Por Zalena C. Salazar Valencia

 

Contrario a la versión dada por la historiografía tradicional guatemalteca, el partido comunista de ese país no fue producto de la llamada revolución de octubre de 1944 que dio origen a la primera experiencia democrática del siglo XX. En la década de los veinte se fundó el Partido Comunista de Guatemala, que tuvo vida política con las limitaciones propias de su condición de ilegalidad, hasta 1932 cuando fue desarticulado por el gobierno de Ubico. Durante este lapso promovió, además de su propio desarrollo, el del movimiento obrero guatemalteco. Mantuvo relaciones con la III Internacional Comunista, organizó varios organismos y asistió a eventos vinculadas a ésta. El Partido Comunista de Guatemala constituye el antecedente inmediato del Partido Guatemalteco del Trabajo, cuya participación en el gobierno de Jacobo Arbenz, fue tomada como prueba irrefutable de su nexo con el comunismo soviético, lo que justificó la intervención de ese país en 1954.

 

Este artículo forma parte de un trabajo de investigación más amplio que tiene como propósito determinar el grado de influencia del Partido Guatemalteco del Trabajo durante el gobierno de Jacobo Arbenz (1951-1954). Para ello debimos rastrear los orígenes del partido, encontrándonos que de acuerdo con la historiografía tradicional guatemalteca, el primer partido comunista en Guatemala fue producto de la revolución de 1944, que permitió un interregno democrático que culminó con el derrocamiento de Arbenz, acusado su régimen de comunista. Algunas pequeñas pistas nos condujeron a pensar que en vista de que en casi toda América Latina, la formación de los partidos comunistas data de la década de los veintes, con variaciones por supuesto, Guatemala no tendría por qué ser la excepción. Efectivamente, encontramos que hubo un antecedente del Partido Guatemalteco del Trabajo, el Partido Comunista de Guatemala, desarticulado a inicios de la década de los treinta, y que volvería a la palestra pública con la llamada revolución de octubre de 1944. La reconstrucción de la vida de este pequeño partido ha sido difícil. La investigación ha tropezado con una serie de problemas derivados de la falta de documentación de primera mano, la imprecisión de los datos existentes sobre todo nombres y fechas, la situación de ilegalidad, la clandestinidad y persecución de los miembros del partido, entre otros. Hemos recurrido a testimonios referenciales y algunos pocos testigos presenciales. Es por ello que consideramos que este artículo es apenas un esbozo de lo que fue el partido comunista guatemalteco. Partido que intentó cumplir con todos los requisitos que la Internacional Comunista imponía a sus secciones a pesar de encontrarse en un medio prácticamente opuesto a las condiciones necesarias para el triunfo de la revolución y de la dictadura del proletariado.

Situación guatemalteca a principios del siglo XX

La economía guatemalteca basada durante el siglo XIX en la producción y exportación de café principalmente, comenzó a sufrir una transformación con la llegada del capital estadounidense en los primeros años del siglo XX. Transformación que se evidenciaba no sólo en un cambio del tipo de bien producido, sino en el desplazamiento de los inversionista tradicionales, en la propiedad de todo lo relacionado a esta nueva producción y en el papel jugados por las clases sociales. Se dio paso a la economía de enclave: se inició la sustitución del café por el banano, se logró el dominio de las infraestructuras relacionadas con el producción y comercialización del mismo (1) y hubo un reacomodo en las relaciones de poder político y económico al insertarse factores económicos estadounidenses, que pasaron a competir con los sectores nacional agrario y terrateniente europea.

La implantación de la economía de enclave facilitó la introducción de innovaciones sobre todo tecnológicas que se reflejaron en un aumento de las fuerzas productivas y en un cierto mejoramiento de las condiciones de trabajo. Aun así, la persistencia de relaciones que podían caracterizarse como de servidumbre en las plantaciones propiedad de los terratenientes criollos y el atraso tecnológico de otras ramas productivas, causa y efecto de la existencia de la existencia de una gran masa indígena en el campo, nos permite caracterizar a Guatemala como una economía agraria en etapa de transición hacia el capitalismo aunque dependiente y especializado.

El capital norteamericano amén de las transformaciones introducidas ya acotadas, provocó un reajuste en las relaciones de poder. Tradicionalmente en Guatemala el predominio político y económico-social era detentado por los terratenientes fundamentalmente liberales . Un primer reajuste había tenido lugar con la instalación en suelo guatemalteco de los cafetaleros alemanes quienes, con su alto rendimiento derivado de innovaciones tecnológicas desplazarían o por lo menos se igualarían a los terratenientes criollos en cuanto a preeminencia económica y social. Entonces estos, detentadores del poder político se vieron en la obligación de, cuando menos, compartir el poder económico con los terratenientes alemanes. La aparición del capital estadounidense significó un nuevo golpe pues vio afectada su posición económica y social. En cambio políticamente se beneficiaron al lograr el apoyo de Estados Unidos a cambio de la concesión de privilegios económicos.

Guatemala se encontraba inmersa en la larga dictadura de Manual Estrada Cabrera (1898-1920) la cual estuvo patrocinada por el capital norteamericano, apoyo logrado mediante la autorización de su entrada al país y la entrega de prácticamente toda la economía. Entrada contaba con el respaldo interno del Partido Liberal, lo que le facilitó sus reiteradas reelecciones, así como el hecho de que sólo existía un partido opositor, el Conservador. Las agru-paciones políticas surgirían en torno a la permanencia o no de Estrada en el poder dada su intención de reelegirse nuevamente. Fue así como nació en 1918 el Partido Unionista, integrado por conservadores y algunos liberales descontentos con el régimen. Entre sus postulados estaba “la fórmula de poner término a los desmanes de un déspota inicuo” y abogaba por la “Unión de Centroamérica; por la honradez y reforma constitucional para consignar como principios básicos alternabilidad en el poder...” y ofrecía “una nueva ley electoral para garantizar el sufragio” (Schwartz, 1931:6-7).

Un año después se formó la Liga Obrera, integrada por obreros autodenominados cristianos pero que acogía en su seno a todos los obreros sin distinción religiosa ni política. Tenía como objetivo “hacer cumplir las leyes establecidas” específicamente las relacionadas con aspectos laborales. (Arévalo,1971:48-49. Balcárcel, 1985:17) Poco después la Liga evolucionaría hasta convertirse en un partido político que aglutinó a un amplio número de trabajadores en la lucha por deponer la dictadura de Estrada. Según algunos analistas, la participación masiva de los trabajadores en el derrocamiento del presidente no puede interpretarse en sí misma como una toma de conciencia de clase: simplemente apoyaban al sector de la burguesía al que estaban ligados laboralmente. Aunque sí consideran que ayudó en su formación al exigir tanto al gobierno como a sus empleadores mejoras en sus condiciones de trabajo y una mayor participación política. Ejemplo de ello lo tenemos en el hecho de que en 1920 la Liga Obrera , luego de una breve pertenencia al Partido Unionista, logró mantener su identidad al desprenderse organizativamente de éste, y asumió el nombre de Liga Unionista; aún en contra de los deseos de la dirigencia que buscaba desdibujar esta separación (Balcárcel,1985:18).

Antes de 1920, no existía en Guatemala un movimiento obrero concebido como tal, ya que no había sindicatos y como ya se ha señalado no había conciencia de lo que ellos como clase podían y debían exigir. Existían sociedades mutualistas amparadas por el gobierno nacional incluso con leyes. Entre 1900 y 1920 Estrada promulgó una serie de normativas tendientes a regular las actividades de los trabajadores urbanos y rurales, pero que no pasaron de tener un carácter meramente formal. Por ejemplo, en 1906 se promulgó la Ley Protectora de Obreros que contemplaba indemnizaciones por accidentes de trabajo, la creación de cooperativas, la distribución de medicinas, jubilaciones, etc. La Ley de Cooperativas (1912) proclamaba como “un deber del Estado promover el mejoramiento de la vida de los trabajadores como contribución al progreso del país”. (Balcárcel,1985:12) En ese mismo año se fundó la Federación de Sociedades Obreras, integrada por varias organizaciones que venían funcionando desde 1908: Gremial de Albañiles, Sociedad de Tipógrafos Gutemberg, Central de Artesanos y Albañiles y la Fraternal de Barberos.

