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Peligroso retroceso del Frente Amplio en elecciones municipales de Costa Rica

El pasado domingo 7 de febrero se llevaron a cabo las elecciones municipales en Costa Rica, con un abstencionismo del 59%. El otrora gobernante Partido Liberación Nacional (PLN) ganó 47 alcaldías, siendo el partido mejor posicionado, pero en realidad obtuvo 12 alcaldías menos que en la pasada elección, lo que evidencia su crisis. El PLN conquistó alrededor de un 60% de las posiciones municipales con apenas el 13% de la totalidad de votantes (tan solo 327,174 votos de un padrón de 2 millones y medio de habitantes), una clara manifestación que el sistema electoral no refleja la voluntad de la mayoría (igual situación se produce con las elecciones presidenciales y legislativas)

El Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) se recuperó un poco de su crisis, aumentando de 9 a 14 las alcaldías conquistadas. En cambio, el gobernante Partido Acción Ciudadana (PAC) mantuvo el mismo número de 6 alcaldías, una clara muestra de rechazo popular. Un aspecto importante de esta elección, fue la bancarrota del derechista Movimiento Libertario (ML), al no obtener una sola alcaldía.

Para los partidos burgueses las alcaldías son importantes, porque desde ahí establecen sus redes clientelares, y crean las bases para las campañas electorales nacionales. Para los socialistas centroamericanos, las elecciones municipales son un termómetro político a tomar en cuenta.

Un análisis especial merece la participación electoral del Frente Amplio (FA), quien participó como furgón de cola en una alianza con el gobernante PAC. Igual que el ML, el FA es el gran perdedor de las pasadas elecciones municipales. La falta de crítica frente al gobierno de Luis Guillermo Solís, le costó muy caro: obtuvieron tan solo un municipio en Barva, Heredia, y otro en alianza con el partido oficialista Partido Acción Ciudadana (PAC) en Montes de Oca, San José. En lugar de ser la tercera fuerza electoral del país, tal y como sucedió con las elecciones presidenciales y parlamentarias anteriores, el FA pasó a ser la quinta fuerza electoral (contabilizando los votos para opciones regionales).

Esto se debe a que de manera creciente, el FA está dejando de lado su programa de reformas al capitalismo, para pasar cada vez más a apoyar, abierta o solapadamente, las políticas neoliberales que impulsa el gobierno de Luis Guillermo Solís.

Un sector de las masas populares ha confiado en el FA, votando masivamente en las pasadas elecciones presidenciales y legislativas. El FA ha sido, hasta hace poco, probablemente la opción real con mayores posibilidades de revertir la ofensiva neoliberal en Costa Rica. Pero, irónicamente, el FA a su vez ha confiado ciegamente en el PAC, como un aliado estratégico, en vez de enarbolar sus propias banderas y su propio programa de reformas.

El FA cree que el avance de reformas se puede hacer haciendo concesiones ‘mitad neoliberales’ y ‘mitad progresivas’, algo así como un ‘mal menor’ o intermedio entre las demandas de la burguesía nacional y colonial, y las demandas progresivas del pueblo. El resultado de las pasadas elecciones municipales es una campanada de alerta para el FA, de continuar ese rumbo de conciliación con el gobierno, caerá irremediablemente en el precipicio, con grandes posibilidades de perder de un solo golpe el crecimiento electoral que tuvo en las pasadas elecciones presidenciales. Si bien es cierto las elecciones municipales no son decisorias, reflejan una tendencia que debe ser tomada en cuenta por la dirigencia del Frente Amplio

El FA está en una encrucijada, tiene entonces dos opciones: o revierte este giro claudicante hacia el gobierno de Solís, o pasa a defender los intereses de los trabajadores y del pueblo. Llamamos a las bases del FA, especialmente a sus sectores juveniles, a discutir un balance de las recientes elecciones municipales, y a enderezar el rumbo. Si esto se logra, todos salimos ganando y la inevitable revolución avanzaría unos pasos más.