“Menos mal que existen

los que no tienen nada que perder,

ni siquiera la muerte.

Menos mal que existen

los que no miden qué palabra echar,

ni siquiera la última.”

 Por Joseph Manuel A. Herrera

Se hunde la noche y nace el día, y así como cambian las tonalidades de la luz cuando pasa por la prismática mañana de un sol abrasador, también cambia dialécticamente el movimiento social que en las carnes del estudiantado se tensiona en su propia efervescencia, en la congruencia de su lucha, en la justeza que abraza a los que se portan a la altura de la historia.

Una toma iniciada por bronca se nutre de toda la diversidad de vivencias y condiciones que atraviesan al estudiantado que le va forjando e imprimiendo su forma. Al terminar el primer día se tenía bajo control del poder estudiantil el Museo de la universidad (MUSAC) y el Campus universitario más grande de la patria centroamericana, ubicado en la zona 12 de esta capital.

Pero así como la victoria está hecha de pequeñas batallas, el estudiante no se debe detener y morir ensimismado en el aislamiento de glorias momentáneas, que contorneadas del miedo y el discurso de la criminalización de la lucha, difundidas por la administración vía sus medios de comunicación (ESU, SoyUsac y demás caga tintas parasitarios a tiempo completo) pagados con el dinero de la universidad que tantas carencias va acumulando en el tiempo.

Es así que mientras avanzan las horas con el inflamado abrazo de la solidaridad que nace al calor de la lucha, los estudiantes se van apuntando una victoria tras otra, rompiendo las fronteras imaginarias entre esta y aquella carrera, entre estudiantes de diferentes unidades académicas tradicionalmente recluidos en sus luchas particulares, también se diluyen las divisiones del localismo citadino y la lejanía ficticia del interior del país, la efectiva división entre el campo y la ciudad se van trasmutando, hasta hacerse indiferente para los que hoy luchan.

Se decide en el trascurso de la mañana, por iniciativa de los estudiantes de agronomía, dirigidos por su Comité de Huelga, hacer acciones de apoyo fuera del Campus Central, que dan origen al sitio que sobre el lujoso hotel –y también corrupto evasor de impuestos– Westin Camino Real pesara en sus suntuosas habitaciones en pleno corazón de la zona viva, por albergar al enviado del imperialismo y secretario de seguridad nacional Kevin McAleenan, que visita el país para pasar lista a su tropical bufón encarnado en la figura del fantoche ministro de gobernación Enrique Degenhart, operador último de la erección en Guatemala de una cárcel de migrantes, una suerte de campo de concentración para los pobres de nuestra Centroamérica.

No satisfechos con su proeza de denuncia, los compañeros de agronomía, ayudados por compañeros de ingeniería y derecho se toman las instalaciones del Paraninfo Universitario en la zona 1, poniendo bajo control estudiantil la Radio Universidad, y regresando estas instalaciones al pueblo, despedazando la lógica emanada de la administración de reducir este ateneo cultural al círculo de amigos, comparsas y lambiscones del rector que pudieran pagar el uso de las mismas, incluso recibiendo al cuatrero vicepresidente de la república, deshonrando una vez más otro de los recintos más perdurables que la USAC posee.

Hay sin dudarlo formas y tonos de la lucha, que son dinámicas y que van esculpiendo el fondo mismo de esa lucha, pero este fondo es cada vez más volátil ante la iniciativa combativa del estudiante por recuperar lo que es suyo y del pueblo. Una acción da como reacción otra, mientras atónito el rector no sabe cómo se le ha prendido el país con la voluntad del estudiante, cuando sus padres políticos le aseguraban en la trastienda del crimen que todo sería fácil, marcharía viento en popa si lo maquillaba con diplomas honoris causa póstumos a nuestros mártires, con cemento por aquí y cemento por allá, en gastos banales para tapar el ojo al despistado. 

Pero esto no ha sido una salida al parque para la actual administración –y de serlo, ahora será al parque donde están cautivas todas sus pesadillas–, pues a la toma del paraninfo le suceden simultáneamente las tomas de las instalaciones del interior del país, en los Centros Universitarios de San Marcos (CUNSAM), Chimaltenango (CUNDECH), Huehuetenango (CUNOROC), Totonicapán (CUNTOT) y El Progreso (CUNPROGRESO), que termina con la carambola que recorriendo el país regresa a la capital, y en voz y fuerza de los matasanos practicantes que se toman sus edificios de medicina, secundados en la asamblea de estudiantes de psicología que determina la toma total del Centro Urbano Metropolitano (CUM), históricamente más acomodado, pero que hoy llegando temprano a su cita con la historia se toman el segundo recinto universitario de la ciudad. Y de  ultima hora, se nos informa que las instalaciones del Centro Universitario del Norte (CUNOR), estaban siendo tomadas por sus trabajadores.

Los lazos se estrechan y se vinculan en la ciudad cuando los estudiantes en lucha en el Campus Central asisten ya hacia la caída de la tarde con víveres e insumos a sus iguales en las tomas del Paraninfo y del CUM, esperando que este lazo se estreche a lo largo y ancho de la geografía nacional, hasta lograr alzar nuevamente al estudiante sancarlista a su lugar de distinción de pie y junto al pueblo.  

Pero en el contexto actual, bajo la presión de la correlación de fuerzas concretas que en la realidad subyacen, se tiene a dar un paso atrás y dos adelante, pues la represión se desborda en la discursiva cada vez más beligerante del rector y sus secuaces, anunciando que no habrá día tres de toma y movilizando a su maquinaria parasitaria de desinformación para promover la lucha entre los mismos estudiantes, cosa que no le ha surtido resultado; esto en la realidad se manifestó en el tránsito crepuscular entre el día dos y la madrugada del día tres, cuando las compañeras, los compañeros que nos encontrábamos al resguardo de las puertas de la Avenida Petapa nos percatamos de la vigilancia de varios carros que junto con una moto, patrullaban cada 10 a 15 minutos bajando la velocidad frente a los portones, pero los oscuros visitantes no pudieron infundir el miedo contratado por el rector y se enfrentaron a la combatividad, la pólvora, la felicidad y la música del combativo estudiante, dándole al estudiante más convicción, certeza y razón de la justeza de su lucha. 

Al amanecer en la –esperamos– cada día más optimista ciudad de Guatemala, la noticia que recorre el país de la prensa y las redes sociales es que, en lugar de la deserción y el miedo, en lugar de aminorar, lo que habita con más fuerza es el contagio de la rebeldía estudiantil, cuando a media mañana se confirma que se ha tomado el Centro Universitario de Occidente (CUNOC) segundo recinto sancarlista del país. Dejando todo lo anterior de manifiesto, como memoria viva de la crónica de nuestro tiempo, de la lucha estudiantil de nuestro tiempo, no podría terminar estas líneas más que llamando a los Centros Universitarios restantes a seguir sumando fuerzas para levantar el monolito de nuestra fuerza conjunta, que los estudiantes, los docentes, los investigadores, los trabajadores se tomen no solo los recintos académicos, sino las casas, los museos, las reservas naturales y las fincas que son de la USAC, hasta derrotar a los que han tratado el último año y medio de vender la casa del saber de todo nuestro pueblo.

¡POR LA UNIDAD NACIONAL DEL SANCARLISTA EN LUCHA!

 

¡LA VICTORIA ES YA IRREDUCTIBLE, PUEDEN ATRASARLA MAS NO DETERLA!

 

¡AQUÍ NADIE SE RINDE HASTA LA VICTORIA FINAL!