Dichas organizaciones tenían carácter mutualista, es decir, actuaban como sociedades de auxilio que contemplaban ayudas para sus integrantes en caso de enfermedad, accidentes en el trabajo y muerte. Más no tenían inquietudes de tipo político ni de reivindicaciones en el plano laboral:

Las posiciones ideológicas de los mutualistas se caracterizaron, como tendencia general, por sostener una actitud ajena a los planteamientos y a las luchas de reivindicación, frente a las condiciones de trabajo. Sólo llegaron a formularlos en algunos casos. En las sociedades mutualistas no existía preocupación por la cuestión política, y cuando llegó a romperse la apoliticidad que privaba en la mutualidades, se adoptaron posiciones inmediatistas, circunstanciales, ya fuera para apoyar las reelecciones de dictador, o al final, para contribuir determinantemente a su derrocamiento, sin capacidad suficiente para prever las perspectivas (Balcárcel,1985:15).

La situación descrita por Balcárcel se sumaba al hecho de que el gobierno no permitía otro tipo de organización de trabajadores y a que la dictadura controlaba directamente a las existentes.

En Guatemala, para este período no había una idea clara de lo que era un obrero y su diferencia con un artesano. Es por ello que muchas sociedades se autodenominaban “obreras” siendo realmente agrupaciones de artesanos. Por ejemplo, la llamada Porvenir de los obreros era un sociedad de artesanos y otra sociedad de artesanos de Quetzaltenango publicaba un periódico titulado El Obrero Altense. (Balcárcel,1985:12) Pero esta confusión no era sólo conceptual, existían ramas de la producción donde la introducción de cambios permitía definir a sus trabajadores como obreros y el atraso en otras como artesanos, incluso ambas modalidades coexistían en algunas ramas productivas.

La manipulación de las sociedades mutualistas por parte del gobierno de Estrada, tuvo su punto culminante con la creación de la Federación Obrera para la Protección Legal del Trabajo en 1914, en cuyo seno se agruparon las mutualidades. La Federación Obrera para la Protección Legal del Trabajo se convirtió en una piedra de tranca en la evolución del mutualismo al sindicalismo. En los años venideros su labor se centraría en torpedear y sabotear la lucha que por sus derechos adelantarían los incipientes sindicatos. Otra manifestación tanto de la manipulación oficial como de la apatía de las sociedades mutualistas lo constituían las conferencias que dictaban con el fin de orientar a sus integrantes en la búsqueda del mejoramiento de las artes, industrias, de la moral, de la responsabilidad en el trabajo, etc. Incluso se establecieron escuelas y bibliotecas para los trabajadores, pero no se abordaban los problemas inherentes a su condición laboral. Muchas de las sociedades mutualistas nombraron a Estrada Cabrera presidente honorario de las mismas y publicaban en sus voceros frases o artículos elogiando su mandato. Además recibían aportes del Estado para la construcción de sedes, viajes a congresos obreros, construcción de escuelas, bibliotecas, etc. (2)

Esta situación mostraría ligeras transformaciones cuando las sociedades mutualistas a través de sus órganos divulgativos asumieron posiciones en torno a las relaciones obrero patronales y a la necesidad de una unión de los trabajadores. El periódico El Trabajo en el Nº 19 del año 1919 “denuncia a los dueños de los talleres y empresas, o a sus empleados que reprimen o dan malos tratos a los trabajadores” y además “exhorta” a la convocatoria a un congreso de obreros que pudiera conducirlos a la unidad, como medio más eficaz para solucionar sus problemas (Balcárcel,1985:13). En este contexto se inserta la creación de la Liga Obrera que junto al Partido Unionista capitalizaría el descontento de los obreros uniéndolo con el malestar político y económico de ciertos sectores nacionales por la larga dictadura cabrerista y el desplazamiento del que eran objeto por la economía de enclave. El Partido Unionista logró sus objetivos. Estrada Cabrera fue derrocado y asumió el poder el terrateniente Carlos Herrera, representante de uno de los sectores terratenientes más afectado por el nuevo orden económico: el azucarero.

Un clima favorable para el brote comunista

La caída de la dictadura de Estrada y el ascenso al poder de Herrera, quien instauró un proyecto democrático de muy corta duración, favoreció tanto al incipiente movimiento obrero como al surgimiento de lo que podríamos denominar el “embrión” del partido comunista guatemalteco, cuya vida política duraría lo que el régimen que permitió su creación, 1921-1922. Fundada en fecha no determinada del año 1921, Unificación Obrera, según José Luis Balcárcel era “una corriente de captación y receptividad hacia la trascendencia histórica-social y política de la revolución rusa” que se manifestaba por primera vez abiertamente en Guatemala (3) y tenía como radio de acción los sindicatos de zapateros, panificadores, albañiles y carpinteros (Balcárcel, 1985:20). Estos sindicatos, los primeros formados en Guatemala, surgieron amparados por la Reforma Constitucional del 2 de febrero de 1921, que estableció la libertad de industria, comercio, asociación y de huelga y en sí misma se constituyó en un arma de lucha y apoyo en la consecución de las reivindicaciones exigidas por el incipiente movimiento obrero. Dentro de esta última tendencia se organizó Unificación Obrera, la que rápidamente pasó a llamarse Unificación Obrera Socialista con “miras políticas de expresión”.

La Unificación Obrera Socialista celebraba reuniones los sábados en cines con la finalidad de discutir los problemas económicos y sociales de sus miembros y simpatizantes. Estas reuniones facilitaron y estimularon el desarrollo de nuevas agrupaciones obreras y de sus líderes que a su vez promovieron una serie de actividades vinculadas al obrerismo, tal y como la celebración del día del trabajo. El 1º de mayo fue festejado por primera vez en el país en 1921, aunque la historiografía tradicional guatemalteca sólo recoge la celebración del año 24 dirigida por el gobierno de Orellana (Balcárcel,1980:159).

Algunas fuentes señalan entre los fundadores de Unificación Obrera Socialista a Antonio Obando Sánchez, Alfredo Pellecer y a Miguel Mármol. Antonio Obando en sus memorias no menciona su participación en este partido; de Pellecer no se ha encontrado datos ni a favor ni en contra de esta aseveración. El caso de Mármol es curioso: salvadoreño, fundador del partido comunista de su país, sobrevivió a la matanza del año 1932 que puso fin a la lucha de Agustín Farabundo Martí. Asegura en sus memorias no haber salido de El Salvador ante de 1930 y al hacerlo, el primer país que visita es justamente Guatemala en viaje a Moscú. Por lo tanto mal pudo haber estado en la fundación de Unificación Obrera y ni siquiera en la del Partido Comunista de Guatemala.(4)

El gobierno de Orellana, surgido por un golpe de estado en 1922, disolvió a Unificación Obrera Socialista como modo de frenar el avance y desarrollo del obrerismo , lo que demostraría el éxito alcanzado en sus objetivos. Para ese entonces el movimiento obrero tenía como representante o abanderado al ala izquierda de Unificación de la que nacería, según algunos antes de su cancelación y otros inmediatamente después, el Partido Comunista de Guatemala.

El nacimiento de este antecedente del Partido Comunista de Guatemala y del partido comunista en sí, estuvo favorecido asimismo por una serie de factores externos. El principal elemento que propició la formación de un incipiente “partido de los obreros” fue la Revolución Rusa. Los acontecimientos y posteriores resultados de ésta tuvieron bastante difusión no sólo en Guatemala sino en toda Centroamérica. Según el testimonio de Miguel Mármol, las ideas provenientes de Rusia y de la Internacional Comunista fueron ampliamente divulgadas y discutidas en el seno de los círculos intelectuales y obreros de la región:

La Sede de la Federación Regional de Trabajadores en San Salvador era el centro donde nos llegaba la intensa propaganda internacional de aquella época. Recibíamos materiales de Holanda, Argentina, Francia, Italia, Estados Unidos, México, etc., en los cuales se reflejaba varias tendencias y posiciones que por entonces influenciaban al movimiento obrero mundial. Así llegaban a nuestro país las tendencias reformistas, anarco sindicalistas, anarquistas y comunistas que se disputaban la hegemonía en el movimiento obrero internacional (Dalton, 1972:143-144).

