Por Carlos A. Abarca V.

La formación de la guerrilla guatemalteca no fue resultado de un movimiento social popular. Entonces había la convicción de que el agente y protagonista revolucionario no era el pueblo explotado, en sí mismo, sino un conglomerado de fuerzas sociales descontentas, que a la antigua usanza de los golpes de Estado, daban sustento social a caudillos y líderes militares.

El ejército era apreciado como gendarme de los valores patrios y nacionales, defensor del pueblo frente los abusos de gobierno, garante del cumplimiento de objetivos mínimos de acierto democrático y una institución elitista que promovía alguna movilidad social. Por ello, en los momentos de crisis gubernamentales, en el Ejército surgían grupos heterogéneos y hasta contradictorios, tal como ocurrió en Guatemala los días 11 y 12 de noviembre de 1960.

Algunos oficiales se habían involucrado en la corrupción a la que el Presidente Ydígoras los atraía y toleraba. Muchos militares de campo veían con indignación el entrenamiento de la fuerza cubana anticastrista en la finca Helvetia (Retalhuleu), propiedad de Roberto Alejos. La mayoría consideraba que los disturbios callejeros eran indicadores del deterioro e impopularidad del gobierno y que debían ser reprimidos y controlados en nombre del orden, el respeto a la propiedad, la autoridad, las leyes y por el derecho de Estado al uso de la violencia.

Las diferentes corrientes militares se venían organizando desde tiempo atrás. La más numerosa, que se hacía llamar Compañía de los Niños de Jesús, nucleaba a oficiales del Ejército interesados en discutir la situación política y económica del país; también operaba la Compañía de Caballeros Cadetes de la Escuela Politécnica. Otro grupo de oficiales del Cuartel General estaban dirigidos por el coronel Carlos Paz Tejada, quien se encontraba de baja y era ubicado políticamente más a la izquierda. El tercer grupo lo formaban oficiales que, como los cadetes, habían participado en los sucesos del 2 de agosto.

El 12 de noviembre fueron dados de baja el coronel Herrera Martínez y el capitán César Augusto Silva Girón. Ese mismo día se decidió iniciar el levantamiento en las horas siguientes con la toma del Cuartel General; pero de los 55 oficiales involucrados sólo se presentaron cinco y a la sublevación le faltó coordinación.

El alzamiento del 13 de noviembre fue un movimiento nacionalista y anti imperialista que en el curso de la lucha devino en agrarista y socialista. Entre los rasgos originales de la guerrilla guatemalteca, reaparece la idea del socialismo como horizonte alcanzable. En esa fase sus referencias e influencias eran las revoluciones china, cubana, vietnamita y las guerras anticoloniales.

En el “Manifiesto del 13 de Noviembre” llaman a “instaurar un régimen de justicia social, en que la riqueza sea de quienes trabajan y no de los explotadores, hambreadores del pueblo y de los gringos imperialistas”. El subteniente Luis Trejo Esquivel preparó el sometimiento del cuartel de Zacapa, pero no hubo suficiente coordinación con Jutiapa y El Quiché. Hizo falta una figura militar unificadora. Las bases de Puerto Barrios y Zacapa quedaron aisladas.

Ydígoras neutralizó la fuerza aérea “mostrando a los pilotos cheques (falsos) girados por Fidel Castro a los oficiales del alzamiento por la suma de US$1.0 millón…La fuerza aérea no se sumó a la rebelión, pero se negó a actuar contra los insurrectos. Entonces intervino la flota aérea norteamericana compuesta por 76 bombarderos B-26 y C-46, flotilla que superaba la fuerza aérea de toda Centroamérica”. La tarde del 17 de noviembre el ejército ocupó Puerto Barrios.

Muchos soldados se entregaron; la mayoría se escondió y varios se dispersaron hacia Honduras, El Salvador y México. Unos 70 oficiales, sargentos y soldados se exiliaron. Los de Honduras, unos 45, siguieron conspirando. A partir de ahí, la convicción revolucionaria dejó de ser una preocupación del Ejército y devino bandera guerrillera. Los políticos confabularon y pidieron a los ex militares, no actuar, pues esperaban un golpe de Estado por parte de otra facción del Ejército.

El 29 de abril de 1961 hubo una refriega entre militares y la policía judicial, que fue el primer choque armado. El 10 de julio hubo otro tiroteo con las fuerzas de seguridad en el que murió el teniente Alejandro de León Aragón, uno de los líderes del grupo. De México recibieron apoyos de un grupo de militares nacionalistas, de tradición cardenista, ligados a una corriente del trotskismo latinoamericano, cuyo núcleo teórico y práctico arraigaba en la revolución anticolonial de esos años. Los rebeldes entablaron relación con el PGT y se vislumbró una nueva etapa.

