El 3 de febrero del 2019 se realizaron elecciones presidenciales en El Salvador, saliendo electo Nayib Bukele en primera vuelta, como Presidente para el periodo 2019-2024.

Nayib Bukele, empresario disidente del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), fundó el Movimiento Nuevas Ideas, pero al no lograr la inscripción de su propio partido, se vio forzado a participar bajo la bandera del partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), fundado por el ex presidente Antonio Elias Saca, actualmente preso por corrupción. GANA se autodefine como un “partido conservador y de derecha popular”, proveniente de una escisión del partido derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).

Con el discurso anticorrupción, GANA-Bukele capitalizaron el descontento popular.

Según el escrutinio final emitido por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), en las recientes elecciones presidenciales GANA obtuvo: 1, 434,856 votos; la alianza ARENA-PCN-PDC-DS: 857,084 votos; FMLN: 389,289 votos; VAMOS: 20,763 votos. EL nivel de abstención o ausentismo fue superior al 50% del padrón electoral. Con dichos resultados se oficializó al candidato Nayib Bukele como el nuevo Presidente de la república de El Salvador.

¿Cómo fue posible que Bukele derrotara a los partidos del bipartidismo, de manera tan rápida en primera vuelta? La explicación es sencilla.  Tanto los gobiernos de ARENA como del FMLN, aplicaron la misma agenda neoliberal. Pero la decepción popular fue mayor en relación a los dos últimos gobiernos del FMLN, precisamente porque este había sostenido un discurso anti neoliberal en sus años de partido opositor. Ya en el gobierno, el FMLN aprobó la eliminación de incentivos económicos a los trabajadores públicos, autorizó el saqueo de los fondos de pensiones. Por falta de políticas sociales, el FMLN no pudo solucionar problemas graves como la violencia. El resultado final ha sido la desmejora del nivel de vida de los trabajadores y de la clase media, el aumento de la delincuencia, el desempleo y la migración ilegal hacia Estados Unidos.

Mientras las amplias masas sufrían un desmejoramiento del nivel y calidad de vida, los funcionarios de los gobiernos de ARENA y del FMLN se dedicaron a saquear los fondos públicos. El comportamiento de ambos partidos fue similar. La corrupción generalizada y el paulatino empobrecimiento de la población se volvieron un tema muy sensible.

En su discurso electoral, Nayib Bukele culpó a las cúpulas del bipartidismo de ser las causantes de la mayor parte de los males  anteriormente descritos. La discusión central sobre el sistema económico y político imperante desde mucho antes de la aplicación de los Acuerdos de Paz en 1992, fue hábilmente relegada por el discurso anticorrupción, que obviamente goza de aceptación popular.

Levantar la bandera de lucha contra la corrupción no es una novedad política. Durante la campaña electoral del año 2014, el FMLN también utilizó el discurso anticorrupción. En el programa Conversando con el Presidente Funes, este lució una camiseta que decía:  “te guste o no guste Funes le puso cascabel al gato”…“Funes destapó la corrupción en ARENA” y “Funes enterró la derecha oligárquica”. 

El FMLN se mostraba orgulloso ante las masas:“…el destape institucional lo hicimos nosotros”, pues fue en su mandato (de Mauricio Funes) que se denunció la corrupción en la construcción del proyecto Diego de Holguín, las anomalías en la construcción de hospitales dañados por los terremotos de 2001, y “se destapo la enorme corrupción del gobierno del expresidente Francisco Flores”. (https://www.transparenciaactiva.gob.sv/presidente-funes-les-guste-o-no-les-guste-mi-gobierno-destapo-la-corrupcion-de-arena).

Pero las posteriores acusaciones de corrupción contra el expresidente Mauricio Funes y su equipo, unos están presos y otros prófugos, fue una estocada mortal contra el prestigio del FMLN. Por ello, Nayib Bukele hizo del combate contra la corrupción el eje central de su campaña electoral. La frase “devuelvan lo robado” se popularizó, la cual estaba dirigida a denunciar a los anteriores gobiernos de ARENA y del FMLN como hermanos gemelos de la corrupción.

Evidentemente, Bukele manipuló la lucha contra la corrupción, instrumentalizándola en su beneficio, para atraer al electorado y atacar a sus oponentes. Para engañar a las masas, Bukele denunció la corrupción de sus adversarios, pero en su discurso no detalló ni propuso cuales serían las medidas concretas para evitar ese mal que, por cierto, es intrínseco a la economía capitalista. Son los empresarios quienes promueven la corrupción para lograr los contratos del estado acordes a sus intereses, son ellos quienes otorgan las coimas a los altos funcionarios, y obviamente los principales responsables son los altos funcionarios de las cúpulas partidarias que administran los fondos del Estado en ese momento, sin ningún control de parte de los trabajadores y los ciudadanos.

