Por Aquiles Izaguirre.

Durante los últimos días, Nicaragua ha vivido un huracán político no visto desde hace mucho tiempo en el País. Los cambios han sido vertiginosos, de brotes insurreccionales en la mayoría del país, a marchas multitudinarias no vistas desde la derrota electoral de la revolución en 1990.

La realidad de Nicaragua cambió vertiginosamente, todo inició el miércoles 18 de abril, cuando estudiantes del la Universidad Centroamericana protestaron en contra de la reforma al INSS. Esta protesta fue reprimida por grupos de choque del sandinismo, represiones que se habían vuelto pan de cada jornada de protestas. Toda la comunidad universitaria vio indignada lo que ocurría, y al día siguiente se volcaron a los recintos universitarios a protestar. La UNA, UCA, UNI y UPOLI fueron los principales focos de lucha de los estudiantes universitarios que retomaron las tradiciones de lucha heredadas de la revolución, poco a poco fueron aflorando ciertas características propias de la tradición estudiantil en Nicaragua. Se realizaron piquetes, barricadas y tomas en dichas universidades, se asomaron consignas de la lucha contra la dictadura, hasta hace poco en manos exclusivas y patentadas por los sandinistas como: “que se rinda tu madre” “el pueblo unido, jamás será vencido” “abajo la dictadura” “que viva Sandino” “patria libre o morir” fueron las consignas que se han enarbolado en estas jornadas de lucha.

Las protestas fueron fieras, y de apoco el fuego que levantaron los estudiantes se fue propagando por todo el país. Monimbó, mítico bastión revolucionario se insurrecciona en apoyo a los estudiantes y en contra de la represión. Fue el viernes 19 de abril que todo llegó a la cúspide, la policía entra a balazos a la UNI violando la autonomía universitaria, y persigue a los protestantes hasta la catedral de Managua, a punta de morterazos y balas, lograron llegar a las puertas de la catedral, y por algún tiempo la atacaron a morterazos. El telón se había abierto para una masacre, más cuando fueron los barrios populares los que se insurreccionaron en contra de la represión del régimen, que reprimió a balazo limpio cualquier foco de protesta.

Por toda Managua y las principales ciudades de la franja Occidental de Nicaragua se producen focos insurreccionales, y un elemento claro que ayuda a que la Policía no barra con las universidades es el apoyo popular, y sin duda que los sectores marginados por el sistema se radicalizan, no es fortuito que la UPOLI no cayese, todos los barrios marginados y su juventud desclasada salió a defender la UPOLI, columnas de jóvenes le cerraron la entrada a la Policía a la universidad en una especie de odio subconsciente contra el régimen y con su experiencia combativa se transformaron en un escudo que no permitió que la Policía barriese con la última universidad en pie de lucha. De estos jóvenes no se habla, y cuando son mencionados se quieren satanizar, sin embargo, fueron ellos los que salieron mortero en mano a defender a los estudiantes que estaban a punto de ser masacrados. El día que su pueblo los necesitó dieron la cara con el pecho de frente, son estos los que las estadísticas nunca reflejaran, fueron recogidos por sus compañeros y enterrados bajo el llanto de su familia.

En la UPOLI rápidamente comienzan a concentrar muchos estudiantes que fueron desplazados de la UNI, UNA y de la UNAN, estudiantes que desarticularon dando todos los días libres. La multitudinaria marcha del lunes les ha dado un poco de vida a los estudiantes de la UPOLI, pero el desgaste de cruentas luchas comienza a hacer meya en los estudiantes que aún no ven el cambio radical en la situación política del país, sin embargo, se mantienen en pie de lucha.

Después de la marcha del lunes 22 y del sábado 28 de abril, el gobierno no sienta cabeza del desprestigio, y de a poco a cedido espacios para ir al dialogo en las alturas, dejando desplazados y fuera de contexto a los estudiantes atrincherados en la UPOLI, quienes creen que la guerra contra el orteguismo se decidirá en su recinto. Cuando la realidad nos indica el rápido flujo de los hechos hacia las movilizaciones masivas y la lucha democrática en las calles. No es fortuito que esta generación no vea la perspectiva, ya que el Orteguismo no les ha permitido esta experiencia.

El gobierno ha sido muy audaz al no mandar a llamar a retornar a clases en los recintos, temen una insurrección de los estudiantes producto de la indignación por la masacre que realizó el Gobierno. La táctica es que se pase la cólera inicial y se pase al terreno de la negociación, aprovechando lo reacio que están los estudiantes a las organizaciones políticas tradicionales que confunden con todo tipo de partido.