En principio la línea acogida por la Federación Regional de Trabajadores fue la impulsada por la II Internacional desde Ámsterdam, pero luego comenzó a coincidir con las posiciones comunistas:

...nutriéndonos con los folletos de Lossovky, la propaganda que llegaba desde la URSS, el periódico ‘El Machete’ del Partido Comunista Mexicano, el Boletín del Buró del Caribe de la Internacional Comunista, las primeras críticas del camarada Stalin a la colecti-vización, etc. Posteriormente comenzamos a leer al camarada Lenin, que fue quien verdaderamente nos abrió los ojos hacia las nuevas formas de organización y hacia las nuevas actitudes personales y colectivas que la Revolución y el movimiento obrero necesitaban en los nuevos tiempos. Leímos poco de Lenin, lo que pudimos conseguir. Pero por lo menos conocimos ‘El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo’, ‘La Revolución Proletaria y el renegado Kautsky’, etc. (Dalton,1972:143-144).

Podría argumentarse que lo que Mármol acota es sólo válido para su país de origen, pero como el mismo señala e incluso informes del Departamento de Estado de USA corroboran, el intercambio de dirigentes comunistas entre Guatemala y El Salvador fue muy intenso, así como el de estos países con México.

México precisamente era la otra fuente inspiradora del movimiento obrero guatemalteco, tanto por la Revolución Mexicana como por la “temprana” fundación del partido comunista que data de 1919, año en que inicia actividades la III Internacional Comunista (COMINTERN)(5). El país azteca se convirtió entonces en el centro de acopio y transmisión de las ideas comunistas y un ejemplo a seguir en relación con las reivindicaciones obreras y campesinas. Ya para 1911 funcionaba en suelo mexicano la Casa Mundial del Obrero que fungía como centro de propaganda proletaria, existió una Armada Roja abolida en 1916, numerosos centros de tendencias comunistas y la Confederación General de los Trabajadores. El Partido Comunista Mexicano editaba un periódico titulado El Machete de amplia circulación en Centroamérica y enviaba a elementos partidistas (militantes) a divulgar su doctrina e incluso entrenar a aquellos que mostraran interés en formar grupos obreros o partidos comunistas. En tal sentido los comunistas mexicanos enviaron en 1922 una misiva a sus camaradas guatemaltecos, instándolos a fundar el partido. Estos respondieron pero se ignora el contenido de la carta.(6)

A estos dos factores se sumaba lo que Mármol llama “una situación internacional francamente inspiradora para la clase trabajadora”: los ejemplos del proceso revolucionario en Alemania, las tomas de las fábricas por los obreros italianos, el auge del proletariado en España, Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos. Ya en el ámbito centroamericano, la lucha adelantada por Sandino en Nicaragua en contra de la presencia estadounidense, estimuló la formación de grupos obreros que seguían de cerca el proceso y manifestaron su opinión con la creación del Comité Pro-Nicaragua en contra de la intervención norteamericana.

La Fundación del Partido Comunista y su influencia en el desarrollo del movimiento sindical guatemalteco

El Partido Comunista de Guatemala (PCG) se estableció, según Obando Sánchez S. uno de sus primeros miembros y posterior secretario general, en 1922. Obando en sus memorias no clarifica si surgió antes o después de la cancelación de Unificación Obrera Socialista por el gobierno de Orellana. Sólo señala que “el ala izquierda de Unificación Obrera Socialista se reagrupó consecuentemente, fundando el partido de la clase obrera, partido independiente, creado en 1922”. (Balcárcel, 1985:22) La fecha exacta, tampoco ha sido posible determinarla. En todo caso de ser cierta la información de que el Partido Comunista de Guatemala impulsó la creación del Partido Comunista de Honduras (Bauer P., 1965:45-46), la fundación del PCG ocurrió en los primeros cuatro meses del año 22 ya que el PCH data del 1º de mayo de ese año. Por supuesto, el partido era clandestino, lo que dificulta la ubicación de datos precisos.

En Guatemala, la formación del partido no estuvo ligada a un círculo de intelectuales, como por ejemplo en Venezuela, sino que sus propulsores provenían del artesanado en tránsito hacia el obrerismo: panaderos, zapateros, sastres y carpinteros. Lo que a su vez permite suponer que los artesanos promovieron la formación del “partido de los obreros” como uno de los mecanismos para acelerar su transición hacia el sindicalismo. Ante esta situación surgen las interrogantes siguientes. ¿No era lo común primero el desarrollo del movimiento obrero y que de allí surgiese la necesidad de un partido que los agrupara y representara políticamente? Por otro lado, ¿ de dónde proviene exactamente la formación comunista de los artesanos?, ¿de México que tenía un fuerte movimiento obrero?, ¿de Panamá?, ¿o entraba directamente la información por Puerto Barrios, principal puerto marítimo guatemalteco?. Evidentemente estas interrogantes pueden resultar contradictorias con las afirmaciones hechas con anterioridad, pero no resulta fácil entender como un simple artesano sin formación intelectual podía tener acceso a las directrices emanadas de la Internacional Comunista y tener también la capacidad suficiente para ponerlas en práctica.

La idea de que el desarrollo del partido y del movimiento obrero iba apareados parece cobrar fuerza si se observa que a partir de la fundación del primero, las sociedades mutualistas comienzan a declinar y los sindicatos inician su expansión hacia otras ramas de la economía nacional. La siguiente cronología puede servir para ilustrar esto.

En 1921: Sindicatos de zapateros, panificadores, albañiles y carpinteros.

En 1923: Sindicato de Topógrafos.

En 1924: Sociedad Ferrocarrilera.

En 1925: Gremial de Zapatero, sindicato del Beneficio del Café de F. Gerlach y sindicato de costureras.

En 1926: Federación Regional de Trabajadores de Guatemala,

En 1929: La Federación Regional de Trabajadores de Guatemala contaba con trece sindicatos afiliados. Sindicato General de Trabajadores de Puerto Barrios.

Ahora bien, el hecho de que el desarrollo de partido comunista y del movimiento obrero en Guatemala fuesen dos procesos simultáneos podría poner en evidencia una contradicción entre los postulados de la Internacional Comunista y la realidad de América Latina o al menos la dificultad que había para ponerlos en práctica al pie de la letra. A continuación veremos varios ejemplos de dichas contradicciones.

En el Segundo Congreso del Comitern celebrado en 1920, en la “Resolución sobre el papel del Partido Comunista en la Revolución Proletaria” se señala que

El partido comunista es una fracción de la clase obrera y desde luego su fracción más avanzada, más consciente, y por consiguiente la más revolucionaria. Se crea mediante la selección espontánea de los trabajadores más conscientes, adictos y esclarecidos. El partido comunista sólo difiere de la gran masa de trabajadores en lo que considera la misión histórica del conjunto de la clase obrera y se esfuerza en todo momento en defender no los intereses de algunos grupos o profesiones sino de toda la clase obrera” (Los IV Primeros Congresos de la Internacional Comunista, 1981:22).

