Economía
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Por Global View Point

Para el francés Dominique Strauss-Kahn, director gerente del Fondo Monetario Internacional, la mayoría de los gobiernos va en la vía correcta para enfrentar la crisis económica mundial -cuya peor parte no llegó, advierte-, pero que debería tenerse un enfoque más global aún y no caer en un nuevo proteccionismo. Sin nombrarlo, así cuestionó a EE.UU. por sus leyes de "compra nacional". Y no hace demasiada autocrítica a su organismo , aunque señala errores del pasado: opina que el FMI antes de la reunión del G-20 de noviembre ya urgía a medidas de estímulo fiscal y reformas al sector financiero. Para la próxima cumbre de abril, pide avanzar en esas medidas y proteger a los países "emergentes".

La crisis financiera parece intensificarse. ¿Estamos en el centro del huracán o falta lo peor?

El efecto en la economía real aún está por llegar. Sin duda 2009 va a ser un mal año para el crecimiento, no sólo para las economías avanzadas, sino también para las emergentes. Pero a la vez hay signos alentadores. Se prepararon grandes paquetes de estímulo, sobre todo en los Estados Unidos. Lo mismo pasa, si bien no en el mismo nivel, en la mayoría de Europa. Y casi todos los gobiernos tomaron conciencia de que deben trabajar en el sector financiero, reestructurarlo y limpiar los balances de los bancos.

En todo el mundo hay una marcada desaparición de puestos de trabajo, ¿cuán grave es el riesgo de una política proteccionista?

Muy grande. No me refiero al proteccionismo tradicional, la suba de aranceles y esas cosas. Casi todos los gobiernos entendieron las lecciones del pasado, eso no funcionó sino que empeoró las cosas. Pero el proteccionismo puede colarse por la puerta de atrás, sobre todo en el sector financiero. Para dar un ejemplo, cuando los gobiernos proporcionan nuevos recursos o una recapitalización de los bancos, pueden incorporar algún tipo de cláusula en la que se diga que el dinero debe permanecer en el país. O puede haber, en diferentes paquetes de estímulo, alguna declaración o enmienda que indique que ese dinero debe usarse para comprar productos nacionales. Ese tipo de proteccionismo puede volver, y así el riesgo de una política de "empobrecer al vecino" sigue siendo alto. En una crisis global no debe pensarse en una solución local o nacional. Por lo tanto, la respuesta debe ser global.

Los gobiernos ya hicieron mucho, pero no lograron un avance decisivo para poner freno a la crisis. ¿Qué más deberían hacer para evitar que siga el colapso económico global?

La mayoría de los gobiernos, incluidos los de EE.UU., Japón y los europeos, pero también otros, no entendieron hasta la reunión del G-20 de noviembre lo que el FMI decía desde hacía meses: que necesitábamos un paquete de estímulo global y medidas muy amplias sobre el sector financiero. Ahora bien, en muchos países, por diversas razones, lleva tiempo instrumentar cambios. Eso es válido para los paquetes de estímulo y más aun para la reestructuración del sector financiero, en especial el bancario. La cuestión, entonces, ya no pasa por convencer a los gobiernos de actuar sino que reside en que éstos instrumenten las políticas que prometen adoptar. Acabo de volver de Europa y Asia y allí mi mensaje fue doble. Primero, lo que propusieron hacer está bien en la mayor parte de los casos. ¡Háganlo, entonces! Segundo, la crisis ahora golpea con fuerza a los países emergentes, y el financiamiento que el FMI les brinda a los países es muy importante. Si las cosas salen mal en esos países, afectará a los más ricos debido a que la economía es global, y a que esta crisis es global.

Algunos ya dicen que, como pasó en la crisis asiática, el FMI está empeorando las cosas al sugerir que los gobiernos suban las tasas de interés y reduzcan el gasto. ¿Los programas del FMI son diferentes a los de antes?

No estoy seguro de coincidir con la premisa de su pregunta. Sí, el FMI cometió errores, a veces hasta grandes. Pero tratábamos de ayudar a economías que estaban en problemas. ¡Para eso estamos! Si los países nunca tuvieran problemas no habría necesidad de que existiera el FMI.

Pero cuando nadie quiere la moneda de un país no hay más remedio que subir las tasas de interés para hacerla más atractiva. Cuando se tiene un gran déficit de cuenta corriente, hay que tomar medidas para reducirlo. Hay que encontrar recursos adicionales –lo que comprende pedirle un préstamo al Fondo—y compensarlos con recortes presupuestarios.

Aclarado eso, el mundo cambió y esta crisis difiere de las anteriores, de modo que tuvimos que adaptar nuestras políticas. Lo que el FMI trata de hacer es concentrar el carácter condicional de los préstamos en los problemas centrales a solucionar. En el pasado había muchas condiciones que sin duda eran buenas para el país pero que no estaban directamente vinculadas con los problemas más acuciantes. En los programas recientes, el FMI bajó 30 a 40% el grado de condicionalidad para sus créditos y se concentra más en el sector financiero y el déficit fiscal. Y pone énfasis en redes de seguridad para los más vulnerables de una sociedad. Por ejemplo, lo está haciendo en Pakistán en un programa junto al Banco Mundial.

¿Qué es lo más importante que la próxima cumbre del G-20 en Londres puede hacer para garantizar que la globalización no se derrumbe como consecuencia de esta crisis, tal como lo hizo la "primera globalización" a principios del siglo XX?

-El mundo espera que el G-20 dé una respuesta global fuerte e inmediata a esta primera crisis global. En términos específicos, debe acordar importantes medidas en todo el mundo para establecer el crecimiento y la salud del sector financiero al tiempo que se evita el proteccionismo.

La cumbre tiene que concentrarse en cómo proporcionar el financiamiento necesario para que los mercados emergentes y los países en vías de desarrollo hagan frente a la tormenta. Esta crisis también hizo que se reparara en las falencias de los acuerdos globales en lo relativo a regulación financiera y toma de decisiones. A medida que se acerca la fecha de la cumbre, me parece que hay una disposición mucho mayor a abordar esos temas fundamentales.

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