Ham y el bajo aguan

Por José Manuel Flores Arguijo

La lucha de las organizaciones campesinas por tener un pedazo de tierra se ha teñido de sangre, varios son los asesinados por las fuerzas al mando de los terratenientes de la zona del Bajo Aguan (departamento de Colon en la costa atlántica del país) El conflicto en Honduras se da entre 300.000 campesinos sin tierra y tres Reyes de la Tierra: Miguel Facusse, René Morales y Reynaldo Canales  que poseen centenares de miles de hectáreas, se agudiza. Según los Campesinos y documentos del Instituto Nacional Agrario (INA), los terratenientes obtuvieron el derecho de arrendar por un tiempo de tres años las tierras de esta zona. Hay que recordar que los terratenientes son uno de los sectores que apoyaron activamente el Golpe de Estado. Los campesinos están organizados alrededor del Movimiento Unificado Campesino del Aguan (MUCA)

Un poco de historia

La concentración de la tierra en pocas manos es producto de la política de Estado que durante la administración Callejas (partido Nacional) en los inicios de la década de los noventa aprobó la Ley de Modernización Agrícola que derogo la Ley de Reforma Agraria hasta el momento vigente y convirtió la tierra en una mercancía que se podía comprar y vender. Las cooperativas campesinas que fueron beneficiarios de la Reforma Agraria ante el abandono estatal se vieron en la necesidad de vender sus propiedades y estas fueron a quedar en manos de unos pocos terratenientes que se convirtieron en agroexportadores con productos no tradicionales como palma africana, melón, etc.

La lucha por la tierra

Ante la indiferencia del Estado por la situación del sector campesino estos se han visto en la obligación de realizar acciones de recuperación de predios que históricamente fueron suyos. La región en la que ahora hay conflicto fue una  zona beneficiada por la reforma agraria, cuyas tierras pasaron a manos de los terratenientes. Uno de los principales terratenientes del país es Miguel Facusse quien posee mas de 16,000 hectáreas a lo largo y ancho del territorio, cuando la misma Ley de Modernización Agrícola no le permite dicha cantidad. Solo en la zona de conflicto tiene un exceso de más de 4,000 hectáreas según la medición realizada por el Instituto Nacional Agrario y en la que participaron técnicos representantes de dicho terrateniente.

Las Autoridades Agrarias

La violencia desatada en la zona hizo que los personeros del gobierno se hicieran presentes, el mismo Presidente llego a la región prometiendo resolver justamente el conflicto. El ministro Cesar Ham ha manifestado que para resolver el conflicto aplicara la Ley. Los enfrentamientos por los medios de comunicación han sido permanentes entre los terratenientes defendiendo sus propiedades y las autoridades acusándose mutuamente sobre la responsabilidades de la crisis desatada. Miguel Facusse llego a movilizar a todos sus trabajadores hasta la ciudad capital en más de 300 autobuses para presionar por una salida favorable a sus intereses.

La solución beneficia siempre a los mismos

El gobernante actual ha demostrado que no quiere distraerse en conflictos internos, ya que su preocupación principal es lograr el reconocimiento internacional y para ello ha prometido solventar cualquier atisbo de crisis. En el caso agrario pidió al ministro del agro que presentara una salida definitiva al conflicto actual. Recibió representantes de los sectores enfrentados y en un primer momento se planteo el nombramiento de una comisión que investigaría dicha crisis y presentaría una solución. Al parecer la salida es la compra de parte del Estado de 3,000 hectáreas, por un valor de más de 37 millones de dólares, que pasaran a manos de los campesinos organizados.

Si bien la salida favorece a los campesinos sin duda también beneficia a los terratenientes porque con dicha compra legaliza la propiedad que fue obtenida de manera dudosa. En todo caso el Estado debió expropiar sin ninguna indemnización dichas tierras y entregarlas a los campesinos organizados. Igualmente debe favorecer asistencia técnica y crédito para que en el futuro no caigan en la tentación de vender a los mismos terratenientes las tierras recuperadas. Hoy más que nunca se hace necesaria la aprobación de una Ley de Reforma Agraria que resuelva la problemática de la tenencia y la producción de la tierra en el agro.