Por ALex Burguess

Desde hace años, ex trabajadores del Ingenio San Antonio (ISA) han protestado para que el Grupo Pellas, dueño del ingenio y uno de los mayores grupos económicos del país les indemnice ante el padecimiento de Insuficiencia Renal Crónica (IRC), enfermedad que ha llevado a muchos de ellos a la muerte, y que deviene del uso de herbicidas y agroquímicos en las plantaciones de caña.

Antecedentes

Desde el 2001 los trabajadores denunciaron a la Nicaragua Sugar Estates Limited (NSE) ante la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Nacional. En tal ocasión manifestaron: “lo único que sabemos es que trabajamos para la empresa Nicaragua Sugar durante varios años, cortando caña, y regábamos herbicidas con bombas de mochila, por lo que consideramos que esas sustancias pudieron ocasionarnos la enfermedad” (La Prensa.- 21/06/2001)

En Mayo de 2003, la Procuraduría General de Derechos Humanos condenó al ISA por la falta de atención a los trabajadores con IRC que a esas fechas rondaban las 700 personas (300 muertos). Oficialmente el ISA ha deslindado toda responsabilidad sobre la epidemia de IRC que se desató en el occidente del país, y ha atribuido tal mal a un problema de salud pública.

La campaña de solidaridad

En nuestro país, el tema volvió a la palestra pública a raíz de que el pasado 22 de Mayo la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines (Rel-UITA) convocase a una campaña mundial de solidaridad para con la Asociación Nicaragüense de Afectados por Insuficiencia Renal Crónica (ANAIRC). En su comunicado la REL-UITA señaló: “Los cálculos más conservadores indican que más de 8 mil personas fueron contaminadas durante las décadas de los 80 y los 90 por los numerosos agrotóxicos que fueron aplicados por aire y tierra sobre los cañaverales del Ingenio. De ellas, hasta el pasado 10 de mayo han fallecido 3.326 a consecuencia de la IRC.” (http://boicotpellas.codigosur.net/leer.php/2752390)

La campaña de denuncia y boicot se centra en llamar a nivel mundial a la no compra de los productos de tal ingenio (azúcar, ron, etanol, etc.)

La vergonzosa claudicación

Ante la campaña de boicot, el Grupo Pellas se apresuró a dar un “golpe de efecto” en busca de deslegitimizar la lucha de los trabajadores. El 29 de mayo, Carlos Pellas convocó a una reunión con las tres principales centrales de trabajadores del país: la Confederación de Unidad Sindical (CUS) y la Confederación de Unidad Sindical Autónoma (CUSA) de tendencia patronalista, y la Central Sandinista de Trabajadores afines al gobierno sandinista y al FSLN.

En tal “conclave” todas las centrales cerraron filas con Pellas, quien airoso declaraba que: “Ellos (los representantes de las centrales sindicales) plantearon su rechazo a la campaña de boicot contra algunos de los productos nuestros, por razones de las afectaciones renales que han existido en la zona de Occidente. Nos comprometimos a luchar por la imagen de la compañía y la protección del empleo” (La Prensa.-30/05/2009)

La crisis: la excusa de siempre

Pellas destacó que la campaña de boicot podría resultar en “pérdidas” para la industria nacional, mismo que pondría en peligro el empleo de los trabajadores de la NSE y de la Compañía Licorera de Nicaragua, tildando a los trabajadores en lucha de chantajistas: “Pero la posición de algunos de estos grupos (boicoteadores) ha sido (decir) no nos interesa eso, lo que nos interesa es plata, plata y plata (dinero). Y una vez que te dejás chantajear de esa forma, pues, lógicamente el chantaje no termina” (Ídem) Así mismo, volvió a deslindar las responsabilidades con respecto a la IRC: “O sea que esta gente trabajó en otras áreas, en otras fincas, trabajó en algodonales y en bananeras, no han sido sólo empleadas de la Nicaragua Sugar; han sido empleadas de cantidades de otras empresas y han trabajado en otra cantidad de actividades agrícolas” (Ídem.)

En este melodrama, el papel de la CST es particularmente vergonzoso, Roberto González dirigente de ésta y diputado ante la Asamblea por el FSLN ratificó la claudicación espantosa de la burocracia sindical sandinista al declarar que el “acuerdo” alcanzado con Pellas era para la: “defensa del empleo, de la estabilidad, de las empresas que producen empleo y (...) de las reivindicaciones económica y social históricas de los trabajadores”. (La Prensa.-04/06/2009)

¡Apoyo total a los trabajadores!

Desde las páginas de El Trabajador Centroamericano manifestamos nuestro más abyecto apoyo a los ex trabajadores del ISA, así como denunciamos la claudicación de las centrales, tanto la pro patronal como la CST, brazo sindical del FSLN. Así mismo hacemos patente la complicidad del gobierno sandinista ante el brutal atropello de los trabajadores. El Gobierno de Ortega, en pos de no “pelearse” con la oligarquía más retrograda y poderosa, ha negociado la sangre de los trabajadores de la zafra.

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