Género

 

Por Josefina Arguello.

Nuevamente me tomó por sorpresa que en la recién pasada ceremonia de la entrega de los premios Tony (los oscares del teatro en Estados Unidos) la puesta en escena del musical homónimo de la galardonada película Billy Elliot, arrasara con 10 de las 15 nominaciones incluyendo un Tony para el mejor actor, al joven de origen cubano, David Álvarez y mejor la dirección a Stephen Daldry. Pero lejos de la parafernalia de Broadway es interesante señalar porqué 9 años después del lanzamiento de esta película todavía causa revuelo y comentarios positivos. No es fortuito que este film haya obtenido varias nominaciones al oscar y varios premios en prestigiosos festivales de cine en Europa en el año de su estreno.

En el año 2000 el director Daldry estrenó una película de bajo presupuesto que narra el drama de un jovencito adolescente, Billy Elliot, quien vive en una zona marginal en el norte de Inglaterra y tiene que vencer no solo sus propios prejuicios sino los prejuicios de un pueblo minero y obrero que tiene una concepción típica de lo que es ser un macho, afrontarlos y perseguir sus propios sueños.  Ser un gran bailarín de ballet clásico.

Nueve años después la historia llevada a un musical de teatro sigue emitiendo opiniones y porque no decirlo han convertido al personaje Billy Elliot como el nuevo icono de la lucha por la equidad de género y justicia social en todo sentido.

El Conflicto del “Yo”

El personaje principal tiene un primer reto, asumir sus propios prejuicios al aceptar que en vez de practicar boxeo tal como lo ordenó su padre, quiere tomar clases de ballet clásico cuando conoce a Mrs. Wilkinson su maestra de baile.A escondidas practica los pasos de baile y le hace creer a su padre y hermano mayor que su comportamiento es el común de los hombres del pueblo. Es la Inglaterra del neolaboralismo, la historia nos narra las limitaciones que tiene un pequeño pueblo minero que su principal fuente de ingresos son las minas. Minas que son explotadas por los grandes emporios industriales y que no le prestan las condiciones necesarias al minero para que pueda tener mejores perspectivas de vida.

El padre y el hermano mayor de Billy están en una lucha contra del sistema a través de una huelga. Billy trata de entender la posición de su padre y su hermano pero encuentra su verdadera pasión en el ballet clásico. Billy no encaja con los patrones de comportamiento de su padre y el resto de obreros del pueblo y así inicia un conflicto interno del joven adolescente que busca la identificación de género, sus propios sueños pero sabe que al hacerlo tendrá la oposición de la familia, el pueblo y sus compañeros.

Al descubrir su padre que Billy está bailando ballet clásico es el clímax de la película. El padre al revelar que su hijo en lugar de boxear en el gimnasio está baliando ballet clásico reprueba totalmente a Billy y éste confronta al papá con una torva mirada y enfurecido empieza a danzar. El papá al verlo, a pesar de estar molesto y avergonzado porque “el ballet es para maricas”, en su interior sabe que su hijo persigue una pasión que no tiene nada que ver ni con lo que determina ser masculino, ni con la lucha de la clase obrera.

Conflicto entre lo masculino versus femenino

El film en su secuencia narrativa va dando pautas de lo que las mujeres hacen y lo que los hombres hacen. Están preestablecidos los comportamientos que los géneros deben tener. Billy es un jovencito que está en la búsqueda de su identidad. Su mejor amigo es un joven afeminado, que gusta travestirse. Sin embargo, Billy lo acepta tal cual es porque entre ellos hay una fiel amistad.

Un muchacho realizando funciones o actividades que son asignadas para las mujeres se pone en duda de inmediato su orientación sexual. Entonces es tildado de inmediato como homosexual, o utilizando un nuevo estereotipo metro sexual. Pero estos comportamientos son construidos socialmente, así que Billy los deconstruye al afirmarle a su padre que también en el ballet clásico también “hay grandes atletas”.

El arte para las masas.

Mrs. Wilkinson la maestra, una bailarina en retiro que vive con un esposo alcohólico, trata con desdén y le exige al máximo al joven postulante de bailarín pero ella descubre su potencial y le consigue una audición en el Royal Ballet, la mejor escuela de ballet clásico de Inglaterra.  Mrs. Wilkinson busca al padre de Billy para explicarle que el jovencito tiene talento y que debe ir a esa audición.

La película retrata las duras condiciones sociales en las que vive el sector obrero, las frustraciones por no tener el reconocimiento, las prestaciones sociales, el salario digno para poder llevar el sustento a su familia, las cuales cuenta con dos personas dependientes la abuela y Billy. Hay una escena en la cual tienen que romper el piano de la madre fallecida porque no tienen dinero para el gas y mueren de frío. El padre rompe el piano y llora de impotencia.

En este contexto para la clase obrera que su pensamiento está totalmente enfocado al pan de cada día, a las extremas limitaciones en las cuales viven, su último sentir o pensar es el arte como alternativa de recreación o creación. Lo común son las cantinas para emborracharse y así evadir un poco la cruda realidad.

Los patrones de comportamiento no solo están marcados por el género sino también por la clase social a la cual pertenecen. Trosky decía que:     "El cine debe  servir  de  contrapeso  a los   atractivos del alcohol y la  religión  (...)  la sala  de cine de reemplazar a la  taberna y la  iglesia,  ser un  refuerzo para la  educación de las masas".

Ha sido eterno el dilema si el arte es para las masas o se tiene que elevar el nivel de educación para las masas para que estas puedan tener acceso a todas las manifestaciones del arte considerado “elitista”.

Autoafirmación, autoestima y empoderamiento

Si vemos desde la óptica de la inteligencia emocional, los personajes principales tienen no solo tienen una evolución dentro de la trama sino que aplican los principios de la autoafirmación, el autoestima y empoderamiento que lo da la confianza, el reconocimiento.

El padre al final acepta que su hijo no solo tiene una fuerza descomunal para defender y realizar su sueño, sino que tiene un don maravilloso. Tácitamente Billy pide a gritos a su padre que lo apoye, éste abandona su huelga y decide ser “esquirol” para seguir pagando las clases de Mrs. Wilkinson. Lo acompaña, enfrentando también a sus compañeros de minas, a la audición. Pasan algunas semanas y todo el pueblo evoluciona porque están esperando la carta de aceptación de Billy en la escuela.

El final es apoteósico, han pasado algunos años y el padre de Billy junto a su hermano mayor, viajan a la ciudad a ver el estreno del “el lago de los cines” con música del extraordinario Tchasikovsky, nerviosamente se sientan y luego advierten que una butaca adelante está el jovencito travestís amigo de la infancia de Billy con su pareja. Se abre el telón y aparece Billy ya un hombre en el papel principal de la obra. Aunque parezca utópica la idílica visión de Stephen Daldry por primera vez, disfrutan sin prejuicios tres sectores que parecen irreconciliables: el arte, la clase obrera y la opción de género.


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