Por Hercilia Cáceres

Nuestro quetzal espantado, por un ideal que no existe… Así inicia una de las estrofas de la Chalana (grito huelguero de protesta), palabras que identifican a la mayoría de las personas involucradas en la organización de la “Huelga de Todos los Dolores” durante la cuaresma en la Universidad de San Carlos de Guatemala. En sus inicios la Huelga representaba los ideales de un pueblo en represión, y con sátira en sus protestas intimidaba a cualquier entidad gubernamental; pero en la actualidad para la mayoría implica una época del año en la que socialmente es más aceptable la embriaguez, los negocios sucios, el despilfarro de dinero, las agresiones, violencia y la desideologización de un movimiento que en sus peores momentos busca vender una idea “revolucionaria” y vacía para saciar intereses individuales, mas no colectivos.

En el momento presente, luego de la democratización de la Asociación de Estudiantes Universitaria -AEU- en el pasado 2017, el movimiento estudiantil se enfrenta a la prueba de fuego: La Huelga de Todos los Dolores, debido a que la misma estuvo cooptada más de una década al igual que la -AEU- por estructuras del crimen organizado. Desde finales del 2017 la AEU hizo un llamado a los comités de huelga, representantes del Consejo Consultivo Estudiantil Universitario -CCEU- y asociaciones democráticas estudiantiles para definir actividades de huelga en el 2018, dando como resultado una dosis de desconfianza hacia el proyecto que se avecinaba ya que a dicha convocatoria se hicieron presentes personajes representativos de la antigua comisión transitoria. Posterior a ello continuaron las convocatorias hasta que de una vez por todas se formó el nuevo “Honorable Comité de Huelga de Todos los dolores”, de cuya honorabilidad se duda hasta estos días, al contar con personas que aún mantienen nexos con la antigua Comisión Transitoria, controlada por los mafiosos, sin dejar el oportunismo de que algunos de sus miembros hacen gala. Dice ser un movimiento estudiantil, pero por alguna razón existen integrantes que llevan años sin pisar un salón de clases y otros que más que haciendo uso de sus liderazgos de papel, buscan un protagónicos haciendo sectarios los restos de la Huelga de Todos los Dolores.

Ante los ojos de la mayoría del sector estudiantil y hasta el mismo secretariado de la AEU, que en un 90% se hace de la vista gorda y solo se hace presente cuando las cámaras de los medios de comunicación están cerca o tienen la posibilidad salir a reflejarse como falsos salvadores, no creen en la verdadera reivindicación del movimiento huelguero. Este descontento aumentó luego de que se solicitaran más de Q.200,000 al Consejo Superior Universitario, petición que fue rechazada y otorgó una cantidad que ronda los Q.75,000, razón por la que algunos comités de huelga, con el descaro de la ambición, continúan como practicantes de actos de delincuencia, como la extorción y la toma de parqueos por no contar con los miles de quetzales solicitados. Lo único rescatable de este movimiento es la lucha de unos pocos que mantienen perfil en alto y se les atribuye acciones que no dejan caer los restos de la huelga, siendo uno de ellos el secretario de finanzas de la AEU, quien asumió el papel que le correspondía, con sus aciertos y errores, además de personajes dentro de la comisión organizadora de la Huelga de Dolores que han dedicado esfuerzos en una comprometedora y desgastante actuación que se debe reconocer sin duda.

Lamentablemente la organización en la mayoría de los comités de huelga se encuentra sumida en la ambición y bajo frases como “la huelga es del pueblo”, se ensucian la boca para exigir dinero, porque eso es la huelga en general (sin incluir casos específicos), un negocio que lucra vilmente con el pueblo que no necesita de una carroza o un desfile de borrachos, sino una verdadera reivindicación que incluya atención específica, pues, las condiciones han cambiado, es otro tiempo y espacio, si se espera que la huelga sea lo que fue sería caer en engaños. Pero la violencia que no se detiene durante la cuaresma, el alcoholismo, la extorsión, que no haya beneficios para el pueblo, pero sí para la oligarquía, que convierte esto en un negocio millonario y la alienación son solo algunas pruebas de que esto ya no es huelga.

Los actos de violencia de parte de las mafias que controlaban la AEU han continuado, así como las extorsiones de parte de pandillas de individuos ajenos a la USAC, que utilizan la misma indumentaria de algunos de los comités de huelgas para cobrar parqueos y hasta el ingreso al Campus. Llamamos a los comités honestos y a los estudiantes que aún desean rescatar la tradición de la Huelga de Dolores a formar un frente de unidad para frenar a los violentos que buscan lucrar con esta centenaria actividad.