Por Leonardo Ixim

Los planes imperialistas están echados sobre la mesa, ahora le falta a los gobiernos lacayos de México y el Triángulo Norte sin excepción, implementarlos. Con la visita de ex militar John Kelly, a cargo de la Secretaria de Seguridad Interna de Estados Unidos la semana pasada a Guatemala, esto quedó claro.

Esto como un componente en la estrategia de la nueva administración republicana, para hacer frente a la crisis mundial capitalista que ya está pasándole factura a los Estados Unidos. Bajo un discurso demagógico, anunciando proteccionismo económico y de racismo hacia los migrantes procedentes de países latinoamericanos y los de mayoría islámica, pretende reposicionarse en el que considera su patio trasero. Y para esto cuenta con la mayoría republicana en el Congreso, que parecía harían frente al advenedizo Trump, pero que por el momento coinciden en su estrategia.

Kelly vino a Guatemala, mientras que el secretario de Estado Rex Tillerson visitaba México, a confirmar “la disposición” de las autoridades guatemaltecas para combatir el narcotráfico y generar diques en la frontera sur, donde Guatemala es estratégica para detener el flujo de migrantes.

Esto mientras se anunció una reunión de presidentes del Triángulo Norte para los próximos días en la ciudad de Miami con el vice presidente gringo Mike Pence, con la presencia del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, para apuntalar el programa de Alianza para la Prosperidad de US$ 750 millones para la región, de los cuales serán ejecutados por la Usaid (El Periódico 02/03/17). Pero a la par de esto, garantizar un clima de inversiones seguras en las denominadas “energías limpias” que incluye hidroeléctricas, proyectos eólicos y fotovoltaicos.

El puesto de Kelly no es por nada, pues este marino, quien en su carrera militar llegó a ser almirante con las tropas invasoras gringas en Irak, tiene experiencia en cabildeo político en el congreso de ese país. Además de comandar en el gobierno de Obama el Comando Sur desde donde se proyectó la política de combate a la corrupción a los Estados chambones como los de Centroamérica, intentos de eliminar las causas de la migración y de derechos humanos para cercar al malogrado chavismo y al gobierno de Cuba.

Así, el demagogo Trump continúa con la política de zanahoria y garrote de Obama mientras arrecia la persecución de migrantes, anunciando el uso de la Guardia Nacional en tareas de represión en puntos alejados de la frontera sur de ese país. Se amplió además la cantidad de causales de deportación, de las directrices de Obama que reducían a delitos graves, agregándose ahora el hecho de parecer sospechoso y delitos menores como conducir ebrio (La Hora 22/02/17).

Pese a los intentos de Kelly por calmar los temores de una expulsión masiva, lo cierto es desde que asumió Trump, se ha deportado a 3,756 personas - 3,331 hombres, 402 mujeres y 23 niños- mientras que en último año de Obama fueron 3,201 guatemaltecos (Prensa Libre 27/02/17), además de los otros centroamericanos y de otras nacionalidades, donde el gobierno mexicano hace el trabajo sucio al sur del Río Bravo.

De tal forma que la zanahoria se realiza con los anuncios y apoyos a la Cicig, a las fiscalías generales de El Salvador, Guatemala y Honduras, a la Machi de este último pais, reuniones de los fiscales con congresistas de ambos partidos, programas de inversiones como el Fomilenio en El Salvador y se sondea –en lo cual la reunión de Miami será clave- fortalecer la lucha antinarcótica, una reactualización del programa Carsi.

Previo a la visita de Kelly, los jefes de los estados mayores de EU y México se reunieron en secreto en Tapachula, acordando apoyos hacia el ejército mexicano para fortalecer la militarización de la frontera sur mexicana. Así llega Kelly, quien se reúne con el ministro de gobernación Francisco Rivas, con el presidente Morales y el vice Cabrera, donde se respalda la decisión de que el ejército guatemalteco deje los patrullajes conjuntos con la policía y se concentre en las fronteras.

Esto cae como una bomba a la contrainsurgencia expresada en la Juntita y la inteligencia militar, quienes azuzan a Morales sobre los supuestos rumores de golpe de Estado, a la par que se arrecian hechos de terror contra la población civil bajo el supuesto, real o no, de que son las pandillas y una variedad de mensajes en redes sociales, ambos tipo operaciones psicológicas militares. Manteniendo la brecha entre la extrema derecha militarista y la oligarquía, que se oponen a las reformas constitucionales, y el Estado gringo quien las apoya, agregándose el tema de los patrullajes.