Historia

John_Kennedy,_Nikita_Khrushchev_1961

Por Victoriano Sanchez

En mayo de 1959, a escasos 5 meses de haber tomado el poder, Fidel Castró comenzó la reforma agraria en Cuba, que condujo inevitablemente a la expropiación de los grandes ingenios azucareros en manos de las compañías norteamericanas. La repuesta del imperialismo norteamericano fue la disminución de la cuota de azúcar. A cada golpe imperialista, se produjo un contra golpe de la revolución cubana.

La revolución que comenzó bajo consignas y reivindicaciones democráticas, como fue la lucha contra la dictadura de Batista, se transformó en corto tiempo en una revolución socialista, aunque no fuese dirigida por un partido obrero revolucionario, sino por una organización nacionalista pequeño burguesa como lo era el Movimiento 26 de Julio (M-26)

La invasión de Bahía de Cochinos

La ruptura de relaciones diplomáticas con Cuba en Enero de 1961, por parte de Estados Unidos, fue el preludio de la invasión armada. Desde Puerto Cabezas, Nicaragua, partió el contingente de 1200 contrarrevolucionarios, apoyados logística y militarmente por Estados Unidos y las dictaduras centroamericanas, con el objetivo de iniciar la invasión de Playa Girón, en la Bahía de Cochinos.

El desembarco comenzó el 15 de Abril  de 1961, apoyados por la artillería y la aviación contrarrevolucionaria. Al día siguiente, el 16 de abril, en un acto de despedida a milicianos caídos en combate, Fidel Castro proclamó en un histórico discurso el carácter socialista de la revolución cubana, la primera revolución anticapitalista triunfante en el hemisferio occidental.

La invasión contrarrevolucionaria fue derrotada en menos de 72 horas porque Fidel Castro apeló a la movilización de masas, y estas cerraron filas en la defensa militar de la revolución que apenas comenzaba. El triunfo sobre los gusanos produjo una mayor radicalización de la revolución.

Acercamiento con la URSS

La declaración del carácter socialista de la revolución cubana, demostrado en la práctica con la expropiación de las empresas transnacionales, mas el acercamiento militar con la URSS, provocó una airada repuesta del imperialismo norteamericano.

Ante la expropiación de los ingenios azucareros, los Estados Unidos respondieron con la suspensión de la cuota azucarera, principal producto de exportación. Cuba debió buscar nuevos mercados, encontrando el apoyo de la burocracia stalinista que gobernaba la URSS en ese momento. La URSS compro el azúcar cubano, abasteció de petróleo la isla y apertrechó militarmente al Ejercito Rebelde.

Pero este apoyo no era desinteresado, todo el apoyo material y militar era un mecanismos sutil de influencia de la burocracia stalinista de la URSS sobre el curso de la revolución cubana, que había tenido un enorme impacto político sobre el continente americano y en el mundo. El orden contrarrevolucionario a nivel mundial establecido en los pactos de Yalta y Postdam, del año 1945, al finalizar la segunda guerra mundial, había dividió el planeta en áreas de influencia. El hemisferio occidental había quedado bajo la órbita norteamericana. En ese sentido, la independencia conquistada por Cuba era un peligro para el orden capitalista mundial y era, en cierta medida, una ruptura de lo que Churchill, Stalin y Roosevelt habían establecido al finalizar la segunda guerra mundial.

El acuerdo sobre el retiro de los misiles

El 14 de octubre de 1962 un avión espía norteamericano del tipo U-2 descubrió un misil balístico intercontinental en Cuba. Era la primera vez que los soviéticos desplegaban armas nucleares en una zona de influencia norteamericana, a escasos 150 kilómetros de las costas de Estados Unidos. La llamada “guerra fría”, caracterizada por negociaciones secretas, repartimiento de áreas de influencia, amenazaba convertirse en una guerra de verdad.

La instalación de los misiles rusos en Cuba no era un intento de destruir militarmente al imperialismo norteamericano, o de expandir el modelo soviético por el mundo, más bien fue una astuta repuesta de Nikita Kruschov, quien había iniciado un periodo de reformas y desestalinización del régimen de la burocracia soviética, ante la instalación o de los cohetes nucleares Júpiter recién instalados en Turquía, en las fronteras de la URSS. Fue la forma de iniciar una negociación simultánea sobre el retiro del equipo nuclear soviético en Cuba y norteamericano en Turquía.

En el estira y afloje de las súper potencias, Estados Unidos y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ordenó el bloqueo naval a Cuba, con el objetivo de evitar la instalación de nuevos cohetes nucleares apuntados hacia Washington. Mientras tanto, 200,000 soldados norteamericanos fueron reconcentrados en la Florida. Aunque la intentona contrarrevolucionaria de Bahía de Cochinos fue derrotada, el peligro de una invasión militar norteamericana se transformó en un peligro real, inmediato.

