Historia


Por Alejandro Augusto Romero.

El siglo XXI ha congregado enormes sorpresas para la humanidad, sobre todo si tomamos en cuenta que al dejar el siglo pasado, nuestro mundo era unipolar, con una súper potencia que dirigía los destinos de la humanidad. Hoy por hoy, el capitalismo gesta enormes contradicciones, las grandes guerras libradas en medio oriente son solo una pincelada de lo que el sistema nos depara en los anales del presente siglo. Y uno de los actores fundamentales este nuevo medio oriente es el actual Irán y su Estado. Es más, para entender el moderno conflicto en medio oriente hay comprender que es Irán, quienes lo dirigen, el papel de las mases y del clérigo. Por ende, resulta importante para los revolucionarios analizar que pasó en 1979 con la revolución Iraní y cuáles son sus consecuencias en la moderna maraña de los intereses imperialistas.

Irán y la revolución bolchevique.

Irán es una nación ubicada en medio Oriente, curiosamente, está en una zona muy importante para la historia, más aún cuando recordamos que fue en esa zona entre Irak e Irán en donde se gestaron los primeros indicios de civilización. Es decir, en esas zonas aledañas al Tigris y el Éufrates se desarrollaron las primeras ciudades, la escritura, la ganadería y la agricultura. Para muchos historiadores, en esta zona se producen enormes revoluciones tecnológicas que serían determinantes para el desarrollo de la humanidad. Aquí es donde se gesta lo que Marx denominaría el despotismo asiático. En los albores de la humanidad su importancia fue determinante, y su estructura de poder fue determinada por el modo de producción asiático, en donde el poder se centralizaba en una casta de individuos que se encargaban de organizar grandes empresas de construcción.

A inicios del siglo XX, el capitalismo comienza a gestar enormes contradicciones interimperialistas que llevan a la I guerra mundial. Esta carnicería desencadena un enorme proceso revolucionario por toda Europa, que tiene su clímax con el triunfo bolchevique en Rusia, y la ejecución de los espartaquistas liderados por Rosa Luxemburgo en Alemania. Este boom revolucionario produce horror en el imperialismo, que decide crear una cortina contrarrevolucionaria. En consecuencia, invaden la URSS, y establecen gobiernos preventivos en zonas aledañas a la misma. Este es el caso de Irán, y es el imperialismo inglés quien fomenta la instauración dictatorial de Reza Khan, un militar que respondía a los intereses ingleses en contra de la amenaza comunista. Con el paso del tiempo, Reza Kahn sería llamado el Sha. El gobierno de Reza Kanh se instauró como el defensor de los privilegios de la burguesía, confiscando el 5% de las tierras cultivables y creando un Estado centralista basado en su poder.

La II guerra mundial.

El estallido de la segunda guerra mundial, la intervención Alemana en la URSS, y las simpatías de Reza Khan por las potencias del eje hizo que los ingleses ocupasen Irán obligándolo a que abdicase a favor de su hijo Mohammad Reza Pahlavi, también conocido como el Sha. Mientras duró la guerra, Irán fue utilizado como puente para proveer de abastecimientos al Ejército Rojo. Al terminar la guerra, la burocracia soviética aspiraba a tener concesiones petrolíferas en Irán, cosa que llevó a conflictos con el imperialismo británico y norteamericano que terminaron siendo zanjados en 1946.

El Sha.

El gobierno del Sha de Irán fue un gobierno apoyado por el imperialismo norteamericano, en la década de los sesenta, se incorpora al pacto de Bagdad, que le permite recibir ayuda militar y económica de Estados Unidos. Asimismo, en 1954 el gobierno del Sha da concesiones para explotación en Irán a transnacionales Británicas, Estadounidenses, Francesas y Holandesas, abriendo así los recursos nacionales al imperialismo occidental. Para los 70tas y 60tas del siglo XX, el Sha impulsa una serie de reformas que denomina “la revolución blanca”, promoviendo el desarrollo del capitalismo, mediante la venta de empresas nacionales y el fomento de la agricultura individual. No es fortuito que en este periodo, como muchos países del mundo también impulsase el desarrollo de la industria nacional, tan en boga para los economistas de la época.

