Por José René Tamariz

La elección del directorio legislativo el 1° de mayo hizo que el proceso de crisis del Frente Amplio (FA) que venía manifestándose, principalmente a través de su fracción legislativa, estallará en varios pedazos. La elección de Gonzalo Ramírez, pastor evangélico y ultraconservador, con el apoyo tácito de dos sectores de diputados del FA, como presidente del congreso sacó a luz pública la verdadera naturaleza política de este partido. Por otro lado, el apoyo abierto y votación de un tercer sector de diputados del FA por el neoliberal Ottón Solís para presidente del parlamento, el cual fue derrotado por Gonzalo Ramírez, constituye parte del mismo proceso de capitulación y adaptación a la institucionalidad burguesa del conjunto del Frente Amplio.

Es importante destacar que Gonzalo Ramírez, pastor de la iglesia denominada “Pasión por las Almas”, es un político de derecha ultraconservador y archi reaccionario, enemigo a muerte de los derechos del movimiento de diversidad sexual, del derecho al aborto y de la fertilización in vitro. Además de lo anterior este pastor y ahora presidente de la Asamblea Legislativa, como abogado, tiene un expediente manchado por tres suspensiones en sus funciones como notario y “… tres meses de prisión preventiva que le dictaron en el 2001 por presunta falsificación de le firma de un juez civil de Heredia para levantar el embargo de siete propiedades. El caso llegó a un final sin juicio, pues el hoy pastor evangélico concilió”. (La Nación, 3 de mayo del 2017).

Por semejante granuja votaron de forma indirecta dos sectores de diputados del FA. El primer sector integrado por el cura Gerardo Vargas y Suray Carrillo que, en ese momento, era jefa de fracción del FA. Tanto Gerardo Vargas, voto por si mismo, como Carrillo votó por el cura sabiendo que esos votos se constituían como votos nulos y, por ende, debido al reglamento antidemocrático y bipartidista del congreso, esos votos nulos se le sumaban al que obtenía mayoría. De esta forma, el pastor evangélico, logró sacar en la última ronda de votación 26 votos contra 24 de Ottón Solís. El segundo sector del FA formado por Ligia Fallas y Jorge Arguedas más el diputado Carlos Hernández, ex miembro del FA y hoy diputado independiente, aunque no votaron ni por Gonzalo Ramírez ni por Ottón Solís, al final sus votos terminaron sumándoseles al pastor evangélico. A los 26 votos válidos obtenidos por Gonzalo Ramírez, por efecto del reglamento antidemocrático, se le sumaron los votos de Ligia Fallas, Jorge Arguedas y Carlos Hernández, ex FA.

Por otra parte, el tercer sector de diputados del Frente Amplio (FA) conformado por su presidenta Patricia Mora, el candidato presidencial de ese partido Edgardo Araya, Francisco Camacho y José Ramírez votaron por el neoliberal Ottón Solís. Votaron por este a pesar de que éste no aceptó las propuestas del FA. Es importante destacar que Ottón Solís, fundador del partido de gobierno PAC, es un enemigo acérrimo de los trabajadores del sector público ya que el pretende aprobar la ley de empleo público, asimismo ha pretendido eliminar, vía presupuesto de la República, las anualidades y otros incentivos de los empleados público. Al final, este tercer sector del FA que es parte de la dirección política de este partido, terminó capitulando en toda la línea al PAC y al gamonal reaccionario de Ottón Solís y, por esta vía, la dirección del Frente Amplio (FA) se ubicaba al lado de la patronal en contra de los trabajadores de los trabajadores. Las posiciones políticas de esos tres sectores del FA, asumido durante la elección del directorio de la Asamblea Legislativa, desenmascara el carácter democrático pequeñoburgués del FA y constituyen el punto más álgido de su política de colaboración y conciliación con el PAC-gobierno, por un lado, y de profundo oportunismo político, por el otro.

Una dirigencia de izquierda revolucionaria, frente a ese proceso eleccionario del parlamento burgués, debía denunciar públicamente a ambos candidatos de los partidos burgueses, Gonzalo Ramírez y Ottón Solís, así como a los partidos que apoyaban a ambos candidatos. Asimismo, también debían llamar, antes, durante y después de esa elección a los diversos sectores sociales a movilizarse en contra de esos candidatos y partidos. De último, para no ser partícipes de la elección del fundamentalista pastor evangélico, Gonzalo Ramírez, al mismo tiempo que lo denunciaban, debían salirse del parlamento para que sus votos sean nulos o de otro tipo no se le sumara a ninguno de los candidatos reaccionarios.