Por Liev Contreras

Cuando se debilitan algunas instituciones del régimen, son las viejas y más ortodoxas superestructuras del sistema las que deben “salir al rescate”. En Nicaragua, los partidos de la oposición burguesa se encuentran en desgaste casi mortal: hay división, se venden al gobierno según a éste le convenga, aplastamiento en las instituciones (Asamblea Nacional, Consejo Supremo Electoral, Corte Suprema de Justicia), etc. Ante la debilidad estructural de la oposición burguesa, es la burocracia de turno de la Iglesia Católica la que, desde hace algún tiempo ha sido la cara más visible de la “crítica coherente” al gobierno del FSLN.

Una ofensiva de vieja data

La Carta Pastoral publicada por la Conferencia Episcopal la semana pasada es un eslabón más en un proceso articulado, y que comprende una serie de entretelones que van desde las arengas en los púlpitos, pasando por las “Cartas Pastorales”, hasta llegar a maniobras mas finas que los Obispos realizan en busca de lograr la tan ansiada “unidad de la oposición”. Es de recordar el tristemente célebre papel del Obispo de Estelí Abelardo Mata quien “medió” hasta último minuto entre el viejo caudillo Arnoldo Alemán y Eduardo Montealegre.

El FSLN igualmente, de forma oportunista ha mantenido una férrea política de captar miembros de la Iglesia para su proyecto. La cara más visible es la del Cardenal Miguel Obando y Bravo, otrora crítico despiadado del FSLN, que ahora como un militante más acude a los actos proselitistas del Gobierno.

Las críticas…

La carta de los Obispos aborda algunas dimensiones de la actualidad política nacional, haciendo especial énfasis en la coyuntura electoral que se abre por las Elecciones Municipales del próximo 4 de noviembre. La carta acota: “La problemática política trasciende el tema de las elecciones municipales y debemos prestarle atención. (…) Jesús condena este modo de concebir y ejercer la autoridad en la sociedad, pues genera un ambiente permanente de enfrentamiento por la búsqueda del poder o por mantenerlo a toda costa, dando lugar al autoritarismo, al caudillismo, a la manipulación de las conciencias, a la corrupción, la injusticia, la ilegalidad y la violencia.”

Igualmente, y sobre el régimen ejercido con mano de hierro por el FSLN se atreve a señalar: “La vida política del país está hoy dominada por un estilo de ejercer la autoridad en modo autocrático y abusivo, que se manifiesta a través de la concentración de poder y el deseo desmedido de conservarlo y perpetuarse en él, la manipulación de la ley y de las instituciones (…)”

Los Obispos no se guardaron ningún vuelto y volvieron a poner el dedo sobre la llaga al criticar abiertamente las fraudulentas elecciones operadas en los últimos años: “Sin embargo, la experiencia de las últimas elecciones municipales del 2008 y las nacionales del 2011, en las cuales hubo serias denuncias de actos fraudulentos y graves irregularidades, ha creado en un gran sector de la población una profunda desconfianza en las autoridades del Consejo Supremo Electoral, que siguen siendo las mismas que administraron los comicios del 2008 y del 2011, y frente a una Ley Electoral que no se ha renovado debidamente al servicio de la democracia.”

¿Qué hacer?

Las críticas de los Obispos no son nuevas, ni tampoco son falsas… El Gobierno dirigido por el FSLN ha operado un giro cuyo fin último ha sido el acaparamiento voraz del poder político y aumento del poder económico de la burguesía sandinista. En este proceso ha aplastado a la oposición (antiguos aliados suyos según convenía): fraudes electorales, técnicas gangsteriles de hacer negocios, enriquecimiento desmedido, etc. Nada de esto es nuevo para la clase trabajadora….

La crítica de los Obispos no obedece a un sentimiento de “cuidar el rebaño”… Que no se entienda mal, los marxistas revolucionarios defendemos la más amplia libertad para que las personas ejerzan el credo que les parezca… más sin embargo es nuestra obligación explicar que la Iglesia Católica (o cualquier otra Iglesia) como institución de poder posee intereses políticos y económicos que NO SON LOS DE LA CLASE OBRERA, por lo tanto, la lucha por la democratización del régimen pasa por la organización de una alternativa de clase.

No nos debe quitar el sueño si se unen o no… en última instancia: son sus partidos, para defender sus intereses… la clase trabajadora, profesionistas liberales, estudiantes, campesinos y sectores populares debemos organizarnos alrededor de nuestros intereses y de un programa revolucionario y clasista, y más aún luchar con nuestros métodos de la clase trabajadoras y de los sectores populares.