Estos cambios económicos tendrían repercusiones en la estructura social del país, y finalmente contradicciones con el sistema de poder del régimen del Sha. Sin duda, uno factor fundamental que ocasionaría la caída del Sha fue la crisis económica generada por la crisis petrolera de los años 70. Pero el descontento con el régimen se venía manifestando desde la década de los 50, sobre todo en el movimiento estudiantil, los sectores liberales, el clerigo y la izquierda revolucionaria, esta última diezmada por la represión del ejercito: “Es el caso del Shah. ¿Quién sacaba al Shah de Irán? Robaba mil millones de dólares todos los años. Se estaba apoderando de toda la industria. Estaba hundiendo a la burguesía iraní del bazar. Estaba haciendo de todo. Entonces maduran las condiciones para la revolución, no hay otra salida que la revolución. Y si hacen reformas es para que ese sector siga dominando por intereses económico-sociales. Puede haber reforma en cualquier sector porque son regímenes de explotadores. Y por ser explotadores, puede haber acuerdos o tremendos desacuerdos.” (Nahuel Moreno, Intervenciones en la escuela de cuadros Argentina 1984)

La revolución.

La década del setenta es una época de mucha actividad en contra del régimen del Sha, se comienzan a gestar movimientos en muchos sectores de la sociedad, incluso se da un proceso de radicalización religiosa, en que muchos clérigos apoyan abiertamente a grupos revolucionarios y otras critican con fiereza el régimen. En 1977 se produce una masacre en el Qom y las protestas se reproducen por el todo el país, ocasionando grandes revueltas. Ese mismo año se celebraban manifestaciones en Teherán, Tabriz, Qom, Isfahán y Shiraz. En el cine Rex Abadan el ejército del Sha y quemó a 400 personas entre hombres, mujeres y niños.

En septiembre de 1978 se produce la masacre conocida como el viernes negro, en donde el ejército atacó y asesinó a cientos de manifestantes en la plaza Yalé. Poco a poco, la crisis se agudiza y se produce una combinación de movilizaciones y huelgas por todo el país. Sin duda, el proceso revolucionario estaba abierto. En plena huelga, las universidades se paralizaron, junto a las instalaciones petroleras, fábricas y hasta hospitales. Se movilizaron estudiantes, obreros, campesinos y el sector público. El 4 de noviembre, las protestas de miles de estudiantes se convirtieron en un baño de sangre. El camino de la revolución se estaba abriendo: “Irán es un caso parecido: el movimiento de masas enfrenta durante semanas y semanas al ejército del Sha hasta lograr ponerlo en una crisis sin salida que lo obliga a huir. Es un colosal triunfo revolucionario que abre una etapa de poder dual muy parecido al de la revolución rusa de febrero, es, decir, con forma soviética.” (Nahuel Moreno, Revoluciones del Siglo XX)

El 5 el general Qolam Reza Azhari recibió la orden de crear un nuevo gabinete. El régimen estaba exhalando. La elección de primer ministro de Shapur Bajtiar, antiguo miembro del Frente Nacional, fue la última gran injuria. En un intento de conservar el poder, el Sha creó el Consejo Real. Pero ya todo era inútil. El 16 de enero de 1979, el Sha de Irán se vio obligado a abandonar el país. El Imam declaró ilegítimo al Gobierno de Bajtiar y creó el Consejo Revolucionario.

Es importante analizar el proceso de la revolución Iraní, pero sobre todo la influencia del clérigo sobre la misma, no olvidemos que las revoluciones son procesos vivos que en muchas ocasiones superan nuestra percepción de lo posible. Esto pasó en Irán en donde los clérigos jugaron y siguen jugando un rol preponderante, poniéndose a la cabeza del mismo: “Vemos también para qué le sirve a la burguesía iraní Khomeini. ¡Qué sería de Irán sin la iglesia chiíta! Es la única corriente musulmana que no depende directamente del poder y ha cumplido durante siglos una función de partido-iglesia burgués, que remató ahora a la perfección.” (Las perspectivas y la política revolucionaria después del triunfo de la revolución nicaragüense)

La revolución del 79 en Irán fue un proceso embrionario de revolución social, es decir, es una revolución democrática burguesa, que tendía al socialismo, ya que existieron las condiciones históricas como el poder dual. Pero la dirección del proceso, así como los intereses de la burocracia soviética y el imperialismo no permitieron que se desarrollase esta corriente socialista: “Pero lo fundamental es que después de la revolución iraní, la burocracia no podía permitir un nuevo proceso revolucionario junto a su frontera, protagonizado por las mismas razas que viven dentro de la URSS.” (Ídem)

Sin duda, la revolución Iraní fue otra revolución abortada por la falta de dirección revolucionaria. Por ende, revolución socialista en Irán quedó inconclusa, dejando una deuda enorme, que hoy en día paga la humanidad y concretamente el medio oriente. Hoy la revolución Iraní y su potencial está sepultado, manoseado por los intereses del clérigo, el imperialismo estadounidense y el sub imperialismo ruso.