Entre el 17 de noviembre del 60 -el fracaso de la rebelión militar- el 26 de febrero de 1962 fecha de la fundación del MR-13 y el 7 de febrero de 1963, fecha de la creación de las FAR bajo el mando militar de Yon Sosa, se vivió un lapso de inestabilidad dentro del ejército, el gobierno, los partidos políticos, el movimiento estudiantil, los grupos rebeldes y sectores de la sociedad civil.

En esos dos años y tres meses surgieron agrupaciones de estudiantes como El Fuego, la AEU de la USAC, el movimiento estudiantil 12 de noviembre, el M-12 de abril y el destacamento militar 20 de octubre del PGT, fuerzas que dieron base a la formación del MR-13 al mando de Yon Sosa. A la vez, en febrero de 1963 el MR-13 formó tres frentes guerrilleros: el Frente Alaric Bennet a cargo de Yon Sosa, el Frente Moisés Quiló y el Frente Las Granadillas. http://www.redalyc.org/html/286/28630121002/

“En aquel tiempo —relata Yon Sosa— ninguno de los elementos teníamos una ideología definida. El MR-13 se concentró en acumular armas y explosivos, tomar contacto con el Partido Guatemalteco del Trabajo (comunista), con dirigentes estudiantiles y con grupos de campesinos, y llevó a cabo varias acciones armadas en las ciudades…Con una gran desorientación política y de perspectiva de lucha se contempló tomar la base militar de Zacapa, armar al pueblo y repetir un 13 de Noviembre sin los errores cometidos en esa oportunidad.” http://www.ruinasdigitales.com/cristianismoyrevolucion/cyrguatemalavencer0morir1010/

“Sin embargo, esas acciones crearon el ambiente para las insurrecciones de marzo y abril de 1962. Se pasa de las protestas a las manifestaciones públicas, de ahí a las huelgas y mítines callejeros, al sabotaje, las barricadas y la violencia armada. El movimiento social rebasó las organizaciones políticas. El gobierno se tambaleó y perdió el control de la capital en repetidas ocasiones; al final impuso un gabinete militar y convirtió al coronel Enrique Peralta Azurdia en el hombre fuerte del régimen.

Las luchas de marzo precipitaron los sucesos armados. Los destacamentos del MR-13, instalados desde febrero en la Sierra de las Minas, volvieron a la capital a incorporarse a la lucha de masas. El PGT instaló dos frentes guerrilleros para presionar al gobierno y obligarlo a negociar su renuncia desde una posición de fuerza. Ambos frentes fueron destruidos.

Marzo y abril dejaron como saldo positivo una gran experiencia de lucha en las masas del pueblo y el encuentro de los distintos grupos de rebeldes. Con la creación de las FAR y con participación del MR-13, el PGT y el MR-12 de Abril, estudiantil, se propuso desarrollar la lucha guerrillera y abrir tres frentes. Aniquilado uno de ellos por luchas intestinas subsisten el comandado por Yon Sosa, instalado en enero de 1963, y el dirigido por Turcios Lima que se establece en noviembre. Se crearon además las zonas de resistencia.

Frente al nuevo auge del movimiento armado se implanta la dictadura de Peralta Azurdia. La represión llevó al PGT a separar su aparato político del militar e impulsar un frente, con “personalidades progresistas” que nunca se propusieron  la lucha armada. El PGT separó de hecho la dirección del partido de la dirección real de la guerra. Con ello se fue entregando la responsabilidad de esas tareas a elementos trotskistas. El PGT aceptó ese acuerdo que prestigió a los trotskistas y les posibilitó una creciente influencia en la orientación de los frentes.

Una vez ubicados éstos en la dirección del MR-13 asignaron a la guerrilla el papel secundario de estímulo a las luchas político-gremiales. Propusieron como fundamental la creación del “poder dual” a través de la toma de fábricas y tierras, dando una batalla exclusivamente en el campo económico, hasta que el estallido de la guerra nuclear en el orden mundial creara las condiciones apropiadas para la insurrección espontánea de las masas…”

Estos hechos generaron una crisis ideológica. Surgió una diferencia entre el Frente Guerrillero Alejandro de León, dirigido por el MR-13, cuyo jefe era Yon Sosa, y el Frente Guerrillero Edgar Ibarra creado en enero del 65al mando de Turcios Lima, el cual planteó la unidad de todas las fuerzas armadas sobre la base de la lucha armada revolucionaria y la expulsión de los trotskistas.

