Por Horacio Zambrano Raudales

El martes 7 de marzo se iniciaron una serie de asambleas informativas en las proximidades de los edificios que albergan carreras de Humanidades y Arte y algunas ingenierías. El motivo central de esta socialización fue dar a conocer la arbitrariedad de las autoridades universitarias en el seguimiento de los acuerdos firmados el 28 de julio de 2016; y la pretensión de extender el proceso de elección de la nueva Junta de Dirección Universitaria (JDU) que, por tanto, sería la extensión de rectoría, vicerrectorías y decanaturas de la UNAH.

Objetivos inconclusos

La actual administración de la universidad, afianzados en la 4arta reforma universitaria, quieren perdurar en sus cargos quizá con el pretexto de darle continuidad a proyectos de largo plazo que tienen que ver más con construcciones de varios edificios en toda la Ciudad Universitaria, y no tanto con los cambios favorables en cada unidad académica o carrera. El único obstáculo que podría impedir sus pretensiones lleva el nombre de Movimiento Estudiantil Universitario (MEU), considerándolo como plataforma integral de representación estudiantil. En este sentido no es casual que busquen pactar soluciones que convienen a los dos: la extensión del acuerdo que interesa al movimiento y la reelección de la rectora que les interesa a la mayoría de las autoridades vigentes.

Es necesario que el MEU no se encarrile en direcciones opuestas que le den una imagen de pactistas de la lucha, que se inició por objetivos todavía inconclusos: nuevas normas académicas, representación estudiantil y cese de la criminalización de estudiantes. Las autoridades universitarias quieren desmembrar al movimiento, se aprovechan de los momentos de reflujo para iniciar maniobras de esta naturaleza: ofrecer soluciones aparentes a cambio de males mayores como la reelección de Julieta y todas las actuales autoridades.

¿Cuál es el horizonte que puede seguir el Movimiento Universitario?

No es nada fácil replantearse los objetivos concretos de la lucha del movimiento; parece que se respira derrota cuando se habla de los alcances logrados por el MEU. Lo cierto es que debe recuperarse el discurso integrador de las asociaciones de carrera, poner como punto de agenda los avances y atrasos que se han tenido desde el inicio de la lucha hasta el presente.

No despachar a la ligera, discusiones tan importantes como el papel del movimiento ante el intento de reelección de Julieta y los administrativos. No tener la política de escoger el mal menor. Las autoridades no subestiman el poder de los estudiantes organizados, pero aprovechan los momentos de desencanto para llevar a cabo cambios que pasan inadvertidos por la mayoría de estudiantes. Es momento de empezar la agitación, de informar en asambleas al aire libre, carreras, facultades, etcétera, sobre estos actos sumamente corruptos de extender el periodo de gobierno de la rectora por segunda vez.

Reorganización y lucha

No podemos permitir que las autoridades modifiquen a su gusto y cuando les plazca la ley orgánica de la universidad. Debemos estar alertas de los pasos que den las autoridades, y a la vez tener presente que la corrupción es un motivo suficiente para manifestarnos y condenar nuestra falta de participación en los rumbos de la universidad.

El MEU no debe tampoco centrar su política en la renegociación de los acuerdos. Si bien la bandera de lucha para el 2016 fue la derogación total de las normas académicas, los acuerdos no sentaron un precedente para la consolidación del poder estudiantil a través de las asociaciones estudiantiles. La dirigencia del MEU cerró las discusiones, estrechó los espacios de construcción y no tuvo claridad política al permanecer casi 9 meses en los límites que los propios acuerdos le impusieron. El reforzamiento de la organización por carrera y unidad académica debe ser una prioridad política y estratégica del movimiento estudiantil de a UNAH. La democratización de la UNAH, como eje central del discurso del MEU, debe ser retomado desde la necesidad histórica que los pueblos indígenas, trabajadores, campesinos, etc., puedan esperar y proponer sobre la educación superior.