Pero en el año de la fundación del Partido Comunista de Guatemala no existía un movimiento obrero consolidado y por supuesto una clase obrera. ¿Cómo entonces se iba a constituir en la fracción más adelantada de la clase obrera?. En todo caso se constituyó en la fracción más adelantada del artesanado en vía hacia la formación de la clase obrera y del sindicalismo ya que en Guatemala “...el sindicalismo se estructuró por los años 1922 ... en los gremios de marcado tinte artesanal” (Balcárcel, 1985:22). En este mismo congreso, entre las resoluciones estaba el aparte titulado “El movimiento sindical, los comités de fábrica y de empresas” donde se acotaba que “los sindicatos creados por la clase obrera durante el período de desarrollo pacífico del capitalismo eran organizaciones obreras destinadas a luchar por el alza de salarios en el mercado de trabajo y el mejoramiento de las condiciones del trabajo asalariado”. En vista de que las condiciones habían cambiado a raíz de la Primera Guerra Mundial, la lucha de los sindicatos por mejoras salariales y por las condiciones de vida del proletariado adquirió el carácter de “lucha sin salida”. Ahora habría que bregar por la creación de organizaciones capaces de sostener la lucha por el resurgimiento económico mediante el control ejercido sobre la industria por los Consejos de Producción”. (Los IV Primeros Congresos de la Internacional Comunista, 1981:146)

En Guatemala, con la fundación del partido de los obreros, apenas se iniciaba la lucha por mejoras salariales y la jornada de ocho horas. Según uno de sus fundadores, “los carpinteros fueron, junto con los albañiles, los primeros en conquistar para todo el gremio la jornada de ocho horas por día, hermosa y sustantiva conquista desde 1922” (Balcárcel, 1985:22), lucha que seguirá a lo largo de la década, demostrado por la cantidad de huelgas que se produjeron.

En otro documento de ese mismo año, “Las tareas fundamentales de la Internacional Comunista” se amplía el papel de los partidos al acotar que la misión fundamental era dirigir la preparación de los obreros integrados o no en sindicatos para instaurar la revolución y por ende la dictadura del proletariado, pero no consideraba la inexistencia de la clase obrera. No obstante, aceptaba la posibilidad de que en algunos países capitalistas “el trabajo de preparación del proletariado para el ejercicio de la dictadura no está acabado y con mucha frecuencia ni siquiera ha sido comenzado de manera sistemática” (Los IV PCIC,1981:119). Incluso va más allá al señalar que los comunistas debían infiltrarse en los sindicatos ya establecidos y “tomar la iniciativa de la creación de los sindicatos en todos aquellos lugares donde aun no existan” (Los IV PCIC, 1981:77).

Ya en documentos referidos específicamente a la revolución en América, la Tercera Internacional hizo un llamado a los obreros y campesinos de América del Sur “a unirse contra el imperialismo norteamericano del cual son sus colonias” siendo el papel de los mismos,

...organizar, en cada país de América del Sur, un partido comunista resuelto y consciente que tenga una idea clara de sus objetivos. No hace falta que este partido sea poderoso desde su formación, sólo importa que tenga un programa claro y preciso, que cree una agitación resuelta a favor de los principios y la tácticas revolucionarios , que sea implacable en su lucha contra los que engañan y traicionan a las masas” (Löwy,1982:76).

En estos escritos tampoco se hace referencia a la inexistencia del movimiento obrero en Latinoamérica, aunque sí reconoce o admite que la inmensa mayoría del potencial ejército revolucionario estaba conformado por campesinos, por lo que el rol de los partidos comunistas debía ser el de “penetrar entre los campesinos. No con fórmulas y teorías abstractas sino con un programa práctico capaz de incitarlos a atacar a los grandes terratenientes y a los capitalistas” (Löwy, 1982:77).

En Guatemala no hemos encontrado indicios de que el partido comunista se abocara en sus primeros años, al trabajo con el campesinado, ni tampoco en contra del imperialismo, aunque ambos problemas estaban presentes: una inmensa mayoría de población campesina sin tierras que estaban en manos de la United Fruit, empresa norteamericana. El trabajo político del partido comunista guatemalteco se centró en el desarrollo y consolidación del movimiento obrero y no fue sino hasta finales de su vida como partido que decidió ampliar sus objetivos e iniciar acciones destinadas a penetrar a los campesinos guatemaltecos, cuyos resultados se traducirían en huelgas y protestas en fincas cafetaleras.

Otro de los propósitos de los partidos comunistas con respecto al movimiento obrero y según los postulados del Comintern, era depurar los sindicatos expulsando a los líderes reaccionarios vinculados a la American Federation of Labor y lograr su afiliación a la Internacional Sindical Roja. Para ello “se debe crear un núcleo comunista en cada sindicato”. (Löwy,1982:77) En una resolución del IV Congreso de la Internacional Comunista titulada “A los obreros y campesinos de América del Sur” de 1922, se insistía en que la lucha de los comunistas latinoamericanos era en primer lugar contra el imperialismo norteamericano y en segundo lugar -vinculado al primero- contra la burguesía. Pero, este rol no podía ser desempeñado sin la ayuda del proletariado norteamericano al que siempre colocaba en grado superior al latinoamericano. En Guatemala la propaganda antiimperialista comenzaría a finales de la década de los veinte con los inconvenientes que generaban las diferencias entre un obrero que laboraba en una empresa nacional y otro de enclave. No hemos encontrado para estas fechas vinculación alguna entre los comunistas guatemaltecos y los estadounidenses.

De acuerdo a Obando Sánchez, una de sus principales preocupaciones consistía en erradicar a las sociedades mutualistas como forma de agrupación de los trabajadores y contrarrestar la manipulación de la que eran objeto éstas por el gobierno a través de la Federación Obrera para la Protección Legal del Trabajo. En esta aspiración podría evidenciarse este postulado de la III Internacional: boicotear a la American Federation of Labor de la que era miembro la Federación Obrera. El Partido Comunista de Guatemala enfiló sus objetivos contra la Federación Obrera e incluso la utilizó para ganar terreno político. Obando reseña este hecho así:

... para comprometer y legalizar toda acción de calle, llegábamos a la federación a invitarla para los desfiles y que ella sacara los permisos. Obtenido el permiso les arrebatábamos toda iniciativa y tomábamos en el camino la dirección del desfile. Como ellos no nos daban participación en la tribuna por ser nosotros ‘radicales y comunistas’, elegíamos de antemano, o en el camino, a oradores que apostados en parques y lugares propios, disertaban, agitaban y denunciaban sin piedad a los amarillos mutualistas. De ese modo, las masas nos seguían y ganábamos las calles con acciones directas...” (Balcárcel,1980: 175).

Lograda una mayor presencia comunista, minada la influencia de la Federación Obrera y conformados varios sindicatos, sobre todo de panificadores y tipógrafos, se constituyó la Federación Regional del Trabajo. Esta también conocida como la Federación Regional Obrera de Guatemala (FROG), es otro de los misterios en la vida del partido comunista guatemalteco. Según Bauer Paíz fue fundada en 1926, José L. Balcárcel señala dos fechas de fundación,1923 y el 2 de mayo de 1924 . La mayoría concuerda en que la idea surgió en el seno de un congreso convocado por la Confederación Obrera Centroamericana (COCA), organización nacida en Guatemala en 1921 a instancia de los cinco mandatarios regionales y como parte de la primera celebración oficial del Día del Trabajo. Guatemala era representada por la Federación Obrera para la Protección Legal del Trabajo por lo que sus actuaciones dentro del evento estaban mediatizadas por el sector oficial. Por ello el naciente movimiento obrero y con el empuje del partido comunista, decidió formar una federación que asumiera la defensa de sus intereses. Esta no era otra que la Federación Regional del Trabajo. La dificultad en determinar una fecha cierta de fundación no nos permite establecer , si efectivamente inició actividades cerca de 1921 o se maduró el concepto en los años posteriores hasta la data en que coinciden Bauer y Obando. Según Obando, la Federación celebró dos congresos, en 1926 y en mayo de 1927. Para el Partido Comunista guatemalteco que apenas contaba con cien miembros, el nacimiento de la federación constituía un logro y una muestra de la presión social y política que ejercían sobre el movimiento obrero. Finalmente lograrían la disolución de la COCA.(7)

