Por Ricardo Patzán

La crisis económica resultado de la pandemia del Covid-19 ha tenido efectos desastrosos sobre la clase trabajadora, disminuyendo dramáticamente sus niveles de vida y aumentando la pobreza y la informalidad laboral. La debacle de la economía golpea a una clase asalariada que ya de por sí presentaba bajos niveles de organización y lucha, con aparatos sindicales con poca capacidad de maniobra y cada vez más dependientes de la cooperación extranjera para la obtención de recursos.

Pero a pesar de la difícil situación, en el período de emergencia sanitaria algunos sectores populares han dado importantes luchas, colocándose a la cabeza como destacamentos de avanzada. Uno de ellos ha sido directamente afectado por la crisis, el de los trabajadores del sistema de salud. Médicos, enfermeras, empleados de mantenimiento y servicios, todas y todos han estado en primera línea enfrentando la pandemia y sintiendo en carne propia el desastre que ha resultado de la prolongada desatención de la salud pública por parte del Estado.

Al igual que otros sectores del sector público, el sector de salud cuenta con una importante tradición de lucha. Aunque es notoria la ausencia en la actual coyuntura, del sindicato de salud liderado por el Frente Nacional de Lucha -el más grande del gremio-, que no ha dado señales de vida.

La agrupación más relevante ha sido el de las compañeras y compañeros del Sindicato Nacional de Empleados Hospital San Juan de Dios -SNSJDD-, quienes ha realizado denuncias, plantones y manifestaciones reclamando sus derechos. Este sindicato cuenta con filiales en otros centros hospitalarios, tanto de la capital como del interior y está en una fase de crecimiento. Adoptando una visión más allá de sus intereses sectoriales, dirigentes del SNSJDD decidieron convocar a otras organizaciones de diferentes ámbitos, sobre todo agrupaciones pequeñas sin vínculos con coordinadoras o centrales sindicales, para conformar un frente que impulse un programa básico de las reivindicaciones más sentidas por la población trabajadora, que en primer lugar se solidaricen mutuamente con sus respectivas luchas dotándolas mayor fuerza y posibilidades de éxito.

Tras contactar e invitar a diversas agrupaciones, el 26 de septiembre se realizó el Encuentro Nacional de Luchas Populares. Participaron los siguientes organismos: Sindicato de Trabajadores de la Secretaría de la Paz, Consejo Comunitario de Desarrollo San José Nacahuil, Sindicato de Trabajadores de la Secretaría de Asuntos Agrarios, Célula Otto René Castillo, Sindicato de Trabajadores de la Empresa Municipal del Transporte y sus Áreas de Influencia Urbana, Sindicato de la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente, Juventud Obrera Cristiana, Coordinadora de la Legalización de Terrenos de San Miguel Petapa, Asociación Civil el Observador, Frente Estudiantil Revolucionario Robin García, Colectivo Estudiantil Universitario, Sindicato Nacional de Empleados Hospital San Juan de Dios y el Partido Socialista Centroamericano.

En la actividad un representante de la asociación El Observador presentó un análisis de la actual coyuntura económica y política; el diputado de la bancada del partido Winaq, Aldo Dávila, habló sobre la importancia de la unidad. La nueva coordinadora adoptó el nombre de su primera reunión: Encuentro Nacional de Luchas Populares. Como una de las resoluciones del encuentro, se decidió elaborar y divulgar un comunicado conjunto en que todas las organizaciones presentes se solidarizan con la lucha que llevan actualmente los estudiantes de la Universidad de San Carlos en rechazo a un préstamo con el Banco Centroamericano de Integración Económica, y con la situación de las y los trabajadores de las instituciones estatales creadas por los Acuerdos de Paz de 1996, que están siendo cerradas por el actual gobierno.

El 30 de septiembre las organizaciones dieron lectura al comunicado, en un Facebook live desde la rectoría de la Universidad de San Carlos, tomada por los estudiantes como medida de presión contra la aprobación del préstamo. El comunicado afirma: “…Es importante articular esfuerzos entre diversos sectores sociales organizados, de cara a afrontar las políticas neoliberales, extractivistas y represivas que el actual gobierno de Alejandro Eduardo Giammattei Falla pretende aplicar, en función de garantizar los intereses de las distintas fracciones de la clase dominante...”, y detalla las problemáticas de los dos sectores mencionados.

Desde el Partido Socialista Centroamericano apoyamos resueltamente este esfuerzo, impulsando tres pilares básicos para reforzarla: la toma democrática de decisiones, la unidad en acción con otras coordinaciones sindicales y populares, una política clasista e independiente en favor de los explotados y oprimidos.