Historia


Por Nassar Echeverría

Después de la muerte de Lenin en 1924, León Trotsky, quien fuera uno de los principales dirigentes de la revolución en 1917 y comandante del Ejército Rojo, concentró sus esfuerzos con un sector importante de la vieja guardia del Partido Comunista (antes Bolchevique) en luchar contra la degeneración burocrática del primer Estado Obrero. La burocratización del Partido Bolchevique fue encabezada por Stalin.

La degeneración burocrática del primer Estado obrero

La degeneración del Estado Soviético tuvo sus raíces objetivas en el atraso real de las fuerzas productivas del imperio ruso, y en la imposibilidad de los bolcheviques, que habían fundado la III Internacional con el objetivo de impulsar la revolución mundial, de repetir un triunfo revolucionario en Europa. El resultado fue el aislamiento de la revolución rusa, cercada por el mundo capitalista

Rusia quedó devastada después de la guerra civil (1918-1921) y de luchar contra la invasión de 14 ejércitos imperialistas, provocando el cansancio de las masas. Después de largos años de luchas y penurias materiales, se creó un ambiente de apatía. Los mejores cuadros del Partido Bolchevique habían muerto en combate, y en periodo de paz todos buscaban una mejoría de las condiciones de vida, y el bolchevismo se llenó de oportunistas y vividores. Este fenómeno estimuló el desarrollo de la teoría reaccionaria del “socialismo en un solo país”, cuyo principal portavoz era Stalin, como si fuese posible que la revolución socialista sobreviviera en un mundo dominado todavía por el imperialismo y el capitalismo.

Como fenómeno contrario a esta burocratización surgió la Oposición de Izquierda que reunió a lo más selecto de la vieja guardia del Partido Bolchevique. El periodo de 1914-1927 fue de intensa lucha política contra la burocratización, produciéndose diferentes realineamientos entre la propia Oposición. Hasta ese momento la Oposición era fundamentalmente rusa, pero en 1928, cuando se realizó el VI Congreso de la Internacional Comunista, Trotsky logró constituir la Oposición de Izquierda Internacional, a partir de un documento conocido como “Critica al Programa de la Internacional Comunista”, que criticaba los errores políticos de Stalin durante la revolución china en 1927.

En enero de 1929, Stalin decidió expulsar de la URSS a León Trotsky, creyendo que, al enviarlo al exilio, podría descabezar a la Oposición. Miles de militantes rusos fueron enviados a campos de concentración. Los dirigentes de la Oposición fueron enviados a realizar trabajos forzados. Unos claudicaron, pero otros mantuvieron firme las banderas del marxismo revolucionario.

En un momento determinado, Zinoviev, Kamanev y Bujarin cerraron filas con Stalin contra la oposición liderada por Trotsky. Después rompieron con Stalin, volvieron a unirse, hasta que fueron encarcelados y fusilados en 1936, acusados de contrarrevolucionarios, durante los juicios amañados denominados “Procesos de Moscú”.

El Triunfo de Hitler en Alemania en 1933

Durante el periodo 1924-1933, en las filas de la Oposición de Izquierda se debatió sobre el rumbo de la URSS, el rol del stalinismo y la necesidad de reformar al Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y a la propia Internacional Comunista. Los temas centrales de discusión fueron los virajes del stalinismo (ultraizquierdismo y oportunismo), sobre su política en relación a la huelga general inglesa de 1926, sobre la política aplicada en China en 1927, pero los acontecimientos de Alemania provocaron un cambio abrupto en las filas de la Oposición de Izquierda. En ese momento, muy pocos dirigentes de la Oposición se atrevieron a plantear la necesidad de crear un nuevo movimiento comunista internacional.

Bajo la orientación de Stalin, la Internacional Comunista votó la política del llamado “tercer periodo” que contenía un análisis erróneo de la realidad mundial. El stalinismo consideraba que la crisis del capitalismo había llegado a un punto tal que era el momento de asaltar el poder en todos los países del mundo, y que por ello los Partidos Comunistas no debían realizar ningún tipo de alianzas con los partidos reformistas socialdemócratas, a los que llamaba “socialfascistas”.

En Alemania esta política ultraizquierdista fue fatal. El Partido Comunista Alemán, bajo el control del stalinismo, se negaba a realizar una unidad de acción con el Partido Socialdemócrata para cerrarle el camino al avance de las fuerzas fascistas de Hitler. Esta división del proletariado alemán le permitió a Hitler ascender pacíficamente al gobierno en 1933, ser nombrado Canciller, obteniendo la mayoría de la votación. Desde ahí, obviamente, comenzó a golpear a comunistas y socialistas, inició el rearme de Alemania y creo las condiciones para el estallido de la segunda guerra mundial y la posterior invasión a la URSS en junio de 1941

La Oposición de Izquierda Internacional, liderada por Trotsky desde el exilio, se desgañitó llamando al frente único defensivo de los obreros comunistas y socialdemócratas contra el fascismo representado por Hitler, pero la política de Stalin se impuso, ayudando objetiva y directamente el triunfo electoral de Hitler.

