Por Tyscho

Los mismos que hoy 1ero de diciembre se regodearan con la autonomía universitaria, son los mismos que dejan que el ejército y la policía entren a la U a vigilar sus secciones en Consejo Superior Universitario (CSU) por el miedo que le tienen a los estudiantes, esos mismos que financian grupos armados que han golpean estudiantes durante décadas, esos mismos que usan la Autonomía como bandera para que no se les fiscalicen sus corruptas actividades usando al presupuesto de la USAC como piñata; pero la olvidan con milagrosa rapidez cuando servilmente le dan potestad a los gobiernos de tuno para inmiscuirse en la vida universitaria, en los salones y en hacerles carreras de seguridad a la medida de la mentalidad de los militares y los cuerpos de seguridad del Estado. Basta recordar que el bufón Jimmy Morales estudio en la USAC un diplomado en seguridad e inteligencia, echa a la carta para él y sus amigos de AVEMILGUA.

Y todos estos fanfarrones tienen la cara y la desmemoria a su servicio, cuando quieren enarbolar la bandera de defender la USAC y la educación pública superior, esa misma universidad que ellos han desvalijado y parasitado durante décadas, haciéndose de puestos administrativos, colocando a familiares en Facultades, Escuelas y Centros Universitarios en todo el país, como enanas dinastías de cuatreros.

Son los que año con año se llenan sus asquerosas bocas parafraseando a los Doctores Carlo Federico Mora y Carlos Martínez Duran, verdaderos dirigentes de la comunidad universitaria, quizá der los pocos rectores de la USAC con la potestad ética y moral para poder llamarse magníficos.                         

Está hipocresía es quizá sólo comparable con la falsa bandera de soberanía nacional que enarbolan los ladrones del gobierno cuando alegan patriotismo para cuidarse de la la lucha anticorrupción, pero no lo recuerdan cuando vendieron, vende y venderán el país, sus recursos y a su gente al mejor postor extranjero, predisponiendo los interés nacionales a los personales, a los personales o a los de su partido de turno.

Siento todos estos, sin excepción hijos vástagos, herederos de los traidores que sepultaron la revolución democrática de 1944. La misma revolución que otorgo la autonomía universitaria, que no existe más que en el papel, por la que hay que luchar estudiantes, trabajadores y docentes nuevamente, para restituir el nombre de nuestra USAC y recuperarla de las manos de los que hoy la tienen como patrimonio personal.