Por Alejandro Espinoza.

El futbol es sin duda alguna un deporte que exalta pasiones por todo el globo terrestre. Miles de millones de hinchas viven semana a semana los partidos de sus equipos, ya sea nacionales o internacionales, de clubes o de selecciones.

Escape temporal

La pasión generada por este deporte es tan grande que gobiernos, políticos y regímenes han utilizado el futbol para mantenerse en el poder y enajenar a los explotados, al igual que la religión.

La victoria de una selección puede sacar temporalmente de la cruda realidad a los y las trabajadoras pero de la misma manera, una derrota puede hacer que las masas miren de frente su cruda realidad. Es lamentable cuando el deporte deja de ser un elemento de recreación y salud para los pueblos, y se transforma en una herramienta de dominio, o en un lucrativo negocio.

Unos pocos pueden ir a Brasil

Algo parecido ocurre en Honduras. Lastimosamente esto es lo que pasa con nuestra selección nacional. La terrible realidad de miseria y violencia es compensada por la clasificación de la selección en el año 2013 para ir a competir al Mundial que se celebra en Brasil, y la esperanza mal vendida de que se puede hacer un buen papel en dicha gesta deportiva. Pero el colmo llega cuando el “flamante” presidente de la república, con el más alto “fervor patriótico” se va a Brasil a ver el mundial y deja al país en caos con mas de 80 asesinatos por 100 mil habitantes, con una pavorosa crisis económica, una devaluación gradual y sistemática de la moneda y, peor aún, con miles de niños varados en los Estados Unidos.

El futbol es un deporte de masas.

Es sin duda el deporte más popular del mundo, se juega en los cinco continentes, en todos los estratos sociales. Se dice que en la antigüedad se jugaban algunas variantes del futbol por todo el mundo, pero el futbol tal y como lo conocemos fue gestado en Inglaterra en 1863 cuando se funda The Football Association. Por la facilidad en que se jugaba rápidamente se arraigó en el corazón de miles de obreros ingleses, siendo estos los que lo llevaron por el mundo, claro está: la expansión del imperio británico por el mundo significó la expansión del futbol. Hoy por hoy, el futbol dejó de ser simplemente un deporte, para transformarse en una maquinaria de enajenación y hacer dinero. Atrás quedó el romance con que los niños veían el deporte, ahora sirve para vender camisetas, comida rápida, balones, zapatos, toda una industria de miles de millones de dólares.

La clasificación de Honduras

Desde el reaccionario gobierno de Porfirio Lobo Sosa, el pueblo hondureño ha sufrido muchos golpes, se han congelado los salarios, se ha duplicado la deuda del Estado, se han aprobado leyes nefastas como la ley de empleo temporal, solo por poner algunos ejemplos.

¿Inflaron nuestro triunfo del 2013?

La triste realidad solo era compensada por las ilusiones que generaba la selección nacional, que logró clasificar sin desplegar necesariamente un buen futbol. Todavía queda la duda si nuestro triunfo se debió a un mejor desarrollo de la selección o si triunfamos porque el resto de equipos jugaba un futbol mediocre, debido a la debilidad del resto de los equipos de la CONCACAF. Lo único bueno de esta selección se vio en 40 minutos en el Estadio Azteca, pero el resto de la eliminatoria se caracterizo por no tener ideas, no mostrar opciones, con falencias tanto en la delantera, medio campo y hasta en la defensa.

Pero nos vendieron falsas ilusiones. La industria tenía que vender camisas, pelotas, zapatos y el gobierno tenía que exhibir a los jugadores de la selección en sendos comerciales celebrando el mal gobierno de Juan Orlando Hernández. Pero la realidad es contundente y las falsas ilusiones de las masas ya han desaparecido. El imperialismo futbolero francés se encargó de destrozar las ilusiones del pueblo hondureño y dejar a la luz lo que todos sabían a tientas: que el futbol es un deporte bello, pero no compensa la triste realidad en que vivimos y que no podemos vivir eternamente de falsas ilusiones. No hay que ser directivo de la selección nacional para saber lo mal que está el deporte en Honduras, país en donde no se apuesta por procesos. Que contradicción más grande: Juan Orlando Hernández inaugura canchas del Estado en donde los niños tienen que pagar para poder usarlas.

No hay mal que por bien no venga

Ahora regresamos a la realidad. No podemos permitir que sigan jugando con nuestras ilusiones, lamentablemente lo mejor que le puede pasar a Honduras es haber sido eliminado en el mundial, ya no hay mas ilusiones que nos puedan vender para menguar nuestra triste realidad. Ahora bajemos del cielo y retomemos la lucha en contra de la embestida del gobierno de Juan Orlando Hernández contra los y las trabajadoras.

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