Por Maximiliano Cavalera

Este 1 de mayo conmemoramos a los mártires de Chicago, pero al mismo tiempo en el Partido Socialista Centroamericano, rescatamos y conmemoramos una fecha olvidada para los historiadores burgueses. Fue un primero de mayo de 1857 cuando los filibusteros norteamericanos comandados por William Walker fueron expulsados de Centroamérica. La llamada Guerra Nacional fue la lucha contra el naciente imperialismo norteamericano y sus deseos de expansión en su patio trasero. En los hechos todos los ejércitos de la nación Centroamericana viajaron a Nicaragua y lucharon contra la amenaza imperialista, logrando expulsar a los filibusteros.

Al terminar la gesta cada uno de los ejércitos y sus generales regresaron a sus Estados y engavetaron la idea de la nación centroamericana como un viejo espejismo que debía solo estar plasmada en pequeños párrafos de las constituciones de los 5 hijos abortados por las oligarquías y burguesías centroamericanas. En este mes de Mayo conmemoramos y recordamos la gesta de aquellos patriotas que lucharon por expulsar a los filibusteros de nuestra Centroamérica. No solo a los generales, sino a los campesinos, indios flecheros y trabajadores que engrosaron las filas del ejercito centroamericano expulsando a los invasores.

La Ruta del Tránsito

Con las elecciones de 1854, en que el caudillo conservador Fruto Chamorro se reeligió presidente y fue acusado por las fuerzas liberales de León de amañar las elecciones e intimidar a la oposición, se desató una nueva guerra civil entre liberales y conservadores. En medio de la guerra los liberales decidieron a contratar la ayuda de mercenarios norteamericanos. El contrato se le conoce como el Tratado Byron Cole-Castellón y fue así como llegaron los primeros filibusteros a tierras centroamericanas. En esa época Nicaragua tenía un papel preponderante para el comercio con los Estados Unidos debido a la fiebre del oro en California, la Ruta del Tránsito constituía una vía segura y rápida para llegar al oeste de Estados Unidos, aprovechando el rio San Juan y las vías fluviales. La ruta fue explotada por mucho tiempo por un norteamericano llamado Cornelius Vanderbilt.

El arribo de William Walker

Como producto del acuerdo con los liberales de León, un filibustero llamado William Walker llegó a Nicaragua. Este mercenario: “nació en Nashville, Tennesee, el 8 de Mayo de 1824. Su padre fue James Walker, un Irlandés, y Mary Norvel”. En su juventud participó en incursiones en baja California proclamándola un Estado libre independiente de México. Como era de esperarse su incursión fracasó y regresó a los Estados Unidos. Al pasar los años se embarcó hacia Nicaragua para batallar en la guerra civil entre liberales y conservadores. Luego de una breve incursión en la ciudad sureña de Rivas, logró tomar por sorpresa la cuidad de Granada, en ese momento capital del bando conservador en Nicaragua. Se decidió que Patricio Rivas asumiera temporalmente la presidencia del país y Walker sería “nombrado” jefe del ejército. El caudillo conservador Ponciano Corral ocuparía el Ministerio de Guerra, siendo fusilado unos meses después por descubrirse una carta que éste dirigía en secreto a los generales hondureños Pedro Xatruch y José Santos Guardiola en las que solicitaba su intervención en el conflicto.

Por medio de la Ruta del Tránsito Walker y los filibusteros poco a poco trajeron mercenarios, municiones y pertrechos militares, hasta que se sintió con la fuerza suficiente para declararse presidente de Nicaragua, traicionando a Patricio Rivas: “El 12 de Julio de 1856, en la plaza de Granada, Walker prestó juramento Presidencial, después de haber “ganado” las Elecciones Presidenciales convocadas y organizadas por él mismo.” (Clemente Guido Martínez, La Rendición de William Walker)

Los primeros decretos de Walker como presidente fueron: “Legalizó el uso del idioma inglés. Se estableció el sistema registral de la propiedad inmobiliaria. Se establecieron equivalentes monetarios y se modificó el sistema de impuestos aduanales. Estableció penas para el peón que abandonase sus tareas, durante el término de su contratación; y el 22 de Septiembre (…) legalizó la esclavitud en Nicaragua, abolida por aquél. Creó una nueva bandera: Estrella roja rodeada de cinco puntos” (Ídem)

La Guerra Centroamericana

El 26 de febrero de 1856 Juan Rafael Mora, presidente de Costa Rica, le declaró la guerra a Walker, logrando llegar a Granada, pero siendo diezmado por una epidemia de cólera regresó a su país. La ambición de Walker no se detuvo en querer ser presidente de Nicaragua, proclamó a las 4 vientos que su intención era reconstruir la Federación Centroamericana, pero bajo el esclavismo y su égida. Las oligarquías centroamericanas pegaron el grito al cielo atemorizadas por perder sus tierras, bienes y sus privilegios ante el filibustero invasor.