John F. Kennedy, presidente de los Estados Unidos,  y Nikita Kruschov, premier soviético, desarrollaron una agria polémica en los medios de comunicación, al mismo tiempo que libraron una intensa negociación secreta para evitar el estallido de la tercera guerra mundial. En cierta medida, la revolución cubana fue utilizada como instrumento en la mesa de negociaciones de las superpotencias.

Al final se impuso el espíritu de los Acuerdos de Yalta y Postdam: Estados Unidos aceptó retirar los cohetes Júpiter de Turquía, y la URSS retiraría los cohetes de Cuba, pero con la condición de Cuba no sería invadida militarmente.

El proceso de burocratización de la revolución cubana

El triunfo que significó la derrota de la invasión contrarrevolucionaria de Bahía de Cochinos, se transformó en su contrario: Cuba quedo aislada y ello influiría negativamente en la economía.

La revolución cubana logró sobrevivir, pero a un alto costo que terminó minándola  por dentro en el transcurso del tiempo. El imperialismo norteamericano se comprometió a no invadirla militarmente, pero mantuvo el bloqueo económico y militar sobre la isla, lo que la volvió más dependiente del apoyo material y militar del Kremlin.

El Movimiento 26 de Julio se transformó en el Partido Comunista de Cuba (PCCC) en Octubre de 1965, es decir, se convirtió en un partido stalinista. Aunque el PCC demostró mucha autonomía en relación a las políticas del Kremlin, poco a poco se fue stalinizando: Fidel Castro apoyó en 1968 la invasión soviética a Checoslovaquia, cuando las masas y la juventud de ese país se rebelaban contra la dictadura  burocrática  y reclaman un socialismo con democracia para los trabajadores. De igual forma, Fidel Castro apoyó la invasión soviética a Afganistán, en 1979.

A nivel internacional la política del castrismo se identifica plenamente con los intereses del Kremlin, pero a nivel interno de Cuba, esa política fue la de la consolidación de una burocracia al interior del PCC y del Estado Cubano. La política exterior de Cuba fue un reflejo de su política interior, en donde se rendía culto a la personalidad de Fidel Castro y se prohibía tajantemente cualquier crítica hacia el rumbo de la revolución.

A nivel  de Latinoamérica, especialmente después del fracaso de la guerrilla del Che en Bolivia, en 1967, Fidel Castro mantuvo una política de acercamiento con regímenes militares nacionalistas como el de Velazco Alvarado en Perú (1968-1975), el del general Omar Torrijos en Panamá (1969-1981). La dirección cubana pasó de la política de apoyar y entrenar movimientos guerrilleros a una política de acercamiento con fuerzas “progresivas”, de coexistencia con los gobiernos burgueses de América Latina. Todo con el objetivo de romper el aislamiento y el bloqueo económico de Cuba

Los efectos del prolongado bloqueo

Con el apoyo económico de la URSS, Cuba logró elevar considerablemente el nivel de vida del pueblo. Hasta hace poco, Cuba tenia altos índices de desarrollo humano, comparables al de los países imperialistas, al menos en las áreas de salud y educación. Sin embargo, los efectos del prolongado bloqueo se hacen sentir dramáticamente en una brusca caída del nivel de vida de las masas cubanas, en un periodo en que el mundo capitalista sufre una de sus peores crisis.

Aunque como producto de esa política de acercamiento y convivencia con regímenes democrático burgueses de América Latina, Cuba logró, poco a poco, ser reconocida por la mayoría de los gobiernos que votaron su expulsión en 1962, incluso logro establecer lazos comerciales con muchos de estos países, pero nunca logró acceso al mayor mercado del mundo: los Estados Unidos.

Actualmente la economía cubana está en ruinas, subsidiada por el petróleo venezolano, pero con un aparato productivo realmente en decadencia. Viendo retrospectivamente, podemos afirmar que aunque Cuba sobrevivió a la crisis de Octubre de 1962, quedó aislada y con ello el futuro de la revolución quedo en permanente peligro.

El socialismo no se puede construir en un solo país, mucho menos en una isla. Para salvar a la humanidad de la barbarie, el socialismo debe suplantar a la economía mundial capitalista. Pero en la actual coyuntura se está produciendo un fenómeno inverso, contrarrevolucionario: la restauración capitalista en casi todos los países que se llamaban socialistas, pasando por Rusia y China. Cuba parecer ser el último de estos países. El peligro de la restauración capitalista es inminente.

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