El fallecimiento del presidente Chávez ha llevado a la convocatoria a un nuevo proceso electoral. La atención del país se vuelca nuevamente hacia las urnas electorales.

Estamos conscientes que millones de trabajadores, jóvenes y habitantes de las zonas populares, que aún tienen esperanzas en el actual gobierno, votarán por Nicolás Maduro, candidato del Psuv y el Gran Polo Patriótico, respetamos esta decisión pero no la compartimos. Como lo dijimos con toda claridad en las elecciones del pasado 7 de octubre a través de nuestro candidato Orlando Chirino, este proyecto del llamado socialismo del siglo XXI, no le dará respuesta a los innumerables problemas que padece el pueblo venezolano. Un gobierno de Nicolás Maduro y la cúpula del Psuv, sólo será continuidad de los bajos salarios, de la inflación más alta del continente, el desabastecimiento de productos de primera necesidad, de los continuos apagones, la falta de agua, pésimos servicios, damnificados en refugios insalubres, incumplimiento de contratos colectivos, manteniendo la entrega de nuestra industria petrolera a las transnacionales a través de las empresas mixtas; criminalización de la protesta obrera y popular, tal como sucedió con el caso de la lucha de los yukpas, cuyo triste corolario ha sido el asesinato de Sabino Romero ante la indiferencia gubernamental. Todo con el trasfondo de una banca que sólo el año pasado ganó un 100% más que en el 2011; mientras el sector de telecomunicaciones al igual que los importadores tienen más de 40 trimestres obteniendo jugosas ganancias.

Es en este contexto, que el Partido Socialismo y Libertad (PSL) llama a los trabajadores y al pueblo a votar nulo. A organizarse de forma autónoma, y a confiar únicamente en sus propias fuerzas y en su movilización, para transformar nuestro país y avanzar hacia el verdadero socialismo sin burócratas, patronos, boliburgueses y empresas mixtas. Estas elecciones se producen en condiciones totalmente desventajosas. Además de que no se dispone de minutos libres y gratuitos en los medios de comunicación, y de las restricciones del CNE a los partidos pequeños, es una campaña muy corta, a lo que se suma la complejidad adicional producida por la subjetividad a partir de la muerte del presidente Chávez. Por otra parte, ya el Psuv y sus aliados ganaron las elecciones de octubre pasado, cuestión que reconocemos, y estas son sólo un mero trámite establecido en la Constitución, por todo ello decidimos no postular candidato.

El gobierno atraviesa dificultades fiscales que pretende subsanar descargando el peso de la crisis sobre los hombros del pueblo y de los trabajadores. La reciente medida de devaluación de nuestra moneda no tiene nada que ver con el socialismo, por el contrario, es una típica medida capitalista que acelerará la inflación y encarecerá el nivel de vida, erosionando nuestros salarios. Muy probablemente, la devaluación venga acompañada de otras medidas de ajuste que recaerán sobre el pueblo trabajador. Estos asuntos, de importancia decisiva para el futuro de nuestro país, no son abordados en el marco de la campaña electoral, de ahí que el PSL se plantee hacer otra campaña, una campaña por sumar voluntades para el levantamiento de una alternativa verdaderamente socialista y revolucionaria, tanto en el terreno electoral como en las luchas.

El pueblo venezolano ha demostrado sobradamente no estar dispuesto a regresar al nefasto pasado del puntofijismo, hoy representado por los partidos y dirigentes de la MUD, quienes además son agentes al servicio del gobierno de los EEUU. La mayoría de los trabajadores y de los habitantes de las comunidades populares han identificado correctamente que la oposición patronal no es alternativa para superar los problemas que nos aquejan. Esto es muy importante, pero también es necesario construir una alternativa revolucionaria que dé batalla a la burocracia cívico-militar, a la llamada “boliburguesía” que dirige el Psuv y el gobierno, para romper definitivamente las cadenas capitalistas que nos oprimen.

Nos han tratado de convencer de que el socialismo vendrá de la mano de transnacionales, latifundistas, y burócratas corruptos y milmillonarios, pero sabemos que esto es imposible. El verdadero socialismo sólo puede ser la obra de aquellas organizaciones democráticas que los propios trabajadores y el pueblo construyamos para la lucha en defensa de nuestros derechos, elevadas al rango de gobierno y de poder estatal. Las elecciones del 14 de abril pasarán, nosotros llamaremos a no dar ni un sólo voto al Psuv y la MUD, y a expresar nuestra protesta a través del voto nulo. No obstante, los problemas seguirán y los trabajadores y el pueblo continuarán luchando por sus derechos, y nuestro partido los acompañará en esta tarea, así como levantando las banderas del socialismo verdadero, contra la explotación capitalista y por el poder de los trabajadores y el pueblo.

En ese marco, la unidad de acción del movimiento sindical en la perspectiva de su refundación desde las bases seguirá siendo una necesidad de primer orden para la clase trabajadora. La exigencia de un aumento general de salarios mantendrá plena vigencia, los campesinos seguirán luchando por tierra y los indígenas por territorios libres de ganaderos, mineros y militares. Hay que articular las justas luchas del pueblo para acercarnos a la posibilidad de superar este nefasto e injusto sistema y dar paso a la construcción de una nueva sociedad verdaderamente libre, justa e igualitaria, una sociedad socialista, a partir de lograr que el petróleo sea 100% venezolano sin transnacionales ni empresas mixtas.

El PSL plantea que para avanzar en esta dirección es necesaria la movilización y la organización obrera y popular autónoma, así como la construcción de un partido verdaderamente revolucionario y socialista. Una herramienta política democrática de los trabajadores y el pueblo, que se erija en instrumento de lucha para la clase obrera, las comunidades y la juventud