Por Úrsula Coj

Un mísero aumento del salario mínimo de tan solo 3.75%, aprobó el presidente Morales tras la emisión del Decreto Ejecutivo 297-2017 en los últimos días de diciembre, válido para este año. Como es usual, la decisión última la tomó el gobernante después que, en el seno de la Comisión Nacional de Salario, conformada por representantes de la patronal y algunos sindicatos, éstos no llegaron ponerse de acuerdo.

El aumento para este año fue aún menor que el otorgado por este gobierno para el 2017, que fue de un poco mas del 6 %. Lo que indica claramente que el giro anti-obrero, que de por si era su sello, ahora adquiere mas fuerza. La propuesta del sector sindical era de Q125 diarios para la ciudad, maquilas y exportaciones y Q140 diarios para el campo. El empresariado no presentó ninguna propuesta pues se opuso a todo aumento.

Según Adolfo Lacs Palomo, secretario general de la Federación Sindical de Empleados Bancos y Seguros (FESEBS), el aumento es a todas luces insuficiente ante el costo de la vida. Mientras que Antonio Malouf, presidente del Comité Coordinador de Asociaciones Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF) respaldó la decisión del mandatorio calificándola de técnica y no política aduciendo una desaceleración de las actividades económicas (Prensa Libre 02-01-18).

El gobierno por su parte previamente modificó por medio del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) la metodología para calcular el costo de la Canasta Básica Vital, que se mostró a la baja; esto fue calificado por Lacs como una “argucia” (Ídem).  Morales adujo que en la decisión se tomó en cuenta indicadores como inflación, crecimiento del Producto Interno Bruto y crecimiento de la población, situación que es mencionada en el acuerdo gubernativo (Publinews 29-12-17).

El aumento fue entonces, para actividades agrícolas y no agrícolas: Q11.27 hora diurna ordinaria; Q12.88 hora ordinaria jornada mixta; Q15.03 hora ordinaria nocturna; Q90.16 salario diario; Q2,742.37 salario mensual; Q250.00 bonificación; Q2,992.37 salario total. Mientras que, para la maquila y exportación, adefesio aprobado en el gobierno de la UNE con el fin de beneficiar a estos sectores, quedo así: Q10.30 hora diurna ordinaria; Q11.78 hora ordinaria jornada mixta; Q13.74 hora ordinaria nocturna; Q82.46 salario diario; Q2,508.16 salario mensual; Q250.00 bonificación; Q2,757.16 salario total.

En el caso de la supuesta reducción de la Canasta Básica Vital, en agosto de 2017 fue de Q4 mil 311.90 mientras que la Canasta Básica Ampliada se calculó para ese mes según el INE en Q7 mil 868.43. Sorpresivamente, para noviembre del año pasado la primera se calculó en Q3,475.28; tomando como base una serie de mediciones que calculan los índices de pobreza y de ingresos, que se hacen a base de proyecciones que por la ausencia del Censo Nacional de Población cual se debería haber hecho en 2012, no son totalmente confiables.

Además de introducirse en el costo de la canasta vital una serie de productos industrializados cuyos precios en el mercado, pese a ser bajos, ya en su conjunto son un gasto para el trabajador además de ser dañinos para la salud y afectar la nutrición. Pese a que Marx mostró que, a mayor capacidad de consumo de los obreros, estos consumirán productos que originalmente no estaban en su canasta tradicional llevando la discusión, a determinar cuáles son de consumo vital y cuáles no.

Según funcionarios del Ministerio de Trabajo la decisión final se tomó en consultas con el Banco de Guatemala, que mostró un ritmo inflacionario de 4.67 por ciento, siendo la expectativa de cerrar en el rango de entre el tres y el cinco por ciento para el 2018 (El Periódico 19-01-2018). Además, que la inflación no se genera solamente por un aumento de la masa monetaria.

Sin embargo, los empresarios automáticamente aducen un mayor costo en la elaboración de productos, aumentando su precio sin ningún control o regulación, ni causa técnica. Pues lo que se genera es un mayor consumo de productos de primera necesidad y reflejando la poca capacidad de los capitalistas para responder a la demanda. Y la causa de esto no es la inversión productiva sino el consumo parasitario que se muestra en la poca capacidad instalada de la industria. O sea, un mejoramiento del salario reduce la tasa de ganancias de los burgueses y coadyuva a que pese al desempleo y sub-empleo, la masa laboral de reserva no presione tanto a la baja del precio del salario.

Como PSOCA consideramos que no se debe esperar a fin de año ni dejarlo en pocas manos la discusión del salario mínimo. Las grandes centrales sindicales, CUSG, CGTG, UNSITRAGUA, MISCP, y otras organizaciones populares,  deben iniciar una discusión con los obreros, empleados y asalariados del país y exigir mejoras cada seis meses.