La FROG, presidida por Obando Sánchez que simultáneamente era el secretario general del PCG, prosiguió con la labor de agitación sindical iniciada por el partido. Promovió huelgas de carpinteros, curtiembres, velas, jabones, vidrios, aurigas y carreteros y ladrilleros. Asumió las celebraciones del Día del Trabajo en las que se expresaban solidaridad tanto con la Revolución Rusa, la lucha de Sandino como con la causa de Sacco y Vanzetti. (Bauer P., 1965:35-36) La federación comunista obtuvo el reconocimiento de la Internacional Sindical Roja y fue invitada al V Congreso Mundial de los Sindicatos Adheridos y Fraternales de la Internacional Sindical Roja, efectuado en Moscú en 1930. A él asistieron Antonio Obando Sánchez y Juan Luis Chigüichón, panificador y dirigente de la Juventud Obrera. (Bauer P.,1965:35-37.Obando,1978:51) En el seno del congreso se implementaron dos reuniones formales de sindicalistas rojos latinoamericanos. La primera reunión trató exclusivamente los problemas de organización en el campo y la segunda el carácter de la revolución en América Latina. Las tesis predominantes fueron que los sindicatos debían limitarse para los proletarios agrícolas y que el tipo de revolución más adecuada para nuestros países era la democrática burguesa (Dalton, 1972:209-213). Estas tesis fueron posteriormente debatidas en los círculos obreros guatemaltecos, llegando a la conclusión “de que estábamos muy atrasados y a la vez muy débiles en organización para arrancar a la clase patronal mejoras efectivas para los trabajadores en general, por lo que era urgente iniciar el trabajo organizativo. Las discusiones fueron muchas, decidiéndose al final que debíamos volcarnos hacia el campo, en donde estaban las masas más explotadas” (Obando,1978:76).

Desde ese momento el partido comunista inició una verdadera labor de agitación de captación de adeptos en las masas campesinas al fomentar las huelgas. Estas comenzaron en las plantaciones cafetaleras del Departamento de San Marcos y pronto se extendieron a otras fincas: “Los sindicatos a los cuales pertenecíamos, de inmediato brindaron su solidaridad a los compañeros en huelga y el apoyo a sus justas demandas; aunque la lucha se desarrollaba lenta, la protesta tomaba impulso... En otras fincas de café, los mozos comenzaron a intervenir y el conjunto de delegaciones colmaba nuestros centros sindicales de la capital” (Obando,1978:77-78). Esta serie de huelgas que posteriormente abarcaron al también precario sector industrial, provocó una fuerte represión gubernamental que incluyó la detención de varios dirigentes sindicales, que fueron liberados como parte de la celebración del Primero de Mayo de 1931, previa petición de la organización sindical oficialista (Obando,1978:77-78).

Mas el trabajo de proselitismo no se limitó a las fronteras nacionales. Varios dirigentes guatemaltecos se dedicaron a fomentar la organización de sindicatos en otros países centroamericanos, fundamentalmente en Honduras y El Salvador. Al respecto Mario Posas indica que, en Honduras se produjo una intensa actividad propagandística por comunistas criollos liderizados por un núcleo de comunistas extranjeros: salvadoreños, mexicanos y guatemaltecos. Este núcleo dirigente editó un volante haciendo un llamado a la huelga general en contra de la United Fruit, lo que dio como resultado la expulsión de Honduras de los comunistas foráneos, entre los que estaban los guatemaltecos Néstor J. Juárez, ex delegado ante el Consejo Consultivo de la COCA, Fernando Cañas, organizador de la Liga Sindical del Norte en Honduras y un tal Renderos y Orellana (Posas,1977:16). Esta actividad evidencia el grado de preparación alcanzado por los comunistas guatemaltecos hasta el punto de constituir junto con los más experimentados del área, núcleos de adoctrinamiento sindical y político.

Como hemos señalado en reiteradas oportunidades, el Partido Comunista de Guatemala no surgió en el seno del movimiento obrero que para la década de los veinte se encontraba en estado embrionario. En todo caso ambos se desarrollaron simultáneamente lo que, a nuestro juicio, dificultaba la adopción por parte del partido de los lineamientos de la Internacional Comunista. No hemos encontrado datos que nos permitan rebatir la idea de que la acción del comunismo guatemalteco haya ido más allá de lograr el paso del mutualismo al sindicalismo y de su propio desarrollo, por lo menos en sus primeros años de vida partidista. No obstante, inició casi al final , una labor de captación de campesinos. No encontramos datos que nos permitan afirmar que este trabajo no tuviera otra intención que lograr su apoyo al rol protagónico del proletariado. No hubo propuestas de resolución del problema de la tierra y se desestimó el alto porcentaje de campesinos indígenas y analfabetas.

El Partido Comunista de Guatemala y su afiliación a la Tercera Internacional

Uno de los objetivos de todo partido comunista era lograr su aceptación en el seno de la Internacional Comunista como sección del partido mundial de los obreros. El PCG por supuesto no escapaba a ello y la admisión por la Internacional significaba el reconocimiento no sólo de su existencia como partido sino de su labor dentro del movimiento sindical. Mas, su aceptación definitiva no ha podido ser precisada, aunque sí sus relaciones (o al menos que seguían de cerca las directrices emanadas de dicho organismo) que se evidenciaban en la creación de secciones de organizaciones vinculadas a la Internacional y en la asistencia a eventos convocados o inspirados por el Comintern.

El partido comunista guatemalteco habría sido aceptado por la Internacional en 1924, según Obando Sánchez, Schlesinger, Mella e incluso las actas de la Conferencia Latinoamericana celebrada en 1929. De acuerdo a Schlesinger, la admisión del PCG por la Tercera Internacional motivó a que éste cambiara su nombre por el de Partido Comunista de Centroamérica, Sección Guatemala. De ser esto cierto ¿a qué se debió el cambio de nombre? (Dalton, 1972:169. Mella, 1978:86). Ahora bien , las actas del V Congreso del Comintern celebrado en 1924 efectivamente señalaban la existencia de una de sus secciones en América Central con cincuenta miembros, pero apuntaban que aún no había sido admitida. Igualmente Caballero afirma que en los archivos por él consultados para la realización de su obra La Internacional Comunista y la Revolución Latinoamericana no encontró evidencia alguna de que el PCG haya sido aceptado por el Comintern. (V Congreso de la Internacional Comunista, 1975:401. Caballero, 1987:91) Balcárcel sostiene que el PCG solicitó su afiliación pero que todavía en 1928 no había sido admitido (Balcárcel, 1985:26). Si efectivamente el PCG no fue aceptado por la Internacional Comunista ¿cómo pudo enviar un representante al VI Congreso de 1928? ¿Iría en calidad de simpatizante? ¿Y cuáles serían las razones por las que no fue admitido? ¿Podría deberse quizás a que no era considerado un partido de masas, idea tan en boga en el V Congreso?.

Otra cuestión que nos suscita curiosidad es el nombre de Partido Comunista de Centroamérica. Según Obando Sánchez el Partido Comunista de Guatemala desde el momento de su fundación ostentaba esta denominación como una sección de Centroamérica. Pero en sus memorias se contradice al afirmar que se llamaba PCG solamente. De ser cierto el nombre de PCC, ¿a qué se debía? ¿a que la Internacional consideraba como un solo país a toda la región centroamericana? ¿o a la Constitución Centroamericana de 1921?. Efectivamente el Comintern en algunos de sus documentos parece referirse a América Central como una sola nación, pero de igual forma lo hace con América del Sur sin que ello se traduzca en la existencia de un solo partido para toda el área. En otros utiliza América del Sur para señalar a los países que no son Estados Unidos y menciona a América Central exceptuando a Panamá a la que engloba en su concepto de Sur América. Es decir, en ocasiones América del Sur comprende a América Central, en otras son dos regiones diferentes.

En todo caso, las distintas denominaciones utilizadas al referirse a Latinoamérica evidenciaban un desconocimiento del área tanto geográfica como cultural lo que no les permitía lograr una definición comprensible acerca de América Latina ni de los países que la integraban por separado. De allí podría explicarse la tendencia a considerarlos en bloques, no muy delimitados, es decir sin una caracterización suficiente –o en algunos casos sin ninguna- que nos permita explicarnos su agrupación. Por otra parte, hasta el momento no hemos encontrado indicios ciertos de que existiera otra sección del Partido Comunista de Centroamérica, ni siquiera en Honduras y El Salvador, los otros dos países signatarios de la constitución de 1921. Demetrio Boesner en su libro Socialismo y Nacionalismo acota lo siguiente:

El partido guatemalteco ‘Unificación Obrera Socialista’ tomó la iniciativa de unificar a todos los núcleos comunistas de América Central en una sola agrupación regional que fue reconocida por la Comintern, y recibió instrucciones de ‘luchar contra la dominación opresiva del imperialismo norteamericano y por la unidad de los movimientos revolucionarios de obreros y campesinos en los países centroamericanos’ (Boesner, 1965:162).

