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Por Carlos Alberto Funez Licona

El día sábado 04 de Julio a las ocho de la mañana ya se encontraba abarrotada la calle enfrente de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN). Toda la chusma, todos los vándalos, toda la escoria de Honduras, de diferentes lugares de la ciudad y lugares aledaños o bien, gente de diferentes departamentos que ya se habían venido para la capital del país; se habían venido a sumar a la resistencia, ¿Cuántos éramos? ¿70,000? ¿100,000? ¿200,000?, alégrate mi hermano explotado, ¡Sí! Éramos más de 400,000 personas, en una radio dijeron que eran más de 500,000 personas, ¿lo crees?, pues créelo pueblo mío, ¿cuándo habíamos visto tanta gente peleando por la misma causa?, Morazán sonríe en su tumba de ver a su pueblo levantado y luchando por tumbar al opresor.

El recorrido fue nuevamente hacia el Boulevard Juan Pablo Segundo y de ahí al aeropuerto donde se suponía que llegaría el presidente depuesto Manuel Zelaya Rosales, la población se va sumando según avanza la marcha, son miles y correntadas de millares los que se unen. Se mantiene la marcha en el aeropuerto hasta después de las dos de la tarde y se convoca para el siguiente día a las ocho nuevamente en la UPN.

Asesinan 5 hondureños que participaban en la marcha

El día domingo a las ocho ya se encuentran millares de personas nuevamente en la calle, enfrente de la UPN, se hace espera hasta las once y se inicia la marcha hacia el oeste por el Boulevard Fuerzas Armadas, el objetivo es sitiar el aeropuerto para esperar al Presidente, ya los medios informan que la calle de Camosa está totalmente acordonada por la policía, lo mismo todas las calles que conducen al aeropuerto. Pero nuevamente la magnitud de la marcha es apoteósica, dar una cifra es complicado, pero somos más de 600,000 personas, ¿que es lo que respiras pueble mío para ir despertando?, ¿ya diferencias el aire de libertad del aire de esclavitud? La población ríe de júbilo de ver tanto hermano junto peleando contra los golpistas, el objetivo inicial es derrocar al gobierno de facto y a todos sus compinches, luego hay que seguir la lucha, porque la lucha de clases no dura un día ni una semana, tampoco es una batalla, es larga, angustiosa y cruel.

Cada vez que se rumora que el presidente llegará pronto la algarabía es unísona, los cordones de policía terminan cediendo ante mar tan inmenso de hondureños, se quitan y la marcha sigue su rumbo. Pero es evidente el aeropuerto totalmente militarizado en todo su perímetro, la gente les grita consignas y les hacen gestos de una forma u otra. Cualquier frase o palabra en contra de los golpistas y en contra de los custodios de la ignominia es valedera, es el desagüe de tanto sentimiento reprimido, es el clamor de la clase que ha sido explotada toda su vida.

Los vendedores ambulantes hacen su feria vendiendo sus productos, la gente espera con paciencia y con alegría. Es cerca de las tres cuando los celulares comienzan a sonar por que los noticieros informan que hay represión en la parte sur del aeropuerto, toda esta calle debe medir cerca de los dos kilómetros, se encuentra llena de hondureños en su totalidad. Nosotros nos encontramos en la entrada principal del aeropuerto, la cola está hacia el norte cerca de Camosa y la punta cerca del anillo periférico hacia el sur. Por eso no escuchamos los tiros, ni las bombas lacrimógenas, ni vemos la gente corriendo, pero las llamadas de familiares o amigos que se encuentran en las casas siguen cayendo para preguntar qué es lo que pasa. No hay forma de avanzar hacia delante para informarse. Luego la unidad de sonido aparece de regreso pidiendo libre la vía, llevan a alguien herido o tal vez muerto, en ese momento no lo sabemos, pasan los minutos se rumora que hubo cinco muertos, que son más de cien heridos los que hay, los medios noticiosos golpistas no informan nada, los que informan son los noticieros internacionales, siguen pasando los minutos y cada vez se menciona que el presidente llegará pronto, la gente no se va y siguen esperando, solo se rumora sobre los muertos y los heridos.

Luego se confirma uno de los muertos, nos enseñan en una fotografía sus sesos saliéndole de la cabeza, ¡los asesinos habían matado un hondureño más! ¿Dónde estaba Custodio el defensor de los derechos humanos? ¿Dónde estaban los fiscales del ministerio público? ¿Dónde estaba el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez? ¿Dónde estaba el pastor evangélico Evelio Reyes? Seguramente todos juntos siguen en los noticieros golpistas justificando el golpe de estado, tal vez se encuentran lamiéndole la mano al amo como si fueran perros falderos, tal vez se encuentran conspirando la nueva forma de reprimir al pueblo hondureño que en este momento está levantado y en pie de lucha.

Tal vez están expiando sus pecados ante el altar, pero esto no detendrá la lucha de resistencia, esto más bien indigna a la población, indigna enormemente y quisiéramos todos tener un fusil para responderles a los asesinos, esto nos llena de más valor y nos da fuerzas para proseguir el camino hacia la victoria.

Cerca de las cinco nos avisan que ya viene Manuel Zelaya con Insulza y D’Escoto, aparece el avión y la gente levanta sus brazos, la gente nuevamente grita consignas y se emociona, en un carro encienden la radio y se escucha al informante que la pista está llena de carros militares, está llena de soldados del ejército, el avión no podrá aterrizar y debe largarse nuevamente, el día a terminado. Se convoca nuevamente para el siguiente día a las 8 de la mañana en la UPN, la población retorna dando insultos a los militares. Por un altavoz se avisa que el toque de queda fue adelantado para las siete de la noche. Ya son las seis de la tarde y la gente comienza a apresurar su paso para llegar a sus casas.

Declarar la huelga general

Hasta ahora la resistencia pacífica solo a sido de plantones y marchas, aún no se ha golpeado la economía empresarial, le exigimos a las centrales obreras que declaren la huelga general como método de lucha y resistencia, a los empleados públicos que se tomen las instalaciones públicas, a los pobladores de los pueblos y otras ciudades que se tomen las carreteras de sus zonas, y a la población en general le hacemos un llamado insurreccional como lo manda la constitución de la república ya que nadie debe obediencia a un gobierno de facto.

Por una constituyente, democrática y popular

Las dirigencias de las centrales obreras, bloque popular, sindicatos, gremios, alcaldías, campesinos, patronatos y la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular deben de iniciar a proponer e impulsar una Asamblea Nacional Constituyente. Este debe ser uno de los objetivos principales en esta lucha inmediatamente después de que se restituya el orden institucional.

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