Por Sebastián Ernesto González

El sector de trabajadores de la salud se fue a la huelga en el mes de octubre y Porfirio Lobo, como lo hizo en todo este gobierno, logró controlar y paralizar la huelga mediante acuerdos y promesas; en todo caso, los compromisos ya no le corresponderá a él honrarlos o incumplirlos sino que al nuevo gobierno.

El movimiento huelguístico iniciado por los médicos y apoyado por las enfermeras y con la amenaza de que se sumaran los empleados administrativos, fue declarado ilegal por el Ministerio de Salud y el Ministerio de Trabajo. La huelga, en la cual los médicos demandaban el pago de salarios atrasados, un reajuste salarial y el abastecimiento de medicamentos en los hospitales estatales, fue declarada ilegal a los 8 días de iniciada. El ministro hondureño de Trabajo, Jorge Bográn, dijo que la Secretaría de Salud llamará "de inmediato a audiencias de descargo y aplicará las sanciones correspondientes" a los médicos por participar en el paro (La Prensa.hn 14/10/2013).

¡Huelga para exigir abastecimiento en los hospitales!

Después de once días de paro de labores en los hospitales y centros de salud, el Gobierno propuso a los médicos aumentarles el sueldo en diferido durante cuatro años por el orden de los 200 millones de lempiras, a partir del próximo año, abastecer de medicinas los hospitales en un 40 por ciento, pero todo esto fue rechazado por los uniformados. Los colegiados piden que el aumento se haga efectivo en el 2014, al igual que exigen el pago de cesantías a 111 galenos, y que a más tardar en diciembre de este año los centros hospitalarios estén abastecidos en un 65% de medicamentos (Notihonduras.com 17/10/2013).

Mientras en los últimos dos meses el régimen Lobo-Hernández no ha escatimado esfuerzos para aumentar el presupuesto de la policía y el ejército, los médicos y las enfermeras exigen que se provisione de medicamentos a los hospitales y centros de salud públicos.

El régimen de Lobo también entró en negociaciones con las enfermeras, y el conflicto laboral que desde el año pasado mantenían las enfermeras auxiliares con el gobierno fue solucionado la noche del miércoles 23 de octubre, ya que la secretaría de finanzas desembolsará 12 millones de lempiras para el pago de cesantías, aunque todavía deben buscar el dinero, “finanzas se comprometió a pagar los sueldos y salarios del personal por contrato…” (LT 25/10/2013).

Muy astutamente, Porfirio Lobo, en un afán de no restarle simpatías a su candidato Juan Orlando Hernández para las elecciones del 24 de noviembre, ha entrado rápidamente en negociaciones tanto con los médicos como con las enfermeras, un trato muy diferente al dado al magisterio que ha sido reprimido de todas las formas posibles.

Fiscales también aprovechan la coyuntura

En esta última semana también los fiscales pretenden sacar provecho de la situación electoral en la cual el gobierno trata de no afectar al candidato oficialista. Los fiscales han venido realizando paros progresivos en el Ministerio Público, exigiendo un reajuste salarial del 10 %, y han denunciado que son víctimas de persecución. La fiscal de derechos humanos Rosa Seaman, explicó que les habían manifestado que no habían recursos y agregó que ellos (los fiscales) no son los responsables del despilfarro en el que se encuentra la institución “…queremos que se hagan requerimientos fiscales para las personas responsables y contra quienes hayan robado el dinero del MP” (LT 25/10/2013).

Gremios y sindicatos deben levantar una sola bandera de lucha

Lobo-Hernández terminarán el actual gobierno como especialistas en reprimir al magisterio y los campesinos, pero también como expertos en llevar al diálogo a sectores como los médicos, mientras los sindicatos y gremios no asimilan la lección de ejecutar una lucha todos juntos exigiendo las reivindicaciones.

En este momento el turno es de los fiscales, mientras el gobierno hace arreglos con el sector salud y mientras sigue reprimiendo al magisterio. Los últimos casos de esta represión son el despido de varios directores de institutos insignes de Tegucigalpa y otras ciudades del país. La dirigencia de la clase trabajadora debe aprender la lección y unificar la lucha.