Pocas veces se menciona, pero la guerra contra los filibusteros nunca se pudo haber ganado sin el apoyo decidido de las fuerzas centroamericanas, que lucharon casi por todo el territorio nicaragüense contra los invasores. Precisamente por eso en Nicaragua se conmemora la batalla de San Jacinto, única batalla en que las fuerzas nicaragüenses lograron ganar sin el apoyo de las tropas centroamericanas. Para el 18 de Julio de 1856 se firmó en Guatemala una convención de liga y alianza avalando a Patricio Rivas como presidente de Nicaragua, quien al mismo tiempo nombró al general Salvadoreño Ramón Belloso como General en Jefe del Ejército de Nicaragua. Inmediatamente después de la firma de la convención tropas hondureñas, salvadoreñas y guatemaltecas reforzaron León para resguardar la ciudad del ataque filibustero.

Las intenciones de los aliados no se harían esperar, marchando sobre Managua. Walker reforzó la ciudad de Masaya, en donde esperaba derrotar a las fuerzas centroamericanas antes que marcharan sobre Granada. Las diferencias en armamentos eran abismales, los mercenarios norteamericanos eran soldados formados en las guerras contra México u otras incursiones militares con armas de repetición y el pico de la tecnología militar de época. En cambio las tropas centroamericanas eran tropas irregulares engrosadas con reclutamientos forzosos de campesinos.

El general Belloso abrió la guerra después de conocer el triunfo en San Jacinto. Planeó atacar Masaya y con tropas alternas de Honduras, Guatemala y Nicaragua atacar Granada, por lo que Walker tuvo que retroceder a Granada y no logró defender Masaya. Al mismo tiempo: “que Belloso marchaba de León hacia Granada, el Congreso costarricense le autorizó el 10 de octubre al Presidente Mora el reanudar la guerra contra Walker, ahora en unión con los aliados centroamericanos.”(Guerra Nacional, Alejandro Bolaños).

La derrota militar de los filibusteros

El cerco comenzaba a cernirse contra Walker y sus filibusteros: “Belloso envió al coronel Félix Ramírez con 300 leoneses de Masaya a Rivas, para distraer la atención de Walker y reforzar a Cañas; Ramírez ocupó Rivas el 30 de octubre tras una ligera escaramuza con el resguardo filibustero” (Ídem) Seguirían las batallas de Masaya en sus dos etapas en donde los filibusteros y las tropas centroamericanas tuvieron un impase, y al mismo tiempo se dieron combates en Granada donde las fuerzas aliadas fueron repelidas. A pesar de que las tropas Aliadas no lograron vencer a Walker en Masaya, dicha batalla marcaría el punto de inflexión.

Después las tropas de Walker quedarían diezmadas: “El hospital se atestó de enfermos y moribundos; las provisiones escaseaban cada vez más y los soldados apenas conseguían algo de comer” (Ídem). El 19 de Noviembre Walker ordenó la salida y quema de Granada. Desde esos días se apertrecharía en el sur del País y defendería la Ruta del Tránsito; esa era su única posibilidad de ganar la guerra. Ese es el momento clave en que se le tenía que dar la estocada, pero desavenencias hicieron que el general Belloso se retirara de los combates y no se le dio la estocada al ya herido Walker.

El general tico José Joaquín Mora tomó la comandancia, al apoderarse de los buques que utilizaban los filibusteros para traer mercenarios y aprovisionarse. La batalla de Rivas sería la última batalla que se dio en tierras nicaragüenses. El general Mora actuó erráticamente y fue repelido en muchas ocasiones, pero la suerte estaba echada, Walker estaba derrotado sin provisiones y acorralado, solo era cuestión de tiempo. La intervención del comodoro Charles Henry Davis, de la corbeta norteamericana St. Mary's, logró que Walker saliera vivo de Nicaragua, pero la indulgencia de los generales centroamericanos es algo que no se puede comprender: “En la última, el 1 de mayo en la mañana, los delegados filibusteros y el comandante de marina Davis firmaron un convenio que el propio Walker suscribió al calce en Rivas ese mismo día. Ni un solo centroamericano firmó el documento. Mora simplemente le envió una carta a Davis, expresándole su aprobación a los términos del convenio” (Ídem)

El 1 de mayo de 1857 los ejércitos centroamericanos derrotaron y expulsaron a las tropas de Walker y sus filibusteros. Sin embargo, el sabor de la victoria es amargo debido a que los generales no solo no llevaron a cabo su misión de derrotar y fusilar a Walker, sino que lo dejaron huir como rata acorralada pero no derrotada. En este mayo celebramos la derrota de los filibusteros, pero la labor sigue siendo derrotar a los modernos filibusteros y sus partidos políticos que venden siempre a los trabajadores centroamericanos al imperialismo. La tarea es la misma, unificar a la patria Centroamericana bajo el socialismo.

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