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Por Maximiliano Fuentes

Los últimos días sacudieron el panorama internacional,  la mayoría de cadenas de noticias anunciaban un intento de golpe de Estado en la República sudamericana del Ecuador. De hecho, los principales medios cubrieron en su totalidad la noticia, desde el momento que es secuestrado el Presidente Correa  por un sector de la policía hasta que es liberado por las Fuerzas Armadas del país.

Las causas del suceso

El día jueves, desde tempranas horas, un sector de la policía del Ecuador se insubordino tomándose uno de los cuarteles en la ciudad capital. Todo indica que la decisión del Congreso de recortar algunos beneficios laborales a la Policía, fue el origen del inusual levantamiento policial. Es contradictorio que sean los propios policías quienes se rebelen contra el ajuste capitalista, pero esa es la realidad. Que de este levantamiento policial surja un golpe de Estado, es una variante poco probable por el momento.

Ante el inusual levantamiento, como una medida populista el Presidente Correa se trasladó al cuartel general para establecer las negociaciones con la policía, sin embargo, en ese espacio es lanzada una bomba lacrimógena que daño la figura del Presidente. Hecho que condiciono el traslado de Correa al hospital de la policía. Es durante ese espacio, que a través de un secuestro forzoso la policía pretende hacer retroceder las decisiones del ejecutivo e imponer sus propias posturas ante medidas coercitivas. Frente estas acciones, el ejército emprendió un operativo que tuvo como saldo algunas personas fallecidas y otras heridas, pero finalmente lograron rescatar a Correa y ponerlo al frente del poder ejecutivo.

También hemos leído todas las declaraciones de los gobiernos latinoamericanos, de la OEA y hasta de los Estados Unidos condenando el levantamiento policial. Frente a los hechos suscitados, todo indica que no hay tal golpe de Estado y que más bien la situación ha sido aprovechada políticamente por Correa.

La situación política abierta tras el secuestro de Rafael Correa nos conduce a una discusión política importante, dado que algunas organizaciones de izquierda salieron al frente sosteniendo que lo ocurrido en el Ecuador se debía a un intención de la derecha de realizar un golpe de Estado y quebrantar el orden democrático. Lo primero que debemos aclarar, es que  no hubo golpe de estado. Esto por varias razones: la primera, por que se mantuvo el orden democrático, las instituciones represoras, entre las que se destaca el ejército y algunos elementos de la policía resguardaron el gobierno y mantuvieron el orden establecido. Es más, pusieron al frente del mismo a Rafael Correa, por lo que el régimen democrático se mantiene. Aunque Lucio Gutiérrez dio declaraciones a los distintos medios de comunicación y prácticamente llamaba al quebrantamiento constitucional, el resto de instituciones, fracciones, tendencias dieron su total apoyo al ejecutivo, por lo que categóricamente podemos señalar que no hubo golpe de Estado, aunque un sector de la derecha ecuatoriana quería destabilizar el gobierno en medio del caos ocasionado tras el secuestro.

Una política independiente y revolucionaria

De haberse concretizado el golpe de Estado, la política tendría que girar en torno a la unidad para salvaguardar las libertades democráticas y los derechos fundamentales en medio de la dictadura, algo muy parecido con lo que planteamos durante las distintas jornadas de resistencia contra el gobierno ilegitimo de Roberto Michelleti.

Cualquier régimen democrático burgués es superior a un régimen dictatorial que necesariamente utilizará medidas contrarrevolucionarias para aplastar al movimiento obrero y popular. Cuando ocurre una intentona de golpe de Estado, nuestra política debe ser la defensa de la democracia burguesa, llamar a la movilización para defender las libertades democráticas amenazadas por un golpe de Estado.

Aunque no haya quebrantamiento del orden democrático debemos llamar a la movilización internacional contra cualquier intentona de golpe de Estado en Ecuador, pero no apoyamos al gobierno de Correa como ha hecho toda la izquierda continental. No podemos apoyar políticamente a un gobierno burgués, simplemente llamamos a la movilización contra la intentona de golpe, aunque creemos que el levantamiento policial refleja más la crisis del capitalismo que una decisión consciente de derrocar al gobierno de Correa. El gobierno de Correa, aunque se postula como un gobierno de “izquierda” e iniciador de  la famosa revolución ciudadana en los hechos ha dado golpes importantes al movimiento indígena y popular de la hermana república del Ecuador. “Mientras el gobierno se ha dedicado exclusivamente a atacar y  deslegitimar a los sectores organizados como el movimiento indígena, los sindicatos de trabajadores, etc., no ha debilitado en lo más mínimo las estructuras de poder de la derecha, ni siquiera dentro de los aparatos del Estado, lo que se ha hecho evidente por la rapidez con que reaccionó la fuerza pública.

La crisis social desatada hoy día también es provocada por el carácter autoritario y la no apertura al dialogo en la elaboración de las leyes. Hemos visto como las leyes consensuadas fueron vetadas por el Presidente de la República, cerrando cualquier posibilidad de acuerdos. Frente a la crítica y movilización de las comunidades en contra de las transnacionales mineras, petroleras y agro-comerciales, el gobierno, en lugar de propiciar el dialogo responde con violenta represión, como lo ocurrido en Zamora Chinchipe.”[1]

Tan solo el gobierno de los trabajadores podrá organizar el estado en beneficio de las grandes mayorías, es por ello que proponemos a las organizaciones obreras, indígenas, gremiales, estudiantiles y sindicales a movilizarse a cualquier intento de sepultar el régimen democrático. Pero al haber un vacío de poder, llamamos a constituir un gobierno de luchadores donde se integren el Movimiento Indígena ecuatoriano (CONAIE) como las demás organizaciones obreras y campesinas.



[1] Posición del Movimiento Indígena del Ecuador sobre la situación Política del País