Por Mario Carranza

Salvador Cayetano Carpio, mejor conocido como Comandante Marcial, nació el 6 de agosto de 1919, en la ciudad de Santa Tecla. Durante hechos confusos todavía sin aclarase, Carpio falleció el 12 de abril de 1983 en la ciudad de Managua. Alrededor de la muerte de Marcial y de la Comandante Ana María (Mélida Anaya Montes), los enemigos de clase y sus aliados han tejido toda una red de artimañas que buscan ensombrecer la figura de este gran dirigente.

Un obrero, organizador y luchador

Inicialmente Cayetano Carpio, para poder sobrevivir, desde muy joven se desempeñó como aprendiz de zapatero. Fue miembro del Partido Comunista Salvadoreño (PCS), fundador del Comité de Reorganización Obrera Sindical Salvadoreño (CROSS), fue Secretario General de la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños, CGTS. Además fue un gran organizador de luchas obreras; su férrea lucha contra los patronos y el gobierno lo llevó a ser perseguido por el gobierno. Cuando nos referimos a Cayetano Carpio no se puede evitar hablar de su irreprochable trayectoria como un elemento de gran importancia en el proceso revolucionario salvadoreño, fue un gran cuadro revolucionario, y un autodidacta.

De Farabundo a Marcial hacia la integración socialista centroamericana

El Comandante Marcial militó en el Partido Comunista Salvadoreño (PCS), organización política surgida en 1929, en plena consolidación del estalinismo, que nace para luchar por el bienestar de las grandes mayorías, siendo uno de sus grandes fundadores Farabundo Martí, quien imprimió al proceso organizativo un carácter centroamericanista; prueba de ello fue su participación en la creación del Partido Comunista de Centro América, en cuyo espíritu fue fundado hace cinco años, el cuatro de abril, el PSOCA.

Como miembro del PCS Cayetano Carpio cuestiona la composición social de dicha organización manifestando: "El partido comunista y sus cuadros eran fundamentalmente de la pequeña burguesía. Eran cuadros especialmente intelectuales, profesionales, como Dagoberto Marroquín, Tony V. Hidalgo y una serie de licenciados, doctores, estudiantes… muy pocos obreros, algún campesino que había quedado de 1932 y tres o cuatro dirigentes sindicales también de ese año; el predominio era pequeño burgués, de gente posiblemente honesta, tratando de proletarizarse, pero que sencillamente estaban con todas las lacras de su clase."

Cayetano conocía la realidad del PCS y la composición social de esta organización así como sus políticas de claudicación y coexistencia pacífica. Su objetivo de militancia en el PCS era clara, organizar a la clase trabajadora y demás sectores y hacer prevalecer una línea política combativa. Tanto la representación pequeña burguesa como la proletaria coexistían en el interior del PCS, dándose un férreo ataque por parte de los primeros a las políticas combativas de Cayetano. Fue el respaldo dado por una parte de la dirección del PCS en 1969 al gobierno del general Sánchez Hernández en la guerra contra el pueblo hondureño lo que llevaría a Cayetano a romper con el PCS. Como una escala más en la lucha el 1 de Abril de 1970 Marcial fundó las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) Farabundo Martí, rescatando así la gesta de 1932 y la figura de Agustín Farabundo Martí, la cual había sido olvidada por el PCS.

Las FPL, como una organización político-militar adoptan como principal método de lucha la vía armada y como principal estrategia la guerra popular prolongada, en sus inicios fue conformada en su mayoría por obreros y campesinos luego se incorporaron sectores medios, y pequeño burgueses, quienes buscaron hegemonizar la organización.

Superemos la dispersión

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llamamos a rescatar el legado revolucionario del Comandante Marcial, máximo representante y dirigente de la clase trabajadora salvadoreña. A la vez consideramos que debemos hacer un balance histórico de las derrotas sufridas por la clase trabajadora en nuestra lucha por la liberación, debemos aprender las lecciones. Marcial comprendió lo urgente y necesario que era la conformación del Partido Revolucionario que representara a las grandes mayorías. La estrategia guerrillerista, en sus variantes castrista y maoísta, no logró la destrucción del poder burgués e imperialista y la construcción de un nuevo poder basado en los obreros y campesinos. La nueva vanguardia revolucionaria salvadoreña y centroamericana debemos retomar dicha tarea de construir el partido marxista revolucionario que encabece la lucha contra el capitalismo y el imperialismo a partir de la movilización y organización revolucionaria de las masas oprimidas, partido en el cual el PSOCA busca constituirse.