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¡Los ricos adentro y los pobres afuera!

 

 

 

 

 

Por Carlos Alberto Funez Licona

A las ocho de la mañana ya había un grupo de 200 personas en la Universidad Pedagógica Nacional, la base de la movilización se encuentra más ansiosa por iniciar un día más de resistencia pacífica. La población va llegando en grupos numerosos y los minutos van avanzando. Todos llegan por sus propios medios y con sus propios recursos, ya se encuentran algunos pobladores de las zonas aledañas a la capital. A las nueve ya son muchos los compatriotas que han llegado, tener una idea en ese momento se hace complicado, habrá que esperar a que inicie la movilización para saber qué tantas personas han llegado.

Cerca de las diez inicia la movilización, decidimos esperar la cola para tener una idea de cuántas personas andan, la punta avanza y avanza, nos subimos al puente peatonal de Plaza Miraflores para contemplar la marcha pero la punta se pierde al final de la calle y aun no vemos la cola, la calle es una recta de más de un kilómetro, conduce hacia la casa presidencial, se pasa por Hondutel y luego por Emisoras Unidas (sede de Televicentro, cadena de radios y televisoras cómplices del golpe de estado), ambos se encuentran acordonados por militares del ejército, estos se muestran listos para reprimir con sus bombas lacrimógenas, toletes, rifles, pistolas y los tanques con gas pimienta, pero ya se han preparado grupos de disciplina y estos corren a hacer barreras entrelazándose con los brazos para no permitir que los infiltrados provocadores al servicio de los golpistas vayan a cumplir con su misión. Cuando ven acercarse a alguien con malas intenciones entonces lo detienen, lo calman, lo registran y verifican que no sea un policía infiltrado. Para los que conocen Tegucigalpa y específicamente el Boulevard Miraflores, deben saber que cuando la punta llegaba al Hotel Marriot, cerca de la intersección donde está el semáforo que conduce a la casa presidencial en el Boulevard Juan Pablo Segundo, al mismo tiempo la cola se encontraba exactamente en el puente peatonal de Plaza Miraflores. No eran filas de tres, los comités de disciplina insistían en formar filas de tres, pero era imposible, la calle era abarrotada en su totalidad, la consigna que se repetía una y otra vez era; ¡Noooo soooomos cinco! ¡Noooo soooomos cien! ¡Preeeeensa vendida…cueeeeeeeéntanos bien!

¡Noooo soooomos cinco! ¡Noooo soooomos cien! ¡Preeeeensa vendida…cueeeeeeeéntanos bien!

