Por Aquiles Izaguirre

Desde finales del año pasado el gobierno, a través de la asamblea legislativa creó el marco jurídico que está allanando el camino para la privatización de la ENEE y otras empresas e instituciones del Estado Hondureño. En aquel entonces el presidente del poder legislativo era Juan Orlando Hernández, no es coincidencia que este avalara las leyes que serían fundamentales para su gestión gubernamental. Es decir, esta política no es fortuita, y responde a la necesidad económica que tiene el gobierno de salir del paso de la terrible crisis fiscal que hereda del gobierno anterior, y de paso, abrir al capital nacional, internacional o ambos, el patrimonio del pueblo hondureño, es decir, las empresas del Estado.

Campaña mediática

Como hemos analizado en un artículo anterior, en estos meses hay una campaña mediática apuntando a los problemas que tiene la ENEE de financiamiento y la enorme deuda que tiene el Estado mismo y los empresarios, ambos los más grandes deudores de la empresa estatal. Asimismo, los altos costos que paga el Estado para proveer energía al país, y sobre todo la necesidad de cambiar la matriz energética para generar energía limpia y más “barata”. Pero a pesar de que los medios de comunicación masivos traen a la palestra pública los problemas de la ENEE no lo hacen intentando generar un debate sobre los problemas que tiene la empresa y sobre todo como los solucionamos. Al contrario, la campaña mediática apuntala hacia la venta del ENEE y la necesidad de concesionar a empresas privadas de energía limpia la producción de energía.

Organicemos la defensa del patrimonio del pueblo

Pero la experiencia misma del neoliberalismo nos ha demostrado que la píldora de la privatización no es una solución meritoria, más todavía si se trata de empresas de servicio público, todo lo contrario, al igual que la empresas térmicas que desgarran al Estado con sus precios caníbales, la privatización de la ENEE es la canalización de parte de la empresa privada de los bienes y recursos del pueblo hondureño.

Por ende creemos que solo los sindicatos, trabajadores, estudiantes, asociaciones de defensa de los consumidores y campesinos podremos dar marcha atrás a la venta de las empresas del Estado. Es por esta razón llamamos a la Plataforma de Lucha Sindical para que organice la lucha en contra de la privatización de la ENEE.

Solo los trabajadores organizados y la sociedad en su conjunto pueden revertir la envestida del gobierno de Juan Orlando Hernández. Así es que llamamos a la plataforma para que organice movilizaciones y comience una campaña para revertir la privatización en cada sindicato y organización social del país. La tarea es lograr una lucha unitaria que nos lleve a la defensa del patrimonio del pueblo hondureño en donde todas las organizaciones sociales que se puedan aglutinar tengan participación. Creemos que esta lucha debe ser democrática y partir de las consultas a las bases. Son las bases de las organizaciones, quienes democráticamente deben decidir el rumbo de la lucha y los métodos de lucha a seguir, es decir, solo la democracia asegurara participación activa de la mayoría de la población que está preocupada por la venta de los bienes del pueblo.

Por otra parte, proponemos no solo el rescate de la ENEE, sino la nacionalización de todo el sistema de energía, no podemos permitir que los empresarios se sigan enriqueciendo a costillas de los más pobres del país, quienes casualmente son el sector social con menos mora con la ENEE. Se debe discutir ampliamente el carácter social de las empresas del Estado. Esto nos lleva a discutir la necesidad del control de los trabajadores sobre las empresas. Es necesario aclarar que el control obrero del que hablamos no es de las dirigencias sindicales, sino de los trabajadores, que decidan el rumbo de la empresa desde las bases, es decir a través de asambleas democráticas en donde se pueda erigir un cambio real en la ENEE.

Asimismo, llamamos a los diputados del partido LIBRE a que no solo realicen labores parlamentarias, propias de los partidos tradicionales, les llamamos a que se unan en los esfuerzos para rescatar a la ENEE. Deben dejar esa parálisis parlamentaria en la que se encuentran y trabajar junto a los trabajadores en la lucha en contra de la privatización de los y las trabajadoras.

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