Trotsky amargamente hizo un balance de la situación: “La concepción estratégica de la Internacional Comunista fue errónea desde el principio hasta el final. El punto de partida del partido comunista alemán era que, entre la socialdemocracia y el fascismo, no había más que una mera división del trabajo; que sus intereses eran parecidos, si no idénticos. En lugar de ayudar a gravar la desavenencia entre el principal adversario político del comunismo y su enemigo mortal para lo que habría bastado proclamar la verdad en voz alta, en lugar de infringirla, la Internacional Comunista se convenció de que los reformistas y los fascistas eran gemelos; pronosticó su conciliación, agrió y rechazó a los obreros socialdemócratas, y consolidó a sus dirigentes reformistas. Todavía peor: en cualquier caso en que, a pesar de los obstáculos interpuestos por la dirección, se crearon comités unitarios locales para la defensa obrera, la burocracia obligó a sus representantes a retirarse bajo la amenaza de expulsión. Sólo desplegó firmeza y perseverancia en sabotear el frente único, tanto desde arriba como desde abajo. (…) La desmoralización inevitable del destacamento comunista, cada vez más aislado del proletariado, hizo imposible incluso una resistencia parcial. Así, la procesión triunfal de Hitler sobre los huesos de las organizaciones proletarias estaba asegurada.”

Las conclusiones de Trotsky fueron muy claras: “Una organización que no ha despertado del trueno del fascismo y que soporta humildemente tales ultrajes de la burocracia, demuestra por esto mismo que está muerta y que nada la resucitará”. Por ello proclamó que había “que construir nuevos partidos comunistas y una nueva Internacional (…) La Oposición de Izquierda ya no se considera como tal y deja de actuar en ese sentido. Se transforma en una organización independiente que debe labrar su propio camino”.

Buscando aliados para construir una nueva internacional

Trotsky no luchó por construir una internacional “trotskista”, sino “bolchevique leninista”, es decir, que agrupara a los revolucionarios sobre los principios y programa del marxismo revolucionario y las enseñanzas de Lenin.

Después del triunfo de Hitler en Alemania, se produjo un auge del fascismo en Europa y el mundo. En ese contexto, la Oposición de Izquierda estableció contacto con cuatro partidos revolucionarios que se oponían al stalinismo y sus métodos. El Partido Obrero alemán (SAP), una escisión del Partido Socialdemócrata Alemán que agrupaba a treinta mil militantes. El Partido Obrero noruego (DNA), excluido de la Internacional Comunista en 1923. El Partido Socialista Independiente de Holanda (RSP) y el Partido Laborista Internacional de Inglaterra (ILP).

Estas cuatro organizaciones proclamaron la necesidad de construir una nueva internacional, pero no asistieron a la fundación de la nueva internacional, abandonaron la lucha en el camino. La Oposición de Izquierda se quedó prácticamente sola, luchando contra el stalinismo.

Los crímenes de Stalin

Entre 1933 y 1940 ocurrieron hechos históricos. Estalló la revolución española y al poco tiempo la guerra civil, donde el stalinismo jugó un papel clave en la represión contra la izquierda y los anarquistas revolucionarios. Hubo un viraje a la izquierda en la juventud de los partidos socialdemócratas y se instauró un gobierno de coalición con la burguesía en Francia. En 1936 Stalin, temeroso de perder el poder antes los grandes acontecimientos como la guerra mundial que se avecinaba, decidió fusilar a todos los opositores, iniciando los sangrientos Procesos de Moscú.

Al mismo tiempo, de manera secreta, comenzó la aniquilación física de los trotskistas en el extranjero. Dos miembros del secretariado que organizaba la nueva internacional fueron asesinados y desaparecidos: Erwin Wolf y Rudolf Klement. León Sedov, el hijo de Trotsky fue envenenado en Francia. Serguei, el otro hijo de Trotsky, fue desaparecido en la URSS. Nina, la hija de Trotsky, fue forzada a suicidarse.

La fundación de la Cuarta Internacional

Después de una intensa batalla política de cinco años, con las fuerzas reducidas al mínimo vital, el 3 de septiembre de 1938, en las afueras de Paris, en condiciones de clandestinidad, asediados por el fascismo y el stalinismo, con 26 delegados de 11 países, sin la presencia de Trotsky que vivía exiliado en México, se fundó finalmente la Cuarta Internacional, aprobado como documento base el llamado Programa de Transición.

Al poco tiempo, en agosto de 1940, el propio León Trotsky fue asesinado por un agente de la NKVD (KGB), la policía secreta de Stalin, infiltrado entre los seguidores. La Cuarta Internacional nació debilitada, la organización quedó al mando de dirigentes inexpertos que no supieron aprovechar las condiciones creadas por la segunda guerra mundial. Al finalizar la guerra en 1945, el stalinismo salió fortalecido, y la URSS como una potencia mundial, dificultando el crecimiento y desarrollo de la nueva internacional. Lo ocurrido posteriormente, por su importancia debe ser analizado en articulo aparte.