El continuo declive electoral del FMLN

En las elecciones legislativas y municipales del 2018 el FMLN fue castigado por su base social, lo que se tradujo en una reducción del número de diputados en la Asamblea Legislativa pasando de 31 a 23, perdiendo 8 diputados. En el plano municipal, en el 2018 el FMLN tuvo una pérdida de 15 Alcaldías pasando de 82 a 67. Las bases del FMLN exigían cambios en su partido, pero la cúpula de la exguerrilla continuó aferrada a los cargos. Ante la presión de sus bases, la cúpula del FMLN planteó algunos cambios, pero solo fue en los discursos, porque en la práctica pretendieron imponer al candidato presidencial, pero las bases le dieron un revés eligiendo a Hugo Martinez. Esta ruptura política pasó desapercibida

Ante la debacle electoral del 2018, la cúpula del FMLN culpó a los trabajadores públicos de la derrota, y promovieron ataques violentos contra los criticos. Al respecto, José Luis Merino manifestó: “…Esos hijos de puta no entienden por qué están en los cargos de Gobierno, hay que echarlos a la mierda inmediatamente, ni en los cargos de las alcaldías, ni en los cargos de los ministerios y cuando los descubran vengan corriendo a decirles a Simón (Paz, alcalde de Mejicanos del FMLN) y a Nery (Bonilla, directora departamental de San Salvador del FMLN). Y si Simón o Nery no les hacen caso, échenlos ustedes a pedradas de veras. Organicen a los padres, a los pacientes de las clínicas y échenlos, esa gente no tiene por qué estar en esos cargos…” (DEM. 8/03/2018).

En esta última elección presidencial, igual que en las legislativas y municipales del 2018, el FMLN ha sufrido la peor derrota electoral, si la comparamos con los dos últimos procesos de elección presidencial. En el 2009, el FMLN obtuvo   1, 354,000 votos (ganando en primera vuelta), aumentando 541,481 votos con respecto al 2004 cuando obtuvo 812,519 votos. En ese momento, el pueblo estaba hastiado de los gobiernos de ARENA y el mismo hecho de llevar una figura que no tenia mayores vínculos directos con la cúpula del FMLN fue un factor favorable y las masas dieron un voto de confianza al FMLN, llevando por primera vez al poder. Fue en el primer gobierno del FMLN, donde Funes destapó la corrupción en ARENA, lo cual unido al mejoramiento de los programas de asistencialismo social, le permitió consolidar su base social y mantener el poder con la elección de Salvador Sanchez Cerén como presidente en el 2014, obteniendo 1, 495,815 votos, ganando por escaso margen en segunda vuelta, lo que evidenció que la erosión política del FMLN ya había comenzado. En esta elección, ARENA le pisó los talones al FMLN, iniciando un proceso de recomposición de la derecha salvadoreña.

Bajo la presidencia de Salvador Sánchez Cerén, se acabó el periodo de las vacas gordas, el FMLN recibió un Estado en quiebra, pero se esperaban verdaderos cambios ya el nuevo presidente venia de las FPL, y se consideraba un hombre de izquierda dentro de la vieja guardia de la guerrilla. Durante mucho tiempo se engañó a las bases del FMLN, con el discurso de que bajo el gobierno de Funes no se hicieron los cambios necesarios, porque Funes no provenía directamente de las filas del FMLN. La cúpula del FMLN tenía un discurso para el pueblo y otro para sus bases.

Pero Sánchez Cerén fue igual o peor que Funes. Bajo el segundo gobierno del FMLN se hicieron públicos los saqueos de los fondos del Estado organizados por la mafia ligada al gobierno de Funes, se produjo una agudización de la crisis financiera del Estado llegando a caer en impago. El gobierno del FMLN optó por descargar la crisis sobre los trabajadores, sobre todo al sector público. Ante la crisis económica y fiscal, el gobierno echó mano del dinero de las pensiones de la clase trabajadora, esto acentuó el descontento de los electores, quienes en las elecciones del 3 de febrero del 2019 dieron su voto-castigo, obteniendo el FMLN un total de 389,289 votos, perdiendo aproximadamente un millón de votos. Una parte de estos votos, de no haberse presentado GANA-Bukele, se hubiesen transformado en abstención, en votos nulos o hubiesen permitido la resurrección electoral de la derechista ARENA.

Todo apunta que el FMLN se quedó con el voto duro que, desde su primera participación en procesos electorales tras los acuerdos de paz de 1992, ronda entre los 300 a 400 mil votos promedio.