El enfrentamiento culminó, en marzo de 1965, con el alejamiento de Turcios Lima del MR-13 y la dirección de las operaciones militares de las FAR, en forma separada. En esa misma fecha, después de la convención guerrillera en el campamento Las Orquídeas, Yon Sosa rompió con los otros grupos del MR-13. El grupo de Yon Sosa retomó el nombre de Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre, como segundo al mando se encontraba el ex-coronel Augusto Vicente Loarca, muerto en julio de 1965 durante una ofensiva gubernamental.

Con esta nueva división del movimiento armado los focos guerrilleros se debilitaron. El grupo estaba compuesto por unos 60 combatientes; su radio de acción se concentró en el departamento de Zacapa con bases de apoyo en Izabal y las Verapaces. El aislamiento de la guerrilla, del Frente Alejandro de León, los condujo hacia la guerrilla urbana con algunas acciones importantes en la capital. La red urbana del nuevo MR-13 apenas existía porque tras la división, la mayoría de sus miembros se encuadró en las FAR. El ejército hizo una nueva incursión en febrero de 1967. Yon Sosa sobrevivió sin apenas realizar acciones militares, salvo algunos atracos a bancos que llevaron a cabo con su pequeña estructura urbana que le permitió continuar la lucha por lo menos hasta finales de 1967.

Entre 1966 y 1970, el nuevo Presidente, Julio César Méndez Montenegro, ordena su liquidación y pone al frente de la base militar de Zacapa al coronel Carlos Arana Osorio (después presidente de la República) En octubre del 66 muere Turcios Lima, acontecimiento que el gobierno aprovecha para reiniciar las hostilidades. La ofensiva tomó al movimiento revolucionario desprevenido y desorganizado, sin unidad y sin mando militar. A mediados de 1967 los frentes rurales habían sido esencialmente destruidos por las fuerzas contrainsurgentes.

Similares métodos de contrainsurgencia se generalizaron después del cambio de gobierno, cuando empezaron a actuar unidades armadas irregulares conocidas como `grupos clandestinos anticomunistas' o `escuadrones de la muerte', organizados por el gobierno. Dichos grupos hicieron detenciones ilegales, torturaron y ejecutaron extrajudicialmente a personas sindicadas de pertenecer o apoyar a la insurgencia.

La contrainsurgencia llegó a operar con 23 grupos entre 1966 y 1970, tanto en la capital como en los Departamentos. Los nombres más conocidos fueron La Mano Blanca, la Nueva Organización Anticomunista NOA, el Consejo Anticomunista de Guatemala CADEG, Ojo por Ojo y Jaguar Justiciero. Se estima que unas 3,000 personas murieron víctimas del terror, durante las campañas antiguerrilleras de 1966 a 1968.

Los grupos irregulares nunca dejaron de operar y durante el primer decenio de su actividad realizaron 13,400 secuestros y asesinatos. La guerrilla desaparece de Zacapa y se traslada a la capital. Por ese tiempo la mayor parte de sus líderes muere. En 1970 sube a la presidencia el general Arana Osorio. Las acciones de la guerrilla son esporádicas y débiles

En esa situación, y ante las elecciones presidenciales, el PGT apoyó a Julio César Méndez Montenegro, postulado por el Partido Revolucionarlo. La lucha interna se hizo intensa. Después de la muerte de Turcios, el ejército lanzó su ofensiva, primero contra el FGEI (Frente Ibarra) y después contra el MR-13. Las tropas gubernamentales demostraron mayor capacidad operativa, ya que destacaron numerosas patrullas en lo más remoto de la montaña donde se ubicaba la guerrilla. Unidades motorizadas se movilizaban en la carretera y mediante comunicaciones radiales buscaban colocar entre dos fuegos a las unidades guerrilleras. http://guiaintecap09.blogspot.com/

En marzo de 1966 se celebraron nuevas elecciones presidenciales. Las FAR decretaron un alto el fuego unilateral a la espera de las reformas democráticas prometidas por Méndez Montenegro. Pero el Ejército continuó con sus redadas y detenciones como las capturas, torturas y la desaparición de 28 dirigentes miembros del PGT, FAR y MR-13, a principios de marzo de 1966. Sería el primer caso de desaparición selectiva forzada de la historia de Latinoamérica. Los hechos nunca se aclararon.

El malestar de las FAR dio lugar al secuestro del secretario de prensa de la Presidencia, Baltasar Morales de la Cruz el 4 de mayo de 1966, operativo en el que morirían su hijo y su chofer. Otros secuestrados fueron el Vicepresidente del Congreso, Héctor Menéndez de la Riva y el Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Romeo Augusto de León, con el objetivo de canjearlos por prisioneros de la guerrilla.

