Por Marcial Rivera

“Nadie está por encima de la ley y es la obligación del Estado, respetar y defender los derechos de todos y todas los guatemaltecas, los elementos fundamentales de nuestra propuesta son los tres grandes pactos de acuerdos nacionales, primero: el Pacto por la Paz, la Seguridad y la Justicia con el propósito de generar conciencia en todos los sectores de la sociedad, respecto a los orígenes de la criminalidad y del compromiso que debimos de asumir todos para prevenir el delito” (Fragmento del discurso de toma de posesión de Otto Pérez Molina, 15/01/2012).

La “mano dura”…

No cabe duda que una de las principales promesas, hechas por Otto Fernando Pérez Molina y Roxana Baldetti Elías, candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la república por el Partido Patriota, y quienes se hicieron con el triunfo en las últimas elecciones presidenciales, fue la 'mano dura', aunque con matices un tanto distintos que en la elección anterior, en la que resultó triunfador Álvaro Colom, pero en el fondo se trataba de lo mismo: combatir la violencia y criminalidad por medio de la represión al delito.

Fue precisamente durante la última campaña electoral, a raíz de la propuesta del Partido Patriota en materia de seguridad, cuando el tema se abordó desde distintos puntos de vista en columnas de opinión y medios de comunicación. Se puso en tela de juicio la efectividad de la implementación de dichos planes, a la luz de los fracasos en materia de seguridad que supondrían planes implementados de forma similar en El Salvador y Honduras. En estos países, lejos de atenuar la violencia y criminalidad, dichos planes generaron un incremento desmedido de la violencia en el triángulo norte de Centroamérica, región que posee niveles sobrados de violencia, y que según distintos rankings, se encuentran entre los 6 países más violentos del mundo. Esta lógica en alguna medida refleja también la crisis del capitalismo, sobre todo si se toma en cuenta que ninguno de estos países se encuentra en la actualidad en un conflicto armado interno, o en un conflicto con algún otro país.

Una promesa de brindar seguridad, en un país con niveles elevados de violencia resultaba entonces, atractivo para el electorado y redituable a nivel de marketing político electoral

Difícil tarea de ejercer el periodismo

Guatemala -en particular- es también un país donde ejercer el periodismo de forma coherente, transparente, objetiva o incluso únicamente ejercer el periodismo puede resultar en una profesión tan peligrosa como manejar autobuses del transporte colectivo, en donde se puede como resultado perder la vida misma; de acuerdo a ‘Reporteros sin Frontera’ esta nación centroamericana ocupa el puesto 124 en el ranking mundial.

Los casos de mordaza o censura hacia el ejercicio periodístico en la región no son nuevos y sobran los ejemplos. Habrá que hacer referencia a casos como El Periódico en Guatemala, medio informativo que desde los inicios del actual gobierno, ha dedicado esfuerzos en el ámbito del periodismo investigativo, denunciando los numerosos actos de corrupción cometidos durante la actual administración. En la coyuntura actual en que Guatemala se encuentra a las vísperas de elecciones generales, ejercer el periodismo resulta más peligroso.

¿En manos de quién?

El caso de Danilo López y Federico Salazar, periodistas asesinados frente a la gobernación departamental en Mazatenango, el 10 de marzo, quienes se encontraban cubriendo un evento relacionado con el día internacional de la mujer y además investigaban distintos casos de corrupción, específicamente del alcalde Oscar Lemus, de Mazatenango -gracias a lo que ya habían recibido algunas amenazas- debe servir para comprobar de primera mano, que la labor de fiscalizar el ejercicio del poder político supone el mismísimo riesgo de la muerte, sobre todo en un Estado cuasi fallido como Guatemala. Pero además, para entender que la seguridad no debe estar más en manos del gobierno, sino de la clase trabajadora. Desde el Partido Socialista Centroamericano, consideramos válido exigir justicia por el asesinato de Danilo López y Federico Salazar, pero a su vez, demandar seguridad para el resto de la ciudadanía, que a diario es víctima del flagelo de la violencia, y que pareciera pasar desapercibida por no tratarse de casos ‘emblemáticos’. Exhortamos a la población a movilizarse exigiendo mejores condiciones de seguridad, para la convivencia humana, sí… Para la convivencia humana.

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