 El FMLN ya no es una opción para los explotados y oprimidos

Al momento de su integración en 1980, el FMLN fue contagiado con el virus del reformismo y del stalinismo del Partido Comunista Salvadoreño (PCS), caracterizado por sus políticas, acciones reformistas y alianzas con la “burguesía progresista”. Este último término siempre lo utilizó para justificar sus desviaciones. No en vano, en 1970, Salvador Cayetano Carpio (Comandante Marcial) abandonó las filas del PCS y fundó las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí” (FPL). Para 1984 (ya sin Marcial) el FMLN era hegemonizado y controlado por el PCS. En ese periodo fue que el FMLN cambió de Plataforma Programática pasando del Gobierno Democrático Revolucionario (GDR)  a la “Propuesta de integración y plataforma del Gobierno Provisional de Amplia Participación” (GAP).  Con esos cambios, en el apartado referente al gobierno, el FMLN planteaba: “…Integrarán el Gobierno provisional de amplia participación representantes del movimiento obrero, campesino, maestros, empleados, colegios profesionales, universidades, partidos políticos, sectores empresariales, representantes del FMLN-FDR y del Ejército Nacional ya depurado…”

El gobierno de Funez fue una versión del GAP. Lo mismo ocurrió con el gobierno de Sanchez Cerén, con la particularidad que gobernó con la sombra de la burguesía. Estos 10 años de Gobierno del FMLN permitieron desenmascarar los intereses que representa la cúpula del FMLN, la cual continúa copada por el PCS.

ARENA también bajó su votación

Antes del surgimiento del fenómeno de Bukele, ARENA se perfilaba como el partido que canalizaría el descontento popular. Bukele no solo arrancó votos al FMLN, sino también a ARENA, la que también obtuvo menor número de votos con respecto al 2014. En esa ocasión, en segunda vuelta, obtuvo un total de  1,489,451  mientras en las pasadas elecciones de 2019 obtuvo  apenas 770,950 votos, experimentando una pérdida de 718,501 votos, es decir, casi mitad del total de los votos

A pesar de haber participado en alianza con otros partidos, los aliados aportaron muy pocos votos, lo que evidencia una crisis generalizada no solo de ARENA sino también de los pequeños partidos de derecha. Los votantes que marcaron la bandera de la coalición con ARENA fueron 53,108; por el PCN: 22,065; por el PDC: 8,219; por DS: 2,742. Cabe señalar que esta coalición fue realizada a nivel de la cúpulas partidarias, en muchas casos fue de manera inconsulta a las bases de dichos partidos.

En los procesos internos para elegir candidato, ARENA ya mostraba un desgaste. Sus elecciones internas estuvieron marcadas por elevado ausentismo; de sus 122,364 personas inscritas como miembros, solo asistieron 58,874, lo que representa solo un 48.11 %. El rechazo a las imposiciones pudo influir para que las bases de ARENA no se movilizaran a votar, o inclinar su voto hacia sus hermanos separados de GANA.

Marcado ausentismo

El desgaste del FMLN y ARENA es mucho más grande si tomamos en cuenta que el padrón electoral aumentó, incorporándose nuevos sectores a los procesos electorales.

El padrón electoral para el 2019 estaba compuesto por 5, 613,101 de ciudadanos aptos para votar Según el escrutinio final del Tribunal Supremo Electoral (TSE) los votos válidos fueron 2, 701,992; impugnados: 1,973; nulos: 26,345; abstenciones: 2,868. Solamente 2, 733,178 personas fueron a votar, el ausentismo o abstención rondó arriba del 50%, lo que ya es un fuerte síntoma de crisis y desplome del sistema político y electoral. Bukele es presidente con apenas el 25% de los votos del padrón electoral.

Lo anterior indica que la democracia representativa en El Salvador está en crisis, las instituciones del Estado van perdiendo credibilidad. La participación de la población apta para emitir el voto en los procesos electorales va en descenso. Bajo el antidemocrático sistema electoral burgués no importa cuántos voten, si no quien consiga más votos, aunque sean minoría en relación a la población.

El pueblo ha perdido su interés en participar en dichos procesos, pues ha visto que llegue quien llegue, llegan a robar y a buscar su beneficio personal. La población ya no cree en el sistema electoral y no confían en las elecciones. Existe la necesidad de buscar otros mecanismos de participación popular para ya no depender de los partidos políticos del régimen.

Voto nulo y abstenciones  conscientes en señal de protesta

En las elecciones del 2019 los votos nulos fueron: 26,345; las abstenciones de 2,868 siendo mucho menor que en las pasadas elecciones legislativas del 2018 en donde los votos nulos rondaron la cantidad de 178,538.