En primer lugar recordemos que, Unificación Obrera Socialista cronológicamente abarca desde 1921 hasta principios de 1922, lo que coincide con la fecha de fundación del PCG o del Partido Comunista de Centroamérica, sección Guatemala, del que sería su antecedente inmediato. Es factible entonces que al disolverse Unificación tomase la iniciativa de transformarse no sólo en un partido comunista a nivel nacional sino regional. Pero lo que llama la atención es que en el resto de los países centroamericanos, la fundación de los respectivos partidos comunistas estuviese tan distante. No sólo de la existencia de la Unificación Obrera sino incluso de la supuesta fecha de aceptación por la Internacional Comunista del PCC, sección Guatemala. A excepción de Honduras, cuyo partido de los obreros data de 1922, el resto de los partidos nacen en 1930 en el caso de El Salvador y en 1931 en el caso de Costa Rica. De ser cierto que estaban integrados en un partido único, ¿por qué aparecen separados en las actas de la Primera Conferencia Latinoamericana y las historias nacionales no hacen mención de esta unión, ni siquiera la de Honduras más próxima cronológicamente a la posible fundación del Partido Comunista de Centroamérica y a cuyo PC ayudó a formar el partido comunista guatemalteco? El constante cambio de nombre así como la diversidad de fechas de los distintos partidos podía deberse a que muchos de ellos lograron existir sólo en el papel, es decir, no pasaron de su fundación formal y no se desarrollaron como partidos, por lo que se “fundaron” una y otra vez. O también a la persecución de la que eran objeto en sus respectivos países.

Mario Posas en su ensayo sobre las sociedades artesanales y el movimiento obrero en Honduras asegura que en 1922 se organizó en ese país la sección hondureña del Partido Comunista Centroamericano. En ese mismo año y con anterioridad se habría fundado la sección guatemalteca. También señala que no sería sino hasta 1927 que se constituiría el Partido Comunista Hondureño, el cual por cierto no asistió a la Primera Conferencia de Buenos Aires. Por su parte, Julio Antonio Mella en una carta titulada “Hacia la Internacional Americana” escrita en la cárcel de La Habana el 2 de diciembre de 1925, expresó que : “El camino está muy adelantado. Existen en América Latina distintas fuerzas que ya aceptan la lucha internacionalista y están afiliadas a internacionales de distinto orden ... los partidos comunistas de México, Argentina, Chile, Brasil, Guatemala y Cuba, afiliados a la Internacional”. (Posas, 1977:18. Mella, 1978: 86) ¿Por qué Mella no menciona entre los partidos de Centroamérica a Honduras? Una posible respuesta es que o bien no existía o no había sido admitido por la Internacional. ¿Por qué se refiere al partido comunista de Guatemala y no al de Centroamérica si efectivamente éste había sido fundado en 1922 y solicitado su afiliación a la IC un año antes de escribirse la carta?

Si se toma como un hecho verdadero que los comunistas guatemaltecos intentaron crear un partido regional y a ello se debe que se autodenominen Partido Comunista de Centroamérica del cual eran su única sección, podría considerarse que al partido a que hace referencia las actas del V Congreso de la IC, era efectivamente el Partido Comunista de Guatemala. Ello confirmaría lo acotado por Balcárcel: había solicitado su admisión a la IC pero les había sido negada o por lo menos no se la habían concedido aún en 1928.

A pesar de que la aceptación definitiva del PCG como sección del partido comunista mundial no ha podido ser precisada, la creación en Guatemala de organismos ligados al comunismo internacional pone de manifiesto que los comunistas guatemaltecos estaban al tanto de las resoluciones de la IC y que efectivamente existían relaciones entre ambos.

De acuerdo a las directrices emanadas de la IC en relación con el Socorro Rojo Internacional dadas en el seno del V Congreso, “los partidos comunistas deben sostener en todos los terrenos al Socorro Rojo Internacional, alentar a la fundación de organizaciones, sucursales y secciones del Socorro Rojo Internacional” (V CIC, 1975: 155). En Guatemala, se creó en 1925, la sección correspondiente con el fin de “desarrollar la solidaridad con las luchas populares y con los revolucionarios que las libraban” (Balcárcel, 1985:26). Por su parte Obando señala que la creación del Socorro Rojo obedeció a que “en la medida que crecía el movimiento de masas ...también crecía el aparato represivo de Orellana y luego de Chacón; por esta razón nos vimos compelidos a organizar un aparato defensivo y a la vez de ayuda para todos los presos y para sus familiares que por represalia también eran encarcelados” (Obando, 1978:49). Esta sección del Socorro Rojo participó como organizador en las movilizaciones obreras que con motivo del 1º de mayo y en apoyo a las causas de Sacco y Vanzetti y Sandino tuvieron lugar en Guatemala. Especial actuación tuvo en la celebración del día del trabajo en 1929 cuando ésta derivó en un enfrentamiento entre obreros y policías con un saldo de varios heridos y setenta presos. Fueron liberados en su mayoría gracias a la intervención del Socorro Rojo Internacional-Sección Guate-mala previa petición de un miembro del partido comunista.

En la conmemoración del día del trabajo de 1929 también participó la sección guatemalteca de la Liga Antiimperialista de las Américas, organizada por Julio Antonio Mella quien con anterioridad había estructurado la sección cubana y luego de su exilio ocupó un alto cargo en la sección mexicana. Mella aprovechó su permanencia en suelo guatemalteco de paso a México para impulsar la sección y editar un folleto en contra de la tesis antiimperialista defendida por Haya de la Torre, que sirvió de sustento a la expansión de la Liga Antiimperialista de las Américas por todo el continente (Mella, 1978:106. Obando, 1978:43). Según Balcárcel, la sección guatemalteca de la Liga se estableció en 1927 “dedicada a impulsar actividades de solidaridad con la causas y luchas populares” (Balcárcel,1985:26).

La asistencia a eventos internacionales

El Partido Comunista de Guatemala a lo largo de su vida política o partidista concurrió a varios eventos internacionales tanto en Latinoamérica como en Europa. La participación en las asambleas y cuerpos gobernantes de la IC, no se ha comprobado aunque el PCG asegura haber asistido a por lo menos una, el VI Congreso. Celebrado en Moscú entre el 17 de julio y el 1º de septiembre de 1928, contó con la presencia de nueve países latinoamericanos. Según Caballero entre ellos no se encontraba Guatemala. Mas el Secretario General del PCG para la fecha alega en sus memorias que a él asistió un delegado guatemalteco, Antonio Cumes, zapatero y militante comunista (Caballero, 1987:69. Obando, 1978:61). Es factible que este delegado haya asistido como observador sin haber sido invitado a participar por el Comintern y por ello no esté registrado en las actas del congreso. O bien que se haya inventado el viaje a Moscú como estrategia que permitía darle cierta relevancia al partido, tomando en cuenta que la asistencia a esos eventos estaba vinculada al grado de importancia que como sección tenía para la IC. Además para ese instante ningún PC centroamericano había hecho acto de presencia en esos eventos.

Ahora bien, si medimos la presencia de Guatemala en los congresos convocados por el Comintern para determinar su grado de importancia –independientemente de su aceptación por la IC- el PCG no tuvo ninguna. De siete congresos efectuados a lo largo de su vida como partido, asistió a uno y ni siquiera está registrado en actas. De todas maneras cabe preguntarse ¿cómo logró el delegado guatemalteco financiar su viaje a Moscú?. Parece poco probable mas no imposible que provenga de las cotizaciones de sus militantes.

