sin embargo, el panorama no es alentador, con un sistema de salud colapsado y que no da abasto para recibir pacientes, personal de la salud que sale llorando en vídeos manifestando palabras de impotencia y angustia. Solo ocurre pensar que el régimen tiene en camino un plan oculto para que colapse el sistema de salud y el pánico se apodere del estómago de la población y el hedor a muerte campee por los cuatro vientos. De esta forma pueden adueñarse de las garantías constitucionales individuales y las del país, en eso ya se sabe que no padecen de impedimentos morales ni legales. El objetivo; seguir siendo dueños y amos absolutos de Honduras.

El pueblo tiene dos enemigos por delante: El COVID-19 y el régimen.