Como Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), igual que en el 2018, llamamos a votar nulo, manifestando al respecto: “La Constitución de 1983 estableció un antidemocrático sistema político que nunca consulta al pueblo, pero para guardar las formalidades cada cinco años todas las personas aptas tienen la opción de votar y decidir que fuerza política estará al frente del gobierno y del Estado… Estas elecciones presidenciales se efectúan en una situación marcada por un prolongado estancamiento económico… El FMLN de la época de la guerra civil ya no existe, fue sustituido por un partido reformista que se adaptó completamente al sistema capitalista… Los errores del FMLN catapultaron a Bukele, quien hoy aparece como favorito en las encuestas… El panorama no es alentador. Los errores e incapacidades del FMLN están conduciendo a que la derecha retome el poder, ya sea a través del viejo partido ARENA o de su disidencia conocida como GANA, porque debemos decirlo claramente: Nayib Bukele representa a un nuevo sector de la derecha, que maneja un discurso democrático y de justicia social, pero que es la negación absoluta de las transformaciones democráticas que demanda El Salvador, un país que ha caído en la decadencia y la barbarie… Por esta razón, al no existir una opción electoral de izquierda dentro del actual proceso electoral, el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llama nuevamente a votar nulo, como un voto de protesta y de rechazo al antidemocrático sistema político. El Salvador demanda cambios, pero estos partidos patronales, incluido el reformista y aburguesado FMLN, no son la solución. Debemos trabajar duro para construir una nueva alternativa revolucionaria, democrática y antiimperialista...”

Si bien se produjo un descenso de votos nulos, debemos reconocer que estos 26,345 votos nulos, representan un voto de rechazo al sistema político, ya que corresponde a personas que valientemente se movilizaron, dado que no se sentían representadas por ninguno de los candidatos y partidos en contienda, desafiaron y rechazaron lo cantos de sirena de la nueva derecha encarnada en GANA.

Vale decir que personas de ’’izquierda’’  que en las elecciones del 2018 llamaron a votar nulo, en las elecciones del 2019 dieron su apoyo a Bukele, no importando la bandera ni el programa que este representaba.

¿Rompimiento o Renovación del bipartidismo?

Para muchos el triunfo de GANA-Bukele representa el rompimiento del bipartidismo ARENA-FMLN, quienes desde la firma de los Acuerdos de Paz de 1992 se habían transformado en los pilares del nuevo sistema bipartidista.

Aunque el bipartidismo se ha roto formalmente por el ascenso al poder de una nueva fuerza política de derecha, más bien estamos ante un remozamiento del antidemocrático sistema político y electoral instaurado con la Constitución de 1983. Necesitamos acabar con este sistema que excluye a la mayoría de la población de la toma de decisiones. Es primordial democratizar el sistema electoral, flexibilizar los requisitos para la legalización de nuevos partidos políticos,  flexibilizar los requisitos para la inscripción de las candidaturas independientes de diputados, debemos terminar con el monopolio de los partidos políticos que son los únicos que pueden inscribir candidatos, se debe democratizar las elecciones internas, etc.

Para que el bipartidismo y la partidocracia se rompan es necesario que sea el pueblo quien elija  a los  magistrados de la Corte Suprema de Justicia, al Fiscal General, Procurador General, Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, entre otras. El rompimiento del bipartidismo pasa por cambiar la antidemocrática Constitución política de 1983 aun vigente, siendo necesario exigir la convocatoria inmediata a una Asamblea Nacional Constituyente, libre y soberana.

A conformar una verdadera alianza entre revolucionarios

La debacle de ARENA y del FMLN muestra no solo la crisis del bipartidismo, sino del antidemocrático sistema político y electoral, que necesitamos cambiar de manera urgente.

El Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llama a los trabajadores, sectores de izquierda, incluidas las bases descontentas del FMLN, y demás sectores populares, a discutir un balance de las elecciones del 2019, para sacar conclusiones y reforzar el planteamiento sobre la necesidad de construir una nueva alternativa política, que refleje la unidad o alianza entre los revolucionarios y los sectores consecuentes de la izquierda, para enfrentar al gobierno de Bukele, que reflejara los intereses de la nueva derecha y los sectores burgueses que lo apoyaran.

La decadencia económica y social de El Salvador continuará hasta los límites de la barbarie, solo los trabajadores y la izquierda podemos frenar este derrumbe.

 

Centroamérica, 10 de febrero del 2019

 

Secretariado Ejecutivo Centroamericano (SECA)

Partido Socialista Centroamericano (PSOCA)