Lo que sí ha sido comprobado es su intervención tanto en la constitución de la COSTLA como en la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana. La organización de la Confederación Obrera Sindical de Trabajadores de Latinoamérica (COSTLA) tuvo lugar en mayo de 1929 en Montevideo. Acudieron como delegados de la Federación Regional Obrera de Guatemala los miembros del PC Alfredo Toledo y Luis Villagrán García. La COSTLA tenía como objetivo trazar la táctica y la estrategia a seguir por el movimiento sindical, de acuerdo a las líneas emanadas del VI Congreso de la IC.8 Según Boesner estas líneas apuntaban hacia un rompimiento en las relaciones entre comunistas y los revolucionarios nacionalistas, por lo que los primeros debían abandonar las posiciones que detentaban en el seno de las agrupaciones sindicales mayoritarias y crear organizaciones paralelas (Boesner, 1965:168). Pero, ¿cómo el partido comunista guatemalteco iba a adelantar esta política si justamente la mayor organización sindical existente, la Federación Regional Obrera de Guatemala, había sido creada y controlada por él? Ello significaba que debía recomenzar su labor en el seno del sindicalismo guatemalteco. Nuevamente se pone de manifiesto el desconocimiento que la IC tenía de la realidad latinoamericana y los intentos de los comunistas latinoamericanos de trasladar y aplicar esos erróneos esquemas de análisis y acción a sus respectivos países sin permitirse una reflexión más profunda acerca de las contradicciones y especificidades de América Latina. Por otro lado cabe preguntarse si de haberse efectuado este análisis, en el caso de Guatemala, ¿en qué habría cambiado la visión de la IC? ¿Tomaban en cuenta la opinión de los PC latinoamericanos?

Entre el 1º y el 12 de junio de ese mismo año se celebró en Buenos Aires la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana. Previo a esta reunión el Secretariado Sudamericano de la IC realizó un bosquejo de la situación de América Latina para ser discutido en el seno de la conferencia. Se considera que dicho bosquejo dio por primera vez al Comintern una visión real del proceso revolucionario en la región. De los aproximadamente diez puntos incluidos en la orden del día, tres de ellos fueron los más debatidos. La situación de América Latina a nivel internacional, la lucha antiimperialista y los problemas tácticos de los PC latinoamericanos y por último el problema de las razas en el subcontinente. En esta polémica tomaron parte los dos delegados guatemaltecos Luis Villagrán García apodado “Villalba” y Alfredo Toledo. En realidad Toledo no es mencionado en ninguna de las fuentes consultadas, pero si consideramos que estuvo en mayo junto a Villagrán en Montevideo, la cercanía de ambos eventos tanto territorial como cronológicamente y que las fuentes indican la presencia de dos delegados, es factible que se tratase de él.

Al proponerse el punto de la lucha antimperialista, uno de los representantes guatemaltecos hizo un planteamiento que mostraba los inconvenientes que enfrentaban los comunistas latinoamericanos para seguir las directrices de la IC con respecto a la captación de adeptos para sus sindicatos y el enfrentamiento con el imperialismo norteamericano:

..me parece notar que hay confusión con respecto a la función que desempeña el imperialismo en los países que penetra, y a este respecto quiero hacer presente que en algunos países , los obreros de las empresas imperialistas son mejor tratados que en las nacionales. Estando en estas condiciones, aunque sea muy poco ventajosas con respecto a las nacionales, los obreros y los campesinos nos responden, cuando propagamos el antiimperialismo, que no ven el peligro de tal intervención del imperialismo porque notan que sus condiciones mejoran, aunque sea en pequeña escala, relativamente a la situación anterior” (Parker,1988:53).

A continuación solicitaban que se les explicase a qué obedecía este fenómeno y se les instruyese sobre “cuáles son los argumentos que debemos esgrimir para convencer de lo contrario a los campesinos y obreros que así nos responden” (Parker,1988:52-53).

En vista de esta situación y de que consideraban que en Guatemala las condiciones estaban dadas para el estallido de la revolución, lamentaban que la misma no fuera liderizada por el proletariado (el que evidentemente no estaba preparado) sino por los liberales. Suponemos que Villagrán o Villalba se refería a que en su país las compañías norteamericanas tales como la United Fruit, estaban alarmadas dada la cantidad de huelgas que por mejoras de las condiciones de trabajo habían estallado entre 1927 y 1929 y que, al no ser reprimidas por el gobierno con la misma dureza que en años anteriores permitió el fortalecimiento del movimiento sindical. A esto se sumaba, el enfrentamiento de Sandino con las fuerzas americanas que ocupaban Nicaragua lo que constituía un “mal ejemplo” y la crisis económica mundial que ya se dejaba sentir. Ello hacía de una necesidad imperiosa para Estados Unidos, la existencia de un gobierno de “orden” en Guatemala que sofocara duramente cualquier manifestación “peligrosa”. Pero a pesar del número de huelgas que se produjeron por mejoras laborales, era en las empresas “imperialistas” donde las condiciones eran más elevadas, no sólo en lo referido a salarios, sino al uso de maquinarias que facilitaban el trabajo. De allí que a los obreros les resultaba muy difícil entender que debían luchar contra la empresa que les proporcionaba bienestar, es decir, un nivel de vida más elevado que el resto de los trabajadores guatemaltecos.

Otro de los puntos que originó grandes polémicas fue el del problema de las razas. El peruano Mariátegui hizo un análisis del mismo proponiendo como soluciones, entre otras, la expropiación de la tierra sin indemnización, el reparto de la misma a quienes la cultivan, la creación de sindicatos, de federaciones campesinas, etc. Este punto era de especial importancia para los delegados guatemaltecos ya que la gran mayoría de la población de ese país era indígena y campesina. Uno de los representantes aprobó la tesis de Mariátegui y agregó que en la labor propagandística a nivel de campesinos indígenas había que tomar en consideración la necesidad de contrarrestar y neutralizar la propaganda clerical (Anderle,1985:189).

Organización del PCG

La escasa información que poseemos no nos permite reconstruir la organización interna del partido, ni aportar datos tales como quienes fueron los secretarios generales, quienes integraban y que labores hacían los burós, si se reunieron los congresos o si produjeron algún material escrito sobre equis asunto. Sólo podemos suponer que la misma respondía a los parámetros establecidos para todo partido de esa índole. Por ejemplo, la incorporación de militantes se hacía siguiendo un protocolo común. Veamos la descripción que de su propia ingreso hace Obando:

Con invitación expresa, sellada y firmada con el emblema de la hoz y el martillo me citaron para incorporarme...concurrí a la hora prevista, dos amigos que me apadrinaron dieron informe de mi conducta y todo lo que de mi sabían y pidieron se me leyera la línea política y la DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS QUE EL PARTIDO SUSTENTABA. Concluida la ceremonia se me preguntó si era mi voluntad ingresar ya o más tarde al Partido... Acto seguido el Secretario General me tomó el juramento de ser fiel a la clase obrera (Obando, 1978: 43-44).

Los militantes del partido pasaban por un proceso de capacitación y estudios que les permitía adquirir las herramientas indispensables para cumplir con la doctrina comunista y su labor dentro de los sindicatos. Esto, incluía largas sesiones de estudios y análisis de la literatura soviética, cursos de oratoria y agitación de masas, uso de máquinas de escribir. Así como la discusión y posterior toma de posiciones ante determinados hechos políticos que afectaran la opinión pública guatemalteca. Como en efecto lo fue el anuncio de que el gobierno de Orellana contraería un empréstito con Estados Unidos. El secretariado del PC convocó una junta de emergencia para determinar las acciones a ejercer, ésta no llegó a celebrarse pues los asistentes fueron detenidos (Obando, 1978: 43-44). No obstante podemos deducir, a partir de la participación en discusiones internacionales, que en el seno del partido fueron debatidos ciertos temas vitales. Como por ejemplo: la falta de preparación del proletariado guatemalteco para encabezar la revolución y las dificultades en propagar las tesis antiimperialistas.

Una práctica común dentro de la organización del partido era que sus miembros eran al mismo tiempo dirigentes de otras instituciones vinculadas al movimiento comunista mundial. Tal fue el caso de Antonio Obando: Secretario General del PCG, organizador de la Liga Antiimperialista, del Socorro Rojo, de la Juventud Comunista y presidente de la Federación Obrera Regional de Guatemala.

El PCG inició sus actividades en Ciudad de Guatemala, extendiéndose posteriormente a Quetzaltenango, Escuintla y Juliapa. Su primer periódico El Comunista, editado el mismo año de su fundación, fue rápidamente clausurado por el gobierno. La misma suerte corrieron Nuestra Palabra y Vanguardia Proletaria. Este último publicado en 1925 con un tiraje de 1000 ejemplares.

El ocaso del partido

En diciembre de 1931, tuvo lugar un golpe de estado en El Salvador que tuvo nefastas consecuencias para los comunistas y el movimiento obrero guatemalteco. Los sucesos salvadoreños que culminarían con el fusilamiento de Agustín Farabundo Martí, originaron una fuerte represión por parte del gobierno de Jorge Ubico. Ubico que llegó al poder en ese mismo año, vinculó el movimiento salvadoreño con el proceso huelguístico vivido en Guatemala, atribuyéndole el formar parte de una conjura internacional:

...el gobierno del General Ubico ha descubierto la existencia de fuertes brotes comunistas que amenazan cambiar el orden constituido. Desde hace algún tiempo circulan hojas sueltas clandestinamente, de carácter incendiario. Se excitaba a la rebelión. No se sabía de donde procedían, pero su carácter disolvente daba a entender su procedencia. Algunas de ellas aparecían respaldadas con la firma del Partido Comunista de Guatemala (Posas, 1977:87-89).

Continúa la nota de prensa de un diario salvadoreño, reproducida por Mario Posas, detallando la forma de organización del PCG:

Se ha descubierto que el comunismo tiene en Guatemala una organización semejante a la de las sociedades secretas de los tiempos medioevales. Se comunican siempre verbalmente, y no celebran reuniones de ninguna clase. Se entienden de dos en dos y de esa manera están acordes en sus determi-naciones. Ocho comunistas han sido captu-rados y así se ha logrado averiguar sus trabajos llevados a la sombra (Posas, 1978:87-89).

Estos ocho comunistas eran: Alberto del Pinal, Juan Luis Chigüichón, Luis Villagrán García, Antonio Obando Sánchez, Miguel Angel Vásquez, Antonio Cumes, Juan Pablo Wainwrigth y Bernardo Gaytán. Todos fueron inicialmente condenados a muerte, pero gracias a la “benevolencia” de Ubico se les conmutó la pena por quince años de prisión a los seis primeros. Wainwrigth y Gaytán fueron fusilados en febrero de 1932.

Con la prisión de estos miembros del Partido Comunista de Guatemala, y a pesar del auge alcanzado por el partido y por el movimiento obrero, el gobierno logró su desarticulación. Además prohibió los sindicatos y sólo permitió la existencia de sociedades mutualistas como forma de agrupación de los trabajadores. El Partido comunista, al igual que los sindicatos, no volvería a organizarse sino hasta el triunfo de la llamada “revolución de octubre” en 1944.

Conclusiones

El Partido Comunista de Guatemala, contrario a lo expuesto por la historiografía tradicional guatemalteca, fue fundado en la década de 1920, y se desarrolló como tal hasta su desarticulación por el gobierno de Ubico en 1932. Allí se sentaron las bases para lo que a partir de la revolución de 1944, sería el Partido Guatemalteco del Trabajo soporte fundamental del régimen de Jacobo Arbenz.

A pesar de la creación de organismos relacionados con la Internacional y la asistencia a eventos internacionales, el Partido Comunista de Guatemala no fue reconocido como una de sus secciones. ¿Cuál fue la razón? El partido cumplía con uno de los requisitos funda-mentales como era el tener como núcleo dirigente a obreros (otros reconocidos no lo estaban), es decir era un partido bolchevique. Si bien no era un partido con un gran número de militantes tampoco lo fueron otros admitidos. Si bien no realizaron congresos nacionales lo que pudo deberse a las precarias condiciones económicas no sólo de sus militantes sino del país y a su carácter de ilegal, tampoco lo hicieron en otros países. En cambio realizaron un trabajo en el área sindical que significó el desarrollo del movimiento obrero guatemalteco con todas sus limitaciones. Constituyeron un factor de perturbación política para el régimen que se demostraría con su descabezamiento en la década de los treinta.

El Partido Comunista de Guatemala, nació, se desarrolló siguiendo el ejemplo y las directrices de la Tercera Internacional y no logró su reconocimiento. Fue una sección del partido mundial de los obreros a pesar de la Internacional.

 

Bibliografía

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NOTAS

1 La United Fruit Company, la International Railways of Central America (IRCA) y la Electric Bond and Share Company comenzaron a operar en Guatemala para esta época.

2 José Luis Balcárcel. “El movimiento obrero en Guatemala”, p. 13. En 1922, el gobierno de Guatemala le dio a la delegación que viajaría a Honduras al III Congreso Centroamericano de Obreros, la cantidad de mil dólares. Mario Posas. Las sociedades artesanales y los orígenes del movimiento obrero hondureño, pp. 16-17. Ver además en Alfonso Bauer P. Catalogación de Leyes y Decretos de Guatemala, p. 26 y ss. Una lista de todas la ayudas recibidas por las mutualidades desde 1914.

3 En 1920, Estrada promulgó una ley antibolchevique que prohibía cualquier manifestación a favor de la revolución rusa.

4 Roque Dalton. Miguel Mármol. p. 181. Ronald Schneider en Communism in Guatemala, p. 56, asegura que Mármol es uno de los fundadores de Unificación Obrera y a su vez cita como fuente a Robert Alexander. Communism in Latin America.

5 La III Internacional Comunista era el partido comunista mundial con sus respectivas secciones nacionales , que según la concepción de Lenin, tenía como objetivos la dictadura del proletariado y la expansión del poder soviético.

6 Roque Dalton. Ob. Cit, pp. 143-145. Mármol señala que Obando y Chiguichón, comunistas guatemaltecos, hacían frecuentes viajes a El Salvador. Asimismo indica que Jorge Fernández Anaya del PCM visitaba Centroamérica como emisario de la Internacional Comunista. Julio Mella en su breve estadía en Guatemala se encontró con dos dirigentes del PCM: Esteban Pavletich y un tal Terreros o Terceros, ambos de origen peruano, Julio A. Mella. Escritos Revolucionarios, p. 106. Antonio Obando S. ratifica en sus Memorias el intercambio de dirigentes entre Guatemala y México, p. 50. Manuel Caballero. La Internacional Comunista y la Revolución Latinoamericana, pp. 90-91.

7 José L. Balcárcel. “Movimiento obrero en Guatemala”, pp. 24-25. Alfonso Bauer Paíz en su obra Catalogación de Leyes y Disposiciones de Guatemala, pp. 45-46, señala que la FROG nació como respuesta al decreto 914 del año 1926 que prohibía el derecho a huelga. José L Balcárcel en su artículo “La Primera celebración del día del Trabajo”, p. 174, acota que la Federación Regional se constituyó en contraposición a la Federación Obrera para Protección... y en su ensayo “El movimiento obrero en Guatemala” señala que la FROG se fundó como respuesta organizada de la clase obrera frente a las posiciones mediatizadoras. Antonio Obando Sánchez da como fecha de fundación 1926. Memorias , p. 41.

8 Antonio Obando S. Memorias, p, 51. El nombre de esta organización varía en la medida en que se consultan diversos autores. Obando la llama Central Sindical Latinoamericana de los sindicatos. Boesner Confederación Sindical Latinoamericana, en Ob. Cit, p, 167. G. D. H. Cole, Confederación de Sindicatos de América Latina en Historia del pensamiento socialista, T. VI, p. 271. La escogencia de COSTLA fue hecha arbitrariamente, así aparece denominada por José L. Barcárcel en “Movimiento obrero en Guatemala”, p. 27.

 

 

 

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