Si, sonríe y refleja en tu rostro la felicidad de ver despertar a tu pueblo, ¿seríamos veinte mil? ¿Seríamos treinta mil?, no…éramos más de treinta mil personas que habíamos llegado, cada quien por sus propios medios y con sus propios recursos y sobre todo, a pesar de que seguían censurando la libertad de prensa y libre expresión, pero los noticieros mediáticos golpistas no dirían eso en las noticias del día, dirían que solo éramos una turba de delincuentes, dirían cualquier falacia para minimizar la movilización a favor de la restauración del gobierno de Manuel Zelaya Rosales. Al llegar a la Plaza Colprosumah se observa el acordonamiento de toda la orilla por militares, todos listos para reprimir, tienen acordonada toda la parte sur de la casa presidencial, pasamos la plaza y vemos la bocacalle sur que conduce a la presidencial, también está acordonada, pero desde ahí se observa el plantón de los que apoyan al presidente golpista, están dentro de la casa presidencial, se encuentran resguardados por militares del ejército en todas las entradas, hay tanques con gas pimienta listos para lanzárselo al pobre pueblo pobre. Nuevamente los miembros del comité de seguridad se acordonan para no dejar ocasionar disturbios que provoquen a los militares. Es muy notorio en todas las aceras de esa zona los buses, son los buses en que trasladaron a todos los empleados de las empresas privadas, los obligaron a ir, les dieron el día libre con la condición de que se fueran a darle apoyo al gobierno fascista. Sí, que triste verte mí pueblo…toda la vida aplastado por la bota del explotador, toda la vida discriminada, reprimida, explotada y dejada de la mano de Dios. Ellos están adentro con el Dios de Evelio Reyes y el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez, ese Dios que secuestraron desde su existencia misma, pueblo mío; tú estás afuera con el Dios de quién sabe quién, no importa quién te acompañe, solo importa que comienzas a despertar de ese letargo en que te han tenido sometido desde el mismo momento en que te encontraron, si, sonríe hermano mío de la miseria y el dolor, estamos despertando y buscando ese sol de la victoria sin saber si llegaremos al final del camino. Ellos fueron llevados en buses a la casa presidencial, les dieron camisetas, les pagaron 500 lempiras, los tienen dentro de un cordón de seguridad para que no se liberen y se unan a sus hermanos explotados que están afuera, ellos creen que están celebrando adentro y no se dan cuentan que están más presos que los muertos en sus tumbas, no se dan cuenta que los convierten en prisioneros de los golpistas fascistas, y tú pueblo mío, estás afuera bailando, danzando, soportando el sol a veces y a veces la lluvia, pero sonríes de ver que ya somos muchos los que sumamos y emprendemos el camino a la libertad.

Llegan las doce y los de adentro son alimentados por hamburguesas, pizzas y pollos de comidas rápidas, colas para todos y agua en bote, mientras tú pueblo mío; te agarras el estómago saltando y gritando consignas, los labios resecos de la sed y aún sigues alegre gritando y bailando al ritmo de las bandas de los diferentes colegios y de los garífunas. ¡Este es mi pueblo! El que quiso Morazán y por el cual peleó Lempira, por el que siempre sufrió Ramón Amaya Amador.

Después de las doce la marcha sigue hacia las oficinas de la OEA en el Boulevard Morazán, ahí nos plantamos hasta esperar la llegada de Insulza, presidente de dicha organización, a las tres de la tarde se reunirá con los dirigentes populares.

Los vendedores ambulantes de hot dog, agua, tamalitos y baleadas se diluyen entre la multitud vendiendo sus productos. Llegan las tres, luego las cuatro, luego las cinco y los coordinadores despachan a la gente para que no los agarre el toque de queda. La reunión no la han comenzado y la trasladan para un hotel, la multitud se larga a sus casas poco a poco para esperar la mañana siguiente a su presidente.

Sigue la represión

Llegan noticias de todo el país de que no dejan pasar los buses que vienen a apoyar la resistencia, el circo informativo de los noticieros nacionales en su mayoría sigue, ya abrieron radio Globo pero a cada momento cortan la señal, los mismo hacen con los noticieros internacionales y con los programas independientes que sacan alguna opinión ya sea en contra de los golpistas o en pro del presidente destituido. El temor a ser arrestado o secuestrado por el gobierno de facto permanece en la población. En algunos lugares de fuera de la capital han reprimido a los manifestantes, pero ahí no hay noticieros internacionales que transmitan y apenas nos damos cuenta vía celular.

Iniciemos la Huelga General y llamemos a la Insurrección Nacional

Las dirigencias deben llamar a la huelga general para contrarrestar la represión fascista, a través de la movilización revolucionaria, la huelga general, apelando al “derecho a la insurrección” contemplado en la misma Constitución de Honduras. Los compatriotas debemos de seguir generando conciencia en la población para que se sumen a la lucha. No basta el apoyo internacional para alcanzar la victoria en este momento, además, entre más fuerte sea la resistencia y el movimiento popular, más rápido exigiremos una Asamblea Nacional Constituyente amplia, democrática obrero, campesina y popular, para el servicio de las clases más desprotegidas del país y no para beneficiar a las pocas familias que se han adueñado de Honduras.

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