En agosto del 66 ocurrió el mayor golpe a la cúpula de las FAR: su líder murió en un accidente de tráfico cerca de la capital, el 2 de octubre de 1966 a la edad de 25 años. Tras la muerte de Luis Turcios las FAR eran cada vez más autónomas del PGT. A finales de 1966 el Ejército movilizó más de 6.000 soldados con artillería y fuerza aérea sobre la Sierra de las Minas, con bombardeos masivos e incursiones de exterminio. En marzo de 1967 emiten un comunicado que plantea la ruptura definitiva con el PGT. La represión de extrema derecha con los grupos de "escuadrones de la muerte" y la asesoría estadounidense condujo a la pérdida de apoyos entre la población por miedo a colaborar con el grupo armado.

A finales de enero de 1968 el MR-13 y las FAR se reagruparon de nuevo bajo el nombre de Fuerzas Armadas Rebeldes, con Marco Antonio Yon Sosa. Pero esta unión sería muy corta debido a que se seguía debatiendo sobre la forma de llevar a la práctica la lucha armada, sobre todo con los fuertes golpes del Ejército a una guerrilla desorganizada. En la misma fecha, en la capital se privó de la vida a los Agregados Militar y Naval de la Embajada de Estados Unidos, John D. Webber y Ernest Munro, y en agosto de ese mismo año fue asesinado el Embajador del citado país, John Gordon Mein.

Las FAR intentaron abrir un frente en Alta Verapaz para incorporar campesinos, pero fracasaron. En 1969 el comandante Pablo Monsanto quiso abrir otro foco guerrillero, en El Petén, con ramificaciones hacia Alta Verapaz y El Quiché. Este concepto "foquista", al estilo cubano, determinó problemas internos con las consecuentes rupturas, entre ellas la del grupo armado, ORPA, Organización del Pueblo en Armas.

En 1970 el Presidente Julio César Méndez Montenegro fue sucedido por el Coronel Carlos Arana Osorio. Los golpes contra la guerrilla casi acabaron con ella. Muchos guerrilleros estaban en el exilio. Las acciones armadas bajaron de intensidad. A principios de 1970, el MR-13 de Yon Sosa volvió a romper con las FAR. El grupo tenía dos frentes de guerra: el más activo el Frente Urbano "La Resistencia" y el Frente Rural, asentado al sur del Petén.

En la ciudad asestaron golpes como los secuestros del ministro de Asuntos Exteriores, Alberto Fuentes Mohr en febrero, o del diplomático norteamericano Michael Sean Holly, consiguiendo canjearlos por guerrilleros prisioneros, el 6 de marzo. Debido al éxito de los secuestros las FAR procedieron a la captura del embajador alemán, Karl Von Spreti. El nuevo gobierno no aceptó intercambiarlo por 40 guerrilleros; las FAR le dieron muerte y se suspendieron las relaciones diplomáticas entre ambos gobiernos.

Hacia el mes de marzo de 1969, el MR-13 había sufrido muchas bajas en las luchas con los aparatos militares. Yon Sosa intentó levantar sus estructuras y establecer comunicación con un grupo de Cuba que estaba llegando a Chiapas. Marchó a México en un intento de reorganizarse sin la presión del Ejército guatemalteco y tomar contacto con un grupo de jóvenes que estaban llegando a Chiapas, desde Cuba, después de entrenarse para entrar en Guatemala y apoyar a la guerrilla de las FAR.

El grupo fue denunciado por un individuo que los había ayudado a cruzar la frontera. El 18 de mayo de 1970 fue capturado Yon Sosa por el Ejército Mexicano. A pesar de que se identificó con su rango militar, entregó su arma y dinero, la vida no le fue perdonada por quien llegaría a ser el general Casillas. Al día siguiente lo mataron junto a los capitanes Socorro Sical (Fidel Rascacoj Xitumul) y Enrique Cahueque Juárez.

“Están enterrados en el Panteón Municipal de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Siguiendo la Calle Principal del cementerio hacia la puerta del sur, poco antes de llegar, hay que doblar a la izquierda y subir una leve colina… Ahí están las sepulturas de los tres…Los restos de quienes en vida anduvieron casi todas las montañas de Guatemala. http://perso.wanadoo.es/guerrillas/movguerriguatemalamr13.htm

Autorizado por las autoridades militares y del Gobierno de Guatemala, hace 18 años Gearvasio Grajales se hizo cargo de los cadáveres. “Pago de su peculio la perpetuidad y mandó construir las camas de sus sepulturas…y el epitafio: Murió por un ideal”. Los versos de Omar Oliva en su memoria reflejan el espíritu popular que acompañó la vida de Yon Sosa:

“Un conejo salta entre los matorrales

¿Cómo es en apariencia?

Gris es su pelaje

Y es hermoso

Y largas son sus orejas.

¿Cómo se ven sus ojos?

Es rojo el fuego de su mirada

Y anda como jorobado

el Conejo”

OmarOliva

http://www.prensalibre.com/gestas-revolucionarias

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