Por Marco Antonio Moreno

A diez años de aquel 11 de septiembre que borró del mapa a las Torres Gemelas, y que despertó las alertas de la globalización, hay que reconocer que son muchas las interrogantes que siguen sin respuesta. Sin entrar en este detalle, es preciso señalar que las devastadoras consecuencias para el comercio mundial que se previeron entonces, así como la dura recesión que se pronosticó para la economía en su conjunto, no se produjeron por la caída de las torres sino por las decisiones tomadas posteriormente. Los efectos del estallido de la crisis subprime desencadenada seis años más tarde han tenido consecuencias mucho más devastadoras.

Las encuestas realizadas en Estados Unidos señalan que el gobierno de George W.Bush sobrerreaccionó a la amenaza terrorista, en una operación que debilitó al país y es responsable de la actual crisis financiera. Parte del masivo déficit público que ya supera todo el PIB de EEUU (15 billones de dólares), es producto del fuerte costo que han tenido para ese país las guerras de Afganistán e Irak, que duplican el alto costo que tuvo la guerra de Vietnam, y que obligó a Estados Unidos a terminar con el acuerdo de Bretton Woods. Es más, las guerras de Afganistán e Irak son las primeras financiadas en un 100% con crédito bancario, lo que evidencia también su huella en la crisis financiera.

Los datos de la Institución Brooking entregados ayer, acusan al gobierno de reaccionar exageradamente y gastar demasiado en las guerras. Seis de cada diez estadounidenses consideran que la economía de Estados Unidos se debilitó por el gasto excesivo en su respuestas a los ataques del 9/11, con las guerras de Irak y Afganistán. Dos de cada tres estadounidenses perciben que en esta década, el poder del país y su influencia en el mundo disminuyó. Una gran mayoría (73%) piensa que Estados Unidos debe reducir el número de tropas en Afganistán, así como el 49% opina que la guerra de Irak fue un error..

De acuerdo a datos proporcionados por Joseph Stiglitz, el costo de estas guerras supera los 3 billones de dólares, cifra que puede aumentar en 1-2 billones de dólares al incorporar los pagos de atención médica y los pagos por incapacidad futura a las tropas que regresan (más de 900.000 efectivos). El aumento en los gastos en defensa, junto con los recortes tributarios de Bush, marcan el triste tránsito desde un superávit de 2% del PIB el año 2000 a la lamentable situación deficitaria de hoy. La primera potencia económica del planeta, con un 5% de la población, producía el 24 de la producción mundial pero consumía el 50% de toda la producción del planeta. En ese mismo orden ha sido su gasto militar.

Estados Unidos no sólo está debilitado económicamente sino que también su credibilidad se ha desplomado. Gran parte de la prensa mundial mantiene aún serias dudas sobre la veracidad de las informaciones sobre los atentados del 11-S, y quien está detrás de ellos. Hace algunos años, el ex-presidente italiano Francesco Cossiga, señaló a Corriere Della Sera, que quienes estaban tras el atentado del 11-S eran la CIA y el Mossad. En su edición enero 2011, la popular revista alemana “Welt der Wunder” publicó los resultados de una encuesta realizada por el instituto Emnid, en la que se indica que casi el 90% por ciento de los alemanes están convencidos de que el gobierno de los Estados Unidos no está diciendo toda la verdad sobre los atentados del 11 de septiembre.

Otra encuesta realizada en Inglaterra por ICM, muestra que una gran mayoría de los residentes está de acuerdo que la versión oficial de lo ocurrido el 9/11 es falsa en varios aspectos importantes. Sólo el 8% está de acuerdo en que se les ha dicho la historia completa de los ataques del 9/11. Otra encuesta realizada en Francia por el HEC de París demuestra que el 58% de los franceses duda de la versión oficial del 9/11, y 49% cree que el gobierno de EE.UU. permitió deliberadamente los ataques.

Una encuesta de Zogby realizada en agosto de 2007, señala que el 67% de los estadounidenses sigue exigiendo una investigación sobre el colapso de la Torre 7, que no fue afectada por el atentado, y que sin embargo cae en forma idéntica. A diez años de estos hechos, muchas preguntas siguen sin respuesta, y sólo está en claro el alto costo que se ha pagado en guerras y víctimas humanas. Es un triste legado que estará con nosotros durante mucho tiempo.