Por Armando Tezucún

Las relaciones entre el gobierno de Guatemala presidido por Alejandro Giammattei, y la administración del presidente estadounidense Joe Biden son de naturaleza compleja y llenas de aristas. El mandatario guatemalteco representa a sectores burgueses emergentes, que sobreviven nutriéndose de los recursos del Estado mediante negocios ilícitos corruptos, chocando en ocasiones con la oligarquía tradicional, y coincidiendo con ella en intereses en otras ocasiones; las agendas de estos grupos están conduciendo a un endurecimiento del régimen político, coartando todo tipo de libertades, en un giro dictatorial. Por otro lado, el gobierno demócrata de Biden ha impulsado una campaña contra la corrupción, por el funcionamiento del “Estado de derecho” y la “democracia”, como panaceas que espera frenen la siempre creciente migración ilegal de trabajadores hacia Estados Unidos, uno de los temas candentes de la política del país norteamericano.

El gobierno de Giammattei se ha visto sometido a una serie de críticas y medidas por parte de funcionarios y congresistas estadounidenses, en especial la inclusión en la Lista Engel de la fiscal general Consuelo Porras, diputados, funcionarios de gobierno, empresarios y administradores de justicia guatemaltecos. Sin embargo, la administración Biden no puede prescindir de la alianza y colaboración con el mandatario guatemalteco, precisamente en temas como el freno a la migración, el combate al narcotráfico y relaciones económicas.

El 20 de julio el Departamento de Estado presentó un nuevo listado de personajes centroamericanos incluidos en la Lista Engel, entre ellos dos empresarios guatemaltecos miembros de la oligarquía y el nuevo jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI), José Rafael Curruchiche. En una maniobra para congraciarse con la administración Biden y enfriar las tensas relaciones, Giammattei realizó unos días después un sorpresivo viaje a Ucrania.

El 25 de julio se dio a conocer que el presidente de Guatemala se encontraba de visita en Kiev, en respuesta a una invitación que le hiciera su par ucraniano, Volodimir Zelenski, durante una conversación telefónica. A Giammattei le acompañaron el ministro de la defensa Henry Reyes, el canciller Mario Búcaro y el secretario de comunicación de la presidencia Kevin López Oliva.

La Administración Militar Regional de Kiev publicó en las redes que “estamos agradecidos al señor Giammattei por su atención a la región de Kiev. Las visitas oficiales de socios internacionales son un componente importante en la guerra, que también continúa en el campo de la información” (Prensa Libre 25/07/2022). Zelenski afirmó “Es crucial que esta visita tenga lugar ahora mismo, durante la guerra brutal y colonialista de la Federación Rusa contra nuestro pueblo” (Prensa Libre 25/07/2022).

En una declaración conjunta, ambos mandatarios anunciaron la supresión de la visa para viajar entre ambos países, un diálogo comercial y económico para desarrollar proyectos sin intermediarios, la cooperación en temas de educación, ciencia y tecnología, intercambio de estudiantes y pasantes, y la implementación de proyectos científicos conjuntos. Además, condenaron enérgicamente la “guerra de agresión ilegal, injustificada y no provocada de Rusia contra Ucrania…” (La Hora 03/08/2022).

Naturalmente, el respaldo de Giammattei a Ucrania tuvo el beneplácito de la embajada de los USA en Guatemala, pero también provocó las críticas de la embajada rusa, que calificó la declaración conjunta como retórica antirusa y en discordancia con las relaciones amistosas y respetuosas entre Rusia y Guatemala. En un segundo comunicado, la embajada rusa citó al canciller Serguéi Lavrov, quien afirmó que Giammattei cumplió en Kiev la agenda de sus lazos con Estados Unidos, no con Ucrania; de acuerdo a Lavrov, expertos estadounidenses le indicaron a Giammattei que una visita a Ucrania no sería suficiente para reparar el daño que ha hecho a la democracia guatemalteca.

La relación del presidente guatemalteco con Rusia tiene también su lado oscuro, baste recordar la poco clara negociación de la compra de vacunas Sputnik y el soborno de parte de empresarios rusos a Giammattei, mediante fajos de dinero escondidos en una alfombra, a cambio de dar vía libre a sus negocios portuarios.

Mientras el gobierno trata de enfrentar de la mejor manera sus relaciones con Estados Unidos y Rusia, los trabajadores, campesinos, indígenas y pueblo en general debemos prepararnos para enfrentar los ataques contra las libertades democráticas y la creciente inflación y desempleo que afectan gravemente nuestra economía familiar. Debemos debatir democráticamente al interior de nuestras organizaciones las respuestas que daremos a estas amenazas.