Por Armando Tezucún

Mientras el régimen político atraviesa una grave crisis generalizada, el gobierno, por cuarto año consecutivo, se encuentra en una seria situación de déficit financiero. Según la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), al finalizar el primer semestre del año, el agujero fiscal llegó a Q 2,256 millones. En este período la recaudación ascendió a Q 24,492,6 millones, mientras que la meta proyectada era de Q 26,748.4 millones.

De acuerdo al ministro de finanzas, Dorval Carías, la baja tiene que ver con la variación de los precios internacionales de los derivados del petróleo, que ha provocado una disminución en el tributo a su importación; y la apreciación del quetzal con respecto al dólar. Según Abelardo Medina, del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), habría que agregar como causas la baja captación del impuesto sobre la renta (ISR); por otro lado, el encarcelamiento del ex director de la SAT impidió la implementación de medidas administrativas programadas para mejorar la recaudación en Q 904 millones. La reducción sustancial del cobro del Impuesto Sobre el Valor Agregado (IVA) sobre las importaciones ha influido también en la merma en los ingresos del Estado (Siglo XXI 15/07/15). Además, la suspensión del impuesto a la telefonía ordenada por la Corte de Constitucionalidad ha significado un faltante de Q 1,200 millones proyectado en el financiamiento del presupuesto 2015.

Según el ICEFI, si la recaudación fiscal continúa al mismo ritmo, al final del año la brecha fiscal podría llegar a rondar entre Q 4,100 y Q 4,200 millones, llegando la recaudación total a entre Q 50,400 y Q 50,500 millones, en contraste con los Q 54,700 millones proyectados. Esto implicaría una carga tributaria entre 10.3% y 10.4%, similar a la que se tuvo en 2009 y 2010, en los años más duros de la crisis económica mundial. Si bien en esos años era esta crisis la causante de la baja, este año tiene mucho que ver el descalabro de la SAT y la corrupción en las aduanas, revelados por la Cicig y el Ministerio Público con el caso de la red La Línea. El desmantelamiento de esta red aún no se traduce en una recuperación del nivel de recaudación, más bien el descubrimiento de las redes de corrupción en el gobierno ha mermado la confianza de los tributantes, como demuestra la caída del índice de confianza en la actividad económica a 28,68 puntos, cercano al nivel de 2009 (Siglo XXI 29/07/15). Las estimaciones del ICEFI contrastan con la visión más optimista del Ministerio de Finanzas, que calcula que la brecha al final del año llegará a Q 2,700 millones.

Las recientes protestas de los trabajadores del sistema de salud estatal, por falta de medicinas, equipo e insumos, son un reflejo de las carencias por las que atraviesan las finanzas del gobierno. Las cifras arriba mencionadas desmienten la afirmación del ministro de salud, quien denunció que los pactos colectivos firmados entre el gobierno y los sindicatos de trabajadores estatales son los causantes de la crisis financiera del Estado.

Las revelaciones de graves casos de corrupción que involucran a funcionarios del gobierno e instituciones del Estado ponen en riesgo las futuras inversiones privadas y los desembolsos de los préstamos de entidades extranjeras. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) calculó recientemente que el crecimiento económico para Guatemala será este año del 3.5%, y no del 4% estimado en abril, estimación que aún contempla la Junta Monetaria, autoridad económica del país (Siglo XXI 30/07/15).

En su desesperación el presidente Pérez Molina recurrido al apoyo del grupo de cooperantes internacionales conocido como G13, en busca de mecanismos para mejorar la recaudación y modernizar la SAT.

Por otro lado, el Instituto Nacional de Estadísticas reveló que en los dos últimos años los precios de la canasta básica de alimentos y la de servicios básicos han aumentado un 20.4%. La canasta básica de alimentos llegó en junio a Q 3,405.60, mientras que la canasta básica vital alcanzó los Q 6,214.60. El incremento ha ampliado a tal punto la distancia entre las mismas y el salario mínimo, que se requeriría un aumento del 300% del mismo para poder satisfacer las necesidades de una familia promedio, según el dirigente sindical Adolfo Lacs (Siglo XXI 21/07/15). Recordemos que el salario mínimo para actividades de exportación y maquilas es de Q 2,450.95 al mes, y para las demás actividades es de Q 2,644.40.

Estos datos significan una grave carestía para los trabajadores, en cuyos hogares muchas veces deben trabajar el padre y la madre e incluso los hijos para poder llevar lo suficiente a casa. Y en el caso de quienes no tienen un trabajo estable, que es alrededor del 70% de la población económicamente activa, estas cifras significan pobreza y extrema pobreza. En las negociaciones que se avecinan para definir el salario mínimo de 2016, las organizaciones sindicales deben presionar y movilizarse en las calles para logar un incremento justo.