Normal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE MicrosoftInternetExplorer4

¿ESTADOS UNIDOS CONSPIRA CONTRA EL GOBIERNO DE COLOM?

 

 

 

 

 

 

Por Armando Tezucun

En estos días el pueblo boliviano enfrenta una violenta ofensiva reaccionaria proveniente de la oligarquía terrateniente, industriales y empresarios que controlan cinco de los nueve departamentos del país. Las turbas fascistas organizadas por los gobernadores (prefectos) de estas provincias asesinaron a docenas de campesinos, tomaron y destruyeron dependencias del gobierno, sedes de ONGs y organizaciones populares y se adueñaron de instalaciones públicas como aeropuertos. Asistimos al intento de dividir el estado boliviano en un país rico controlado por la oligarquía pro-imperialista y un país menos rico con un gobierno nacionalista indigenista partidario de un capitalismo de estado, no neoliberal, “andino”.

La única manera de enfrentar el ataque de la reacción fascista es armar a trabajadores y campesinos y pasar a la ofensiva expropiando las tierras y las empresas en manos de las 100 familias que controlan esta región, cortándoles su poder económico. Es decir, la revolución social se está poniendo a la orden del día para las masas oprimidas bolivianas como solución urgente a los ataques de que es objeto.

Sin embargo, el gobierno de Evo Morales, en vez de convocar al pueblo armado a una contraofensiva decidida, no se cansa de llamar a la calma y al pacifismo a los campesinos agredidos y al diálogo a la oposición, diciendo que no caerá en la provocación de los reaccionarios. No fue sino hasta días después de iniciados los disturbios que expulsó al embajador gringo Goldberg, acusándolo de estar detrás de la conspiración, declaró estado de sitio en la región de Pando, envió al ejército a recuperarla y tomó preso al prefecto Leopoldo Fernández. Posteriormente se acogió a la mediación de los gobiernos burgueses del área, que tienen intereses económicos en la producción boliviana de hidrocarburos, alejándose aún más de una salida revolucionaria al conflicto.

Chávez interviene

El 11 de septiembre, el mismo día que Morales expulsó al embajador gringo, el presidente venezolano Hugo Chávez se solidarizó con el gobierno boliviano y a la vez denunció la existencia de un plan para asesinarlo y darle un golpe de estado por parte de militares con el apoyo de la administración estadounidense. Chávez dio al embajador gringo en Venezuela, Patrick Duddy, 72 horas para marcharse del país. Además acusó al gobierno de George W. Bush de preparar conspiraciones contra los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Paraguay, Nicaragua y, sorprendentemente, Guatemala.

¿El gobierno de Bush contra el de Guatemala?

Según un artículo publicado en el boletín electrónico del Congreso Bolivariano de los Pueblos el 15 de septiembre, firmado por César Sención, el gobierno de Estados Unidos “Montó una conspiración contra el gobierno de Guatemala, donde se espiaba al presidente desde su propio despacho”. Curiosamente, ninguno de los numerosos y serios analistas guatemaltecos que escribieron sobre el episodio de espionaje al gobierno consideró que el gobierno de los USA estuviera detrás del asunto. Ni el propio Colom lo creyó así, tanto que el mandatario afirmó el 12 que solicitaría información a la embajada venezolana sobre las declaraciones de Chávez, pero nunca más ha vuelto a mencionar el tema.

Nuestra postura hacia Bolivia y Venezuela

Como marxistas revolucionarios, estamos por la defensa de los procesos revolucionarios en curso tanto en Bolivia como en Venezuela, contra los ataques de las oligarquías, la burguesía reaccionaria y el imperialismo. En ese sentido, sostenemos que si la coyuntura lo exige, hay que luchar hombro con hombro con los gobiernos de estos países contra la agresión de la derecha. Pero también debemos mantener nuestra independencia y abogaremos por independencia de las clases oprimidas, pues sabemos que, como gobiernos nacionalistas burgueses o pequeño burgueses, no están dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias. El empecinamiento de Evo Morales en apoyarse en las instituciones del estado burgués, en el ejército burgués y en los gobiernos burgueses sudamericanos, en vez de apoyarse en la movilización revolucionaria del pueblo armado, confirma la validez de nuestra postura.

La política de Chávez en Centroamérica

La política chavista de los últimos tiempos ha consistido en aliarse con gobiernos centroamericanos y caribeños que no tienen nada de socialistas ni de revolucionarios. Algunos de estos gobiernos no son ni siquiera nacionalistas, aplican políticas neoliberales y reprimen las luchas populares, como los de Honduras y Guatemala. La afirmación de Chávez de que el gobierno de Bush está conspirando contra el de Guatemala es una falacia que pretende presentar a su nuevo aliado Álvaro Colom como un peligro para los intereses imperialistas: nada más falso.

Mel Zelaya hace el ridículo

La actitud tomada por el presidente hondureño Zelaya, que recién se acaba de sumar al ALBA, no pudo ser más patética. Tratando de calzar en su nueva faceta de “izquierdista”, postergó la entrega de credenciales del nuevo embajador gringo Hugo Llorens, por solidaridad con el gobierno boliviano, pero apresurándose a afirmar que aún es “aliado” de Washington, esperando que no habrían represalias de parte de Estados Unidos “simplemente porque soy solidario con Evo Morales” y “…las relaciones de Honduras con Estados Unidos son entre los pueblos, entre los empresarios, con raíces históricas que nos unen.” (Prensa Libre, 13/9/08). Zelaya fue incapaz de sostener su postura, ante las protestas de la burguesía local y el 15 anunció que en unos días recibiría las credenciales de Llorens.

El reciente coqueteo de Chávez con Rusia (compra de armas, permiso para que dos bombarderos rusos realicen vuelos de entrenamiento, etc.) muestra una vez más que el gobierno venezolano prefiere aliarse con gobiernos burgueses que con los pueblos oprimidos. Las recientes rivalidades entre la Unión Europea y Estados Unidos por un lado, y Rusia por el otro, no significan un retorno a la guerra fría. Rusia ya no es un estado obrero, estamos ante un conflicto entre imperialismos, tal vez el primero desde la Segunda Guerra Mundial. Chávez simplemente se ha aliado a uno de los imperialismos en conflicto, postura que no tiene nada de revolucionaria ni de socialista.

El presidente guatemalteco es objeto de espionaje

La tarde del cuatro de septiembre hubo movimiento soldados en los alrededores del Palacio Nacional y la Casa Presidencial, al punto que corrió el rumor que estábamos ante un golpe de estado.

Se trataba de que Colom confirmó las sospechas que traía desde semanas atrás de que estaba siendo espiado, y fueron encontrados micrófonos y cámaras de video de alta tecnología en sus oficinas, en las de su esposa y en su propia casa de habitación. La primera consecuencia fue la renuncia de Carlos Quintanilla, jefe de la Secretaría de Asuntos Administrativos y Seguridad (SAAS), organismo encargado de la seguridad más cercana al presidente. También fue destituido Gustavo Solano, titular de la Secretaría de Análisis Estratégico (SAE). En lugar de Quintanilla fue nombrado Ricardo Marroquín, fundador de la SAAS cuando ésta sustituyó al Estado Mayor Presidencial en tiempos del ex presidente Alfonso Portillo. Dos días después de giró orden de captura contra Quintanilla y Solano, pero éstos ya se habían fugado y están desaparecidos.

No es la primera vez que presidentes guatemaltecos son víctimas de espionaje en el pasado reciente. Quienes lo hacen con redes ocultas de militares y ex militares especialistas en inteligencia, formadas en la contrainsurgencia durante el conflicto armado interno. Estas redes tienen vínculos con empresas de seguridad privada, con los grupos de poder económico y con el narcotráfico y la delincuencia organizada. Muchos miembros de estos aparatos clandestinos continúan incrustados en organismos del Estado y probablemente venden sus servicios al crimen organizado y corporaciones privadas a quienes les conviene espiar a los gobiernos. La información puede ser usada para chantajear presidentes y funcionarios y doblegarlos a favor de políticas específicas.

Esta vez Colom tiene el mérito de haberse atrevido a denunciar el espionaje y perseguir a dos posibles implicados. Pero es necesario ir más allá. Estos grupos paralelos clandestinos no sólo espían presidentes, sino más grave aún, persiguen y asesinan dirigentes sindicales, populares y trabajadores por los derechos humanos. Es el momento de que el pueblo guatemalteco exija al gobierno aplastar para siempre estos nefastos, herencia de las dictaduras militares sanguinarias. Si los Estados Unidos han aprovechado estas redes para espiar presidentes, será una práctica que traen desde hace años, no porque Colom sea “progresista” o “antiimperialista”.

Hemeroteca

Archivo