Por Felipe Suazo Erazo

En Honduras, después del golpe de estado del 2009, el modelo neoliberal había entrado en una etapa de paréntesis con el Gobierno de Manuel Zelaya (2006-2009). Sin embargo, la asunción de los gobiernos nacionalistas en el poder (Partido Nacional) con Porfirio Lobo Sosa (2010-14), y Juan Orlando Hernández (2015-2019), las medidas neoliberales se profundizaron en nuestro país. Una de las estrategias más comunes han sido: la privatización de los servicios públicos y las empresas estatales. El caso más reciente, es la ley de reestructuración de la salud y la educación, el cual, es parte de la agenda seguida por JOH y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El despertar de los gremios magisteriales

Desde las protestas contra la ley fundamental de educación en el 2013, el gremio magisterial se había desdibujado de las protestas sociales, puesto que el exministro de educación Marlon Escoto, logró torcer el brazo a uno de los gremios organizados más grandes de Honduras: El Magisterio. Por otro lado, los profesionales de la salud –quienes no han sido un sector beligerante– han despertado grandes expectativas al unirse con el magisterio, para acuerpar un frente común frente a las aspiraciones de la bancada nacionalista por privatizar descaradamente el sistema de salud y educación en Honduras. Esta propuesta apareció el 22 de Abril de 2019, en medio de cabildeos, misas negras, por la bancada del Partido Nacional. Inmediatamente, se organizó una alianza inesperada entre el magisterio y el gremio de los profesionales de la salud, algo muy inusual en nuestro país.

Las estrategias del Partido Nacional y la privatización de las empresas estatales

Una de las estrategias utilizadas por el Partido Nacional, para privatizar las empresas estatales, es declararlas ineficientes. En el periodo de Porfirio Lobo, se permitió el abuso desvergonzado y destrucción de empresas estatales, siendo el caso de corrupción del Instituto Hondureño de Seguridad Social (I.H.S.S.), el más nefasto, que provocó la muerte de miles de compatriotas y la destrucción del sistema de seguridad social en Honduras.

En el gobierno de JOH, su principal estrategia fue: crear un marco jurídico de descentralización que le permitiera acumular un poder omnímodo para convertir los ministerios en secretarías de estado, y generar una supuesta alianza estratégica con la empresa privada, conocida como COALIANZA. Tres empresas estatales han sido destruidas en su totalidad: Servicio Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA), la empresa de telecomunicaciones HONDUTEL, y la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), la cual está siendo desangrada por un consorcio colombiano, aglutinados en la Empresa de Energía Honduras (EEH). Por tanto, la ley de reestructuración de la salud y la educación, era el siguiente paso macabro de privatización de estos grandes rubros que son ineficientes; pero que aún así ayudan a la mayor parte de la población.

Un retroceso del Estado

Los días 29 y 30 de Abril, se generaron una serie de protestas a nivel nacional, que aglutinó no sólo al sector salud y educación, sino que hubo una masiva respuesta de la población en general, y los estudiantes de educación media y nivel universitario. Como era de esperarse, el estado reaccionó con brutalidad y represión a las manifestaciones, utilizando estrategias como: la infiltración, el asesinato individual de personas por medio de escuadrones de la muerte. En una primera instancia, el congreso y la bancada del Partido Nacional, habló de dejar en suspenso dicho decreto, sin embargo, el día lunes, donde las protestas generaron un gran caos en la capital de Honduras y 176 réplicas a nivel nacional, se vieron obligados a eliminar el decreto en su totalidad, el día martes 30 de abril de 2019.

Alianzas estratégicas

 Nosotros consideramos que fue un éxito las alianzas estratégicas que se dieron alrededor de este polémico decreto, entre el gremio de la salud y educación. Sin embargo, estas deben de ir más allá de la visión económica y gremial. Esto debería de ser un punto de partida, para generar un frente amplio de alianzas para futuros escenarios conflictivos que afecten a la mayor parte de la población, ya sea que vengan por parte del Estado o de la empresa privada. Una de las principales desventajas que ha tenido el movimiento social hondureño, es el sectarismo, el gremialismo, y la falta de visión para unificar posiciones en beneficio de las mayorías.

El Estado y la empresa privada se han aprovechado para destruir el sector social organizado hondureño, atacando estas debilidades. Por esta razón, se ha introducido la contratación por hora, pérdida de derechos laborales, una disminución del sindicalismo a nivel nacional. ¿Acaso no es una necesidad generar futuras alianzas para recuperar los derechos sociales perdidos en esta etapa de neoliberalismo en Honduras? Nosotros hacemos el llamado a la construcción de una oposición más organizada y más beligerante. Existen muchos focos de protesta, pero divididos.