Por: Alberto Castro  

Concluidas las festividades del mes cívico en El Salvador y otros países del istmo centroamericano, todo sigue su curso. Nayib Bukele, para sorpresa de nadie, sí  con el asombro de propios y extraños dio a conocer el mismo 15 de septiembre su reelección, teniendo asegurada su permanencia en el cargo y ostentando el control del poder formal, le resta importancia a las reglas de juego que establece la Constitución que prohíbe la reelección, en el entendido que reelección consiste en el acto de repetir el mismo cargo inmediato anterior, pero esto ya poco le importa a Bukele y al eje de personas con las cuales dirige bajo el arbitrio al país, habiendo explotado para su bien la manipulación de la mayor parte de las y los salvadoreños, a través de métodos violentos y consensuados, los cuales se impregnan en favor de su imagen en el sentido que dan una percepción positiva de su gestión, y pese a flagrantes delitos de lesa humanidad cometidos durante cada régimen de excepción, el resultado final es haber golpeado de gravedad a las maras y pandillas, y con ello gana adeptos.

Los medios de propaganda formales como Diario El salvador o Noticiero el salvador sumado a las numerosas fake news, solo disfrazan y envuelven en el discurso oficial una realidad que es diferente, así pasó ileso de sus fracasos, como por ejemplo el bitcoin y la corrupción de su gestión. No tiene control ni oposición que le oponga una fuerza equitativa, la oposición en la Asamblea Legislativa (AL), representada mayormente por FMLN y ARENA,  en realidad es un hecho apócrifo, debido a que ambas fuerzas políticas siguen en declive, las demás fuerzas de la AL, no han acumulado el suficiente apoyo social para considerarse contendientes serios. Fuera de las paredes de la AL, existe una oposición que aún no se consolida, esto porque los intereses y puntos en común varían  y no hasta el momento no se han planteado con sensatez hacer frente común ante la dictadura.      

La oposición formal actual y percepciones a futuro          

En otros tiempos hubiese sido muy difícil que un partido como Vamos, con solo un curul en la AL, tuviera la cobertura mediática y resonancia que actualmente tiene, pero lo insólito resulta de las mismas circunstancia mencionadas anteriormente; Vamos representa a la oposición dentro y parte de la que está fuera de la AL, y la diputada Claudia Ortíz, es una figura en ascenso que ya es referencia para muchas personas y por lo tanto ha sido objeto de acometas por el oficialismo, sus fanáticos y sus medios de propaganda.

El partido Vamos, intenta y seguirá intentando aglutinar a todas las fuerzas opositoras para mermar el poder del bukelismo en las próximas. Por otro lado, está el Partido Independiente Salvadoreño (PAIS), con apoyo de grupos de la diáspora salvadoreña, que va por el mismo camino; ser referencia y alternativa electoral. Muy probablemente ambos partidos encuentren sitio ante los espacios que dejarán ARENA y FMLN, y  ante aunque el lento pero creciente descontento hacia el bukelismo.       

La fuerza acumulada de la alianza entre movimientos y sindicatos        

Donde se concentran  colectivos tanto cuantitativa como  cualitativamente considerables, es en Alianza Nacional El Salvador en Paz, cuya dinámica es más parecida a una coordinadora, aun así es donde hasta el momento donde se han realizado dos movilizaciones considerables, siendo la primera el 15 de septiembre de 2021 y en un menor afluencia en septiembre de 2022. Aquí es donde centra sus reservas el oficialismo y donde auténticamente existe capacidad de movilización, ya que su directorio tiene a la cabeza representantes de movimientos sociales y organizaciones sindicales. Mediante su coordinador general, José Santos Melara, se sabe que de cara a las próximas elecciones no establecerían, al menos formalmente, alianzas electorales en las elecciones presidenciales de 2024, con partidos ni movimientos sociales, debido a lo desfavorable de las condiciones democráticas y ante un resultado ya anunciado.     

¡Organicemos a lucha contra el bukelismo!           

Para derrotar a la dictadura debemos unificar a todas las fuerzas opositoras, no despreciando ningún método de lucha y resistencia, ante un evento electoral con los resultados anunciados debe abrirse la discusión de cara a lo que se avecina que no es otro que enfrentar a la dictadura, sus